Cuando menos lo esperas, tu vida da un giro y el amor no será la salvación.
¿Dónde queda tu integridad cuando la oscuridad te alcanza?
Caminas, caes, tomas un respiro y miras al frente, siempre al frente porque si volteas, te caes de nuevo.
***
Dos...
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Diciembre 26, 2013.
Aprovechando el lindo día que hacía, Max decidió ir a buscar de una vez por todas el regalo que había pensado para Mía semanas atrás, después de mucho pensarlo y hablarlo con su psicólogo, llegaron a la conclusión de que darle pequeñas responsabilidades podría ser saludable para ella.
—¿Por qué estamos aquí? —Se quejó Ethan removiéndose en el asiento del copiloto.
Max resopló al escucharlo y lo ignoró, aparcó el auto cerca del lugar al que se dirigían y salió sin esperar a Ethan.
Ya Chui lo esperaba junto con Dani fuera del establecimiento.
—¿Estás seguro de esto? —Preguntó su hermano apenas verlo.
—Ya lo he pensado lo suficiente —asintió— Mía quería esto, pero lo tuvimos que aplazar por todo lo que ocurrió, me parece que es un buen momento para ayudarle a despejar —caminó hasta la entrada y el resto de los chicos lo siguieron no muy seguros.
Pasearon por todo lugar, mirando todo lo que tenía para ofrecer, haciendo unos cuantos amigos en el proceso, cuando creyó que había encontrado lo que buscaba, se giró para buscar la aprobación del resto.
—¡Le va a encantar! —exclamó Dani con la mirada enternecida.
Max sonrió seguro de su elección y fue a preparar todo para llevarlo a casa.
—No sé qué tan buena idea puede ser —murmuró Ethan un poco temeroso por la reacción de su prima.
—No seas aguafiestas, le va a gustar —dijo Chui dándole un codazo en las costillas.
Ethan se quejó pero no dijo nada, cuando todo estuvo listo caminaron de vuelta al estacionamiento con el regalo en mano.
—¿Podemos acompañarte? —Preguntó Dani con ojos de perrito.
Max se lo pensó por un momento y terminó asintiendo, no quería arruinar su sorpresa, pero tampoco quería incomodar a Mía estando los dos solos.
Cada quien se dirigió a su auto y se dirigieron a la casa de Max, quien le había pedido el favor a su prima de que se quedara con Mía mientras él salía a hacer unas cosas.
Había estado alejado del trabajo y tuvo que ir a la agencia para ponerse al día con Karen, a quien le pidió que atrasara todos sus compromisos porque quería estar en toda la recuperación de Mía y hasta que ella no mostrara un poco de mejoría al menos física, no pensaba dejarla sola.
Al cabo de una hora aparcaron los dos autos frente a la casa, Chui salió enseguida del auto y le dio la vuelta para abrirle la puerta a Dani, cuando estuvieron frente a Max, lo ayudaron a llevar todas las cosas de su regalo.
—Yo quiero uno así, amor —Se quejó Dani mirando el regalo.
—No podemos tener uno —recordó Chui con lástima tomando las manos de su novia para dejar un beso en ellas.
