XLV

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Minho se removió con cuidado mientras abría sus ojos lentamente.

Refregó sus ojos y enfocó su vista notando a un chico acurrucado a su lado, él estaba abrazando a aquel chico con delicadeza.

Pegó su cuerpo al del contrario con cuidado cuando recordó que se quedó dormido junto a Felix un tiempo atrás, no tenía idea de que hora era.

Seguía siendo de día, no podrían haber dormido más de dos horas, o eso suponía.

Sintió al menor removerse a su lado, quedando cara a cara. Minho observó el rostro de Felix en frente suyo con detalle, se veía tranquilo.

No era como esas personas que veía en las películas, con las caras relajadas, viéndose tan perfectas que era demasiado obvio que estaban actuando, claro que Felix no se veía así, claro que no. El chico en frente suyo tenía el ceño fruncido y la boca levemente abierta.

Sonrió al verle el rostro tan de cerca, a sus ojos Felix era realmente hermoso.

Sus facciones se veían muy delicadas, sus labios entrabiertos eran rosados y carnosos haciendo que quisiera besarlos en aquel momento, y todo el tiempo, además de las preciosas pecas en sus mejillas y nariz.

Vio como los ojos del chico se abrían lentamente y le sonrió.

Quería despertar de esa manera durante todas sus mañanas, y cada una de sus siestas.

- Buenas... ¿tardes?- Murmuró el menor con la voz ronca mientras pestañeaba varias veces seguidas. -¿Qué hora es?

- Sinceramente no tengo idea. - Respondió Minho antes de sentarse en la cama buscando su celular en la mesa de luz a su lado, alcanzandolo para volver a acostarse. - Son las... - Miró el reloj en su móvil - Seis y veinte de la tarde.

Felix apoyó su cabeza en el hombro del mayor para abrazarlo con cuidado, cerrando sus ojos nuevamente.

- Ya es muy tarde para seguir durmiendo Lix, dentro de unos minutos tendré que irme, tengo que repasar ya que mañana tendré un examen.

Minho notó el puchero en el rostro del menor y se alejó de él levemente para poder dejar un corto beso sobre su labios.

-¿No quieres quedarte a vivir conmigo?- Bromeó Felix mientras rodeaba el torso del contrario con fuerza para poder seguir abrazandolo, se estaba comportando como un niño pequeño.

- Me encantaría, pero mis padres me llevarían a la fuerza a mi casa nuevamente. - Le contestó el mayor con una leve sonrisa, estaba diciendo la verdad, ellos no dejarían que se fuera de la casa hasta que como mínimo tuviera dieciocho años.

Ninguno de los dos volvió a hablar, en cambio quedaron callados por unos minutos.

Felix acarició la espalda del contrario por encima de la tela intentado disimular el impulso que lo llevaba a levantar la camiseta que el chico tenía puesta.

Observó el perfil de Minho desde su posición, notando su nariz recta, el lunar en ella y aquella vacía perforación en su oreja.

Rió por la diferencia entre ambos, Minho tenía una perforación vacía en su lóbulo, mientras el tenía tres pendientes en cada una de sus orejas, contando un colgante con una pequeña estrella.

Ahora que lo pensaba, el mayor no tenía ninguna perforación además de las dos que tenía en sus orejas, una en cada una.

A diferencia de Minho él había tenido varias perforaciones a lo largo de su adolescencia. Tres en cada oreja, una que aún estaba en su nariz en forma de punto, otra en al lengua, una en su ombligo y como último una pequeña argolla en el costado de su labio inferior, aunque esta última perforación ya no estaba ahí, al igual que aquella barra que atravesaba su lengua.

bad reputation» minlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora