Capítulo 64.

24 5 0
                                    

Noviembre 20, 2013

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Noviembre 20, 2013.

Oscuro.

Todo estaba muy oscuro, estando ahí no podía saber si era de día o si era de noche, no veía nada más que la luz constante que se asomaba por debajo de la puerta, nunca la apagaban.

Todos los días se repetía lo mismo.

Iba el mismo tipo moreno alto, llevaba comida y me llevaba al baño.

Aunque no sabía si lo hacía todos los días, a veces tardaba más que otras veces en aparecer.

Ese día fue el primer hombre, el de sonrisa siniestra, dijo que había complicaciones y tendríamos que irnos, no dijo cuándo, no dijo a dónde, sólo pidió que no diera problemas en el traslado.

Por el escaso sonido, lo más seguro era que estuviese en una especie de sótano, o alguna casa abandonada cerca del bosque.

No se escuchaban autos, ni motos, ni personas caminando cerca, solo un constante goteo, no sabía si de una llave o algún tubo roto.

Esa vez no había ido el tipo moreno, pero temía que cuando lo hiciera fuera para llevarme de ahí.

Me encontraba asustada por ello, no quería ir a un lugar peor y la verdad, no sabía aún por qué me tenían allí.

No hacían nada conmigo, no sabía si era bueno o malo, pues no sabía qué esperar en esa situación, estaba muy en desventaja.

Mis manos seguían heridas, trataba de lavarlas cuando iba al baño pero tardaban en curar, los amarres seguían allí, no me soltaban más que para comer.

Mis tobillos ardían mucho, tenía la piel al rojo vivo, esas no las había podido curar.

Estaba sucia y ya olía muy mal, incluso yo repudiaba mi propio olor, pero no me dejaban más que hacer pis.

Sempiterno: Que dura siempre, algo que habiendo tenido un principio, no tendrá final.

Así sentía que era eso, empezó esa noche en el auto de Ethan, y no veía nunca su fin o al menos sentía siento entonces.

Tenía miedo de que no pudieran encontrarme, de que me quedara aquí por siempre, de que me hicieran daño.

¿Qué más podía hacer?

Vi la sombra frente a la puerta y me puse alerta de nuevo, ésta fue abierta y dejó ver al tipo moreno, casi no hablaba y evitaba responder a mis insultos, dejé de hacerlo al ver que no se molestaba por nada.

—¿Toca la hora de hacerse cargo del perro? —Solté irónica rodando los ojos.

—Nos vamos —me informo serio.

—¿A dónde? —lo mire curiosa.

—No hagas ruido —murmuró brusco y se acercó a mí con algo oscuro en las manos.

Mundos Alternos ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora