XXIII

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Felix se encontraba caminando con la mirada baja.

Había decidido faltar a clases el día que se había quedado en la casa de Minho.

Pero no iba a poder escapar de la escuela por siempre y luego de dos días debía ir.

Se cumplían dos días desde que las fotos se habían filtrado y tenía miedo.

Luego de irse de la casa del mayor no había podido quedarse tranquilo, el corazón le latía con rapidez,  lloraba tanto como podía y gritaba cada vez que las lágrimas no lograban satisfacer su necesidad de desahogarse.

No había tardado en consumir tantas cosas como pudo.

Tomó una botella de whisky que había en la cocina y se la tomó entera, quedando tirado en la cama con la botella en la mano y sus mejillas repletas de lágrimas secas.

Había tenido el peor día de su vida, al menos el peor que recordara.

Ahora mismo se encontraba caminando con tanta naturalidad como podía fingir.

Claramente no estaba tranquilo, no sabía como es que podría caminar por los pasillos sabiendo que un montón de personas lo habían visto desnudo en contra de su voluntad.

Suspiró.

Su cabeza estaba apunto de estallar.

Todo se encontraba mal.

Tenía una gran resaca, su cabeza dolía por haber llorado prácticamente toda la noche, lo que al mismo tiempo hacía que no hubiera dormido nada.

La única manera de calmarse que había encontrado fue salir antes de su casa para ir a algún callejón donde nadie podía verlo y fumar.

Eso había hecho que se encontrara tranquilo, al menos físicamente, al menos no estaba temblando.

Aunque se encontrara mejor, todo aquello tenía consecuencias, como todo.

Sus ojos estaban rojos y el olor a cannabis se había impregnado a su ropa.

Las personas lo veían pasar, se veía peor que nunca.

Estaba sufriendo mucho, quizás demasiado, ya se había quedado sin excusas para decirles a sus padres y faltar a la preparatoria.

No quería decirle a sus padres que habían filtrado fotos suyas porque se sentiría humillado, más de lo que ya estaba.

Dahyun y Wooyoung lo habían llamado decenas de veces, había contestado solo unas pocas, no estaba de humor para hablar con nadie.

Los vería recién hoy luego de que todo había sucedido.

Siguió caminando y en cuanto menos lo quiso ya se encontraba en la puerta de la institución, ya no había vuelta atrás, estaba allí.

Obligó a sus pies a caminar con la mirada fija en el frente, no quería prestarle atención a nada más que no fuera llegar a su salón.

Mientras caminaba por el patio de la escuela sus oídos se llenaban de murmullos como siempre, pero esta vez nadie se preocupaba por hablar en voz baja o mirarlo con disimulación, tenía la vista de muchísimas personas encima.

Quiso salir corriendo, quería correr hasta el baño más cercano, encerrarse en un cubículo y llorar.

Llegó al primer pasillo de la escuela donde se encontraban los casilleros y caminó al suyo tan rápido como pudo.

Todos estaban mirándolo sin nada de discreción, estaban desvistiendolo con la mirada y todo lo estaba poniendo muy nervioso.

Escuchó aquellos malditos murmullos que siempre oía volviéndose más fuertes, ya no era discreto, ahora hablaban de él sin darle importancia.

bad reputation» minlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora