Capítulo 84.

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Enero 3, 2014

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Enero 3, 2014.

—Llegó correo, Diabla —anunció Franco entrando a la oficina.

—¿Algo nuevo? —Preguntó ella sin levantar la mirada.

—Cuentas que pagar, un sobre en blanco, sin remitente —Ella lo miró curiosa y extendió la mano para tomar el sobre en blanco.

Sacó el papel que traía dentro y leyó la nota, alzó una ceja y se lo pasó a Franco.

Las cosas están calmadas y la guerra está acabada.

Trato cumplido.

—Kuk está haciendo las cosas bien de su lado —murmuró Franco incrédulo terminando de leer la nota.

—Le falta por aprender, pero mientras mantenga el trato puede hacer lo que quiera —Le restó importancia y siguió separando el dinero.

—Ya los chicos tienen todo listo para el viaje —aviso Franco acercándose a ella.

—Parecen niños de preescolar que van de excursión —Rodó los ojos fastidiada.

Franco se rió al escucharla y le comenzó a masajear los hombros.

—Eres dura con ellos —negó divertido.

—No me gusta que bajen la guardia, están muy confiados —Gruñó masajeando sus sienes para apaciguar la migraña.

Franco se puso a un lado de ella y le extendió su mano, ella dudó un momento pero se la tomó y caminó hasta el sofá, sentándose a un lado de él.

—¿Por qué estás tan irritada estos días? —Preguntó Franco haciendo caricias suaves en sus manos.

—No lo estoy —Negó Diabla con una ceja alzada.

—Ayer casi le sueltas una bala a un novato por no estacionar bien su moto en una práctica —Le recordó Franco incrédulo.

—Son inútiles —bufó.

—¿Yo soy inútil? —Preguntó con tono coqueto acercándose a ella.

—Tú eres mi mano derecha —resopló cortante.

Franco la miró con intensidad, haciendo que Diabla bajara la guardia por un momento.

—Apártate —Le ordenó, pero sin sonar dura, sonando más como súplica.

—Quiero besarte —Ella negó repetidamente e intentó alejarse.

—Conoces las normas —murmuró despacio.

—Por favor —pidió Franco en un hilo de voz muy cerca de sus labios.

Diabla cerró los ojos sopesando su petición, no quería ceder, no quería ser débil, no quería que todos supieran como lastimarla. Pero luego de la cena de año nuevo había quedado con un mal sabor de boca, se sentía sola y miserable, todos parecían felices y enamorados.

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