O51

105 21 4
                                    

     SeokJin masticaba su postre con algo de impotencia. Sentía que la situación había tomado un rumbo inesperado, uno en el que JungKook se reía de él descaradamente. Y, al mismo tiempo, todo parecía estar en su lugar, con su esposo entablando conversación con JiMin y TaeHyung, como si el malentendido que casi los separa para siempre no hubiera sido más que una pequeña incomodidad fácilmente olvidable.

     Tenía que haber algo más.

     Hasta el día anterior, JungKook había estado rebelde, enojado con él y con el mundo, rechazándolo una y otra vez. Incluso para alguien tan amable como su esposo tendría que haber sido un poco más difícil lograr que lo perdonara.

     O tal vez solo era el remordimiento que lo llevaba a temer que hubiera algo más que aún no descubría.

     —Cariño —habló el rubio, como si de repente quisiera cambiar el aire cargado en la mesa—, ¿recuerdas cuando estábamos en el Instituto? —Luego se giró hacia JiMin y TaeHyung—. Esto puede parecer difícil de creer, pero JungKook era bastante popular.

     —Tal vez por eso terminamos juntos —respondió el peli-negro, ignorando el comentario pasivo-agresivo.

     —No me parece extraño —intervino TaeHyung con naturalidad—. JungKook-ssi es muy bien parecido. Tiene mucha suerte, Kim SeokJin-ssi.

     —Lo sé. —SeokJin se acomodó en su asiento, con un aire de satisfacción—. Hubo un momento en el que supe que lo quería en mi vida para siempre —relató, mirando a JungKook con un brillo especial en los ojos—. Es imposible no quedar flechado por él. Y yo estaba seguro de que él también sentía algo por mí, pero un día, en el baño de hombres, escuché a un pobre imbécil decirle a su amigo que intentaría conquistarlo. —SeokJin rio con ligereza, como si contara una anécdota inofensiva—. En ese momento no lo vi como una amenaza, pero la insistencia puede ser peligrosa, así que me adelanté. Se escuchaba muy decidido. Me pregunto quién habrá sido. Nunca logré averiguarlo. Pero, sinceramente, ¿quién habla de esas cosas en un baño? Era un completo perdedor.

     TaeHyung sintió cómo su estómago se contraía. Podría haber sido cualquiera; cualquiera podría haber tenido una conversación parecida. Pero no cualquiera había estado en ese mismo escenario, diciendo esas palabras con esa misma seguridad. Su mente trataba de negarlo, de buscar otra posibilidad. Sin embargo, encajaba demasiado bien. Era su conversación con ChanYeol.

     —¿Acaso soy una especie de trofeo? —preguntó JungKook, con un tono divertido que contrastaba con la rigidez de su mandíbula. Se obligó a mantenerse impasible, pero su mirada, al cruzarse con la de TaeHyung, lo traicionó.

     Porque ahí estaba. Esa expresión.

     «Mierda», maldijo para sus adentros cuando cayó en cuenta.

     TaeHyung había dicho alguna vez: "A la vida le gusta jugar con sus mortales". Era exactamente así.

     —Eres claramente más que eso, cariño —respondió SeokJin, tomando su mano y acariciando con suavidad el dorso de sus dedos.

     —¡Vaya! Ustedes sí que tienen una historia romántica —comentó JiMin, bebiendo de su copa que había rellenado hace poco—. ¡Qué envidia! Se ve que tuvieron una reconciliación... intensa.

     JungKook apartó su mano con un movimiento casi imperceptible. No podía soportarlo un segundo más. Park también estaba empujándolo al límite.

     —Me hubiera gustado ver una competencia justa —soltó de repente. Su voz estaba teñida de un sarcasmo apenas velado—. Dejar que el otro muchacho tuviera la oportunidad de hacer sus jugadas también. ¿No crees que habría sido más intrigante, Seok?

Páginas Perdidas ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora