XXVI

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Las horas habían pasado y el efecto de la cocaína había terminado finalmente en Felix que ahora mismo se encontraba dormido.

Minho, a su lado, solo se dedicaba a hacerle caricias en el cabello.

Observaba el rostro relajado del menor, miraba como cada tantos minutos cambiaba la posición en la que estaba.

Ya estaba comenzando a anochecer y el mayor se puso a pensar, Felix pasaba demasiado tiempo solo, quizás solía pasar este tiempo con sus amigos pero, ¿por qué hoy no había pasado?

- Se te harán arrugas si frunces tanto el ceño. - Se escuchó la voz del menor en la habitación, haciendo que Minho lo mirara para después sonreirle. -¿Dormí mucho tiempo?-

- No, dormiste menos de una hora. ¿Te sientes bien?- Preguntó con la voz calma mientras se acercaba para dejar un casto beso en su frente.

- Me siento mejor. - Minho dejó varios besos en cada una de las mejillas del menor con cariño. - Me estás tratando como un bebé. -

- Lo eres. - El mayor le dio una mirada a Felix que se encontraba con sus labios abultados. No se resistió y se acercó al chico para morder una de sus mejillas sin fuerza, causando que el rubio sonriera.

- Hyung, quedate a dormir aquí, todavía falta para que debamos ir a dormir pero quedate conmigo, por favor. - Pidió con un puchero mientras se sentaba en la cama para quedar en la misma altura que Minho. - Mañana es sábado y no debemos ir a la preparatoria, quedate. -

-¿Y tus padres?- Preguntó el mayor con preocupación, por más que la presencia de los padres de Felix molestara en este momento tenían que estar allí al menos unas pocas horas al día, temía que el menor se hiciera daño y nadie estuviera allí.

- Mis padres están aquí solo dos días a la semana, los otros cinco solo los veo a la mañana y al anochecer. Ellos no tienen porque enojarse por si traigo a alguien aquí, ellos traen a muchas personas luego de las misas. - Contó Felix con calma. - Quedate, por favor. -

Minho le sonrió y asintió. - Debo avisarle a mis padres que no iré a casa.-

El mayor sacó su celular del bolsillo de su hoodie y comenzó a escribirle un mensaje a su madre, Felix que se encontraba a su lado esperó a que terminara de teclear el mensaje para poder tomar su mano y entrelazar sus dedos.

Se sentía tan cálido y satisfactorio, ninguno quería separar sus manos, o si quiera separarse, no querían despegarse del contrario jamás.

El cosquilleo volvió nuevamente al cuerpo de Felix haciendo que toda su piel se estremeciera y que formara una sonrisa boba.

- Me gusta tu perfil, es bonito. - Habló el menor al mismo tiempo que veía el rostro del contrario desde un costado. - De por si, tu eres bonito. -

- Tu lo eres mucho más. -

Felix sintió sus mejillas cálidas por lo que supo que se había sonrojado, le sonrió sin mostrar sus dientes antes de dejar un beso fugaz en los labios de Minho, los besos siguieron por varios minutos más.

Ninguno supo en que momento aquellos inocentes picos terminaron siendo besos y cuando aquellos besos terminaron siendo tan apasionados.

La lengua del menor bailaba junto a la de Minho al mismo tiempo.

Todo había pasado tan rápido.

Felix se sentó en el regazo del mayor y atrajo su cuello hacia él, mientras que Minho hizo lo mismo con la cintura del menor.

Había levantado levemente la camiseta rayada del rubio y acariciaba su suave piel en aquella zona, su cintura era realmente pequeña.

Entonces se recordó a él mismo hace unas semanas atrás, acostado en su cama, su mano bombeaba su miembro y su mente imaginaba los escenarios más eróticos que jamás había visto, con Felix como protagonista.

Esa situación había pasado muchísimas veces antes de que ambos chicos comenzaran a hablar, mucho antes que eso, Minho ya estaba flechado por el pequeño rubio de bonitas pecas.

Siempre que lo veía caminando por los pasillos de la enorme institución a la que ambos asistían, cada vez que lo veía caminar o bromear con sus amigos su corazón comenzaba a latir con rapidez.

Ahora que se encontraba en aquella situación con Felix, sus mejillas estaban rojas y su pulso amenazaba con comenzar a temblar.

El beso que ambos compartían terminó debido a la falta de aire y al instante los labios de Minho se pegaron al cuello del menor, dejando besos ahí, sin dejar ninguna marca.

Había visto muchos moretones y chupones, ni siquiera lo había visto sin camiseta y ya todo era horrible, realmente se lamentó que el chico al frente suyo tuviera que haber pasado por tantas cosas.

El rubio desabotonó la camisa blanca que el mayor llevaba haciendo que todo su torso quedara expuesto.

Felix estuvo a punto de quitar su propia camiseta pero paró en seco y el ambiente se tenso al instante, no podía.

No podía y no quería seguir, juraba que aún sentía las manos de aquellos chicos recorriendo todo su cuerpo, le daba asco y hacía que sus ojos se humedecieran.

Negó para si mismo, sentía que la había cagado.

Bajó la mirada y se acomodó la ropa, era incómodo. Lentamente volvió a abotonar la camisa de Minho, suspiró.

- No puedo, me hace recordar la fiesta donde todo pasó, no puedo, no ahora. - Habló Felix con la voz algo rota, estaba afligido.

- No importa, te entiendo. - Minho se acomodó la camisa y le sonrió al menor. - No te sientas culpable. -

Felix lo abrazó con fuerza, envolvió su torso entre sus brazos y se pegó a él. - Te quiero mucho. -

El mayor le devolvió el abrazo al contrario. - Yo también Lix, yo también. -




bad reputation» minlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora