Felix tenía mala reputación. Su presencia era cuestión de revuelo y su vida era un tema de conversación común y corriente en los pasillos de su escuela.
Sus gustos eran conocidos por todos, nadie tenía una buena idea sobre él excepto quiénes realmen...
No era un día realmente importante, pero para Felix lo era.
Estaba caminando junto a Minho con calma rumbo a su casa.
Pasarían la tarde mirando películas o series, probablemente abrazados bajo algunas cobijas o...
¡Por qué piensas así!
Se regañó a si mismo en silencio mientras seguían caminando, estaba emocionado por la compañía de Minho, estaba realmente feliz.
Pensaba que nada podía hacer que su felicidad se esfumara.
Finalmente llegaron al hogar del mayor, habían salido juntos de la preparatoria ya que hoy sus horarios coincidían a la hora de salida.
- Mi madre dejó la comida preparada para ambos, le dije que tu vendrías y al instante accedió para hacer la comida, quedó encantada contigo. - Contó Minho con una sonrisa en su rostro al mismo tiempo que subía las escaleras. - Mi padre preguntó por ti también, es raro, él no se interesa por mis amigos cuando vienen pero por ti si se interesó.-
Felix entró a la habitación del mayor, ya la conocía, estaba igual que antes claramente, solo habían cambiado el acolchado en la cama.
- Toma. -
Minho le entregó una foto al menor, era una del bosque, tal como la había ofrecido días atrás.
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- Gracias, será bonito verla y recordar el bosque, algún día deberíamos regresar. - Comentó Felix sin darle mucha importancia al asunto, solo hablando.
Ambos dejaron sus mochilas allí para luego bajar a almorzar.
[...]
Habían terminado de comer y el rubio se encontraba sentado en el sofá de la sala mirando al piso.
De la nada ambos se encontraban bastante nerviosos, ninguno sabía que hacer. Estaban teniendo el momento a solas que tanto esperaban pero ahora que finalmente había llegado el momento no sabían que hacer.
-¿Quieres ir a mi habitación?- Preguntó Minho con la mirada clavada en el menor que asintió en respuesta.
Si no fueran dos chicos confundidos con sus sentimientos, aquella invitación se hubiera podido sacar de contexto.
Claramente no había sido en el otro sentido, Minho pensaba que era demasiado pronto y Felix no quería pensar en hacerlo con nadie hasta nuevo aviso.
Minho se tiró a su cama de un salto apenas pudo para luego meterse en las sabanas y quedarse allí, tapado hasta la nariz, solo dejando ver sus ojos.
Se veía tan tierno.
- Ven conmigo. - Llamó Minho mientras se destapaba y extendía sus brazos como niño pequeño para que el menor se quedara junto a él en la cama.
