Especial.

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—¡Le dieron! —Gritó Franco desesperado al ver como chocaban a Diabla por un costado

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—¡Le dieron! —Gritó Franco desesperado al ver como chocaban a Diabla por un costado.

—¡Me cago en la madre! —Gruño Sebas corriendo tras Franco.

El cuerpo de seguridad de las carreras, enseguida llamó a una ambulancia y cerró el perímetro sin dejarlos pasar.

—¡Qué es Diabla, coño! —Exclamó Franco desesperado por pasar a verla.

—Franco no puedes pasar, conoces las reglas en estos casos —le recordó Torombolo, quien era el encargado del control de personas.

—Esas reglas no aplican a Diabla —murmuró entre dientes.

—Si está muerta y la tocas te pueden incriminar, si te meten en cana puedes soltar todo y no vamos a arriesgarnos a que le vayan con el chisme de las carreras a los sapos esos, no vamos a pagar por una idiota que no sabe correr —lo miró amenazante para que se alejara.

—Respeto a quien te refieres —advirtió Chuy, llegando a respaldarlo.

—Chicos estamos en frontera, aquí no manda ningún barrio, las reglas son iguales para todos y lo saben, me importa un bledo si es el mismísimo papa, no van a pasar —llegó hablando Caimán, el jefe de las terrazas.

—Caimán, por lo menos dinos si está bien —suplicó Dani, en medio de sollozos.

Él la miró con amor, gesto que no pasó inadvertido para Jesús, quien enseguida la rodeó con sus brazos, para consolarla.

—Si Dani, está viva —respondió con la mirada triste, dejó la mano suspendida en el aire debatiéndose si acercarse o no.

—Caimán, llegaron por ella —anunció Torombolo al ver las ambulancias. 

—Que la lleven al hospital central, yo me hago cargo de todo —le dijo Jesús a Caimán, antes de que se fuera.

Éste asintió con la cabeza y corrió hasta donde había ocurrido el accidente para dar las instrucciones. 

—¿Llamarás a tu papá? —Preguntó Dani con la voz ahogada.

—Si amor, él nos puede ayudar en esto —asintió para tranquilizarla.

Todos comenzaron a llegar para ver qué iban a hacer y en seguida Franco tomó el mando.

—Jesús y Sebas se van en carros separados para que me ayuden a transportar a las chicas, están en una histeria todas, yo voy a pasar primero por Storni y luego los alcanzo, me avisan cualquier cosa —organizó y salió en busca de su auto.

—Ya escucharon al jefe, andando —dijo Sebas, agarrando a las chicas para que lo siguieran. 

Jesús llevó a Dani hasta el coche y le puso el cinturón de seguridad, ella no estaba siendo consciente de lo que estaba pasando, su mente estaba divagando.

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