Capítulo 27.

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Agosto 30, 2013

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Agosto 30, 2013.

Ya habían pasado varios días desde el accidente y Diabla seguía sin reaccionar, no salía de su sueño profundo, de manera que todos seguían estando a su lado, esperando que despertara, no sabían qué pasaba, el porqué ella se negaba a volver, pero ahí estaban fieles a su jefa, aunque de ella casi no quedará nada.

-¿Sigue igual? -Preguntó Sofi entrando a la habitación a paso lento.

Ya todos estaban cansados de residir en el hospital, se habían turnado para cuidarla, pero Franco era el único que no cedía, solo iba a cambiarse de ropa y volvía a estar a la par de ella en esa silla incómoda, incluso dormía allí, recostado de la cama.

-Nada que abre sus ojos -respondió él sin despegar la vista de su rostro apacible.

-No puedes seguir aquí Franco, necesitas descansar, ella está bajo cuidado constante, por favor, sal de este hospital, estamos preocupados por ti -suplicó como cada vez que iba a verlo.

Como era esperable, él solo negó con la cabeza y le agarró las manos, frágiles, frías, esperando que se la apretara en algún momento.

-Hasta que Diabla despierte no me voy a mover de aquí Sofi, yo la necesito a ella, con su vibrante personalidad rondando entre nosotros, no aquí, postrada en esa cama, sin ser consciente de nosotros, no me resigno a esto -negó una y otra vez, con una lágrima rodando por su mejilla.

Se negaba a renunciar a su Diabla, a su niña, esa pequeña que tanto amaba y que se había negado a conquistar, él se conformaba con lo que ella le daba y nunca se había arrepentido tanto como en ese momento, necesitaba verla, oírla, besarla, abrazarla y saber que nunca se iría de nuevo.

-Para todos es una situación difícil Franco -refutó con la voz quebrada de verlo así, tan abatido- pero a ella no le gustaría que descuidaramos, el bar, ni el barrio, por estar cuidándola, siempre ha sido muy testaruda y ella se cuida sola, ¿lo recuerdas? -Lo miro con un deje de nostalgia, al recordar las regañinas que les daba por querer cuidarla.

-Por querer cuidarse sola es que está así, debemos cuidarla más, ser más fuertes con ella, está tan metida en que es la jefa y hay que respetarla que pone su vida en peligro sin hacer caso a nadie -gruñó molesto sin perdonarse el permitir que le pasara eso.

-No es tu culpa que ella esté así, ni es nuestra, aunque hubiésemos insistido ella iba a hacer lo que le viniera en gana, así es ella, un ser libre, no podemos contra ello -negó cansada y con las lágrimas al borde.

-Cuando despierte de esto, porque lo hará, ten por seguro que me voy a encargar de cuidarla mejor, un error como este no puede volver a suceder, mi Diabla no puede volver a pasar por algo así -aseguró de forma dura, quitándose las lágrimas con el puño y salió de la habitación para ir por un café.

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