XXII

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- Minho, Minho, despiertate, pequeño. - Llamó una mujer con la voz suave al mismo tiempo que tomaba el brazo de su hijo para hacer que se despertara.

-¿Mm?-

- Ya es tarde hijo... se quedaron dormidos. -

Minho abrió sus ojos al instante viendo como sus brazos envolvían a aquel rubio pequeño.

- Se suponía que debía despertarlo cuando anocheciera pero también me quede dormido. - Habló con la voz ronca por haber dormido bastantes horas. - Gracias por despertarme, debo llevar a Felix a su casa.

- Hijo, ya son las once de la noche, tu padre y yo decidimos ir a cenar afuera por lo que llegamos después de lo habitual. Es tarde para que se vaya, es peligroso. Puede quedarse si quiere, si no quiero lo puedo llevar en mi auto. - La mujer dejaba pequeñas caricias en el cabello de su hijo con delicadeza.

- Hyung...- La voz de Felix se escuchó en la habitación como si fuera un susurro, dio media vuelta con los ojos cerrados y apoyó su mejilla en el pecho del mayor, haciendo que este se sonrojara.

- Despiertalo y preguntale si quiere que lo lleve a su casa, estaré en la sala. -

Minho respiró antes de sentarse en la cama. - Felix, despierta. - Dejaba caricias en las mejillas del contrario mientras susurraba su nombre, hizo lo mismo varias veces hasta que finalmente abrió sus ojos. - Me quede dormido y se hizo muy tarde, ¿quieres ir a tu casa? ya son las once de la noche. -

- No quiero molestar aquí hyung, ¿tus padres ya están aquí?- Preguntó el menor al mismo tiempo que se sentaba en la cama para luego quitarse la cobijas de encima y levantarse.

- A ellos no les molestaría que te quedes, mi madre dijo que podías quedarte si querías.- Respondió Minho con la voz calma. -¿Te sientes mejor?-

Felix negó. - No quiero mirarme al espejo, siento mis ojos hinchados y mi cabeza está apunto de explotar. ¿Tienes un antiinflamatorio?-

- Si, vamos a la sala. -

Minho se levantó de la cama con cuidado para salir de su habitación, siendo seguido por el contrario.

- Tu casa es bonita. - Soltó Felix con naturalidad al mismo tiempo que bajaba las escaleras.

- Nací aquí, esta casa la compraron mis padres cuando mi madre estaba embarazada de mi hermano mayor, es bastante vieja. - Minho rió por la broma interna que había hecho, claramente el menor no la había comprendido.

- Tienes un hermano, eso debió haber sido genial, yo soy hijo único y estoy muy alejado a mi familia, más allá de mis padres y mis abuelos no conozco a casi ningún otro miembro de la familia. - Contó el rubio.

Habían bajado totalmente las escaleras y Felix se había quedado en la sala, mientras que Minho se dirigía a la cocina donde se encontraban los medicamentos.

- Tengo un solo hermano, él se fue hace dos años de la casa, ya es adulto y está estudiando economía en la universidad. Su nombre es Wonwoo. - Volvió a hablar el mayor con una pastilla en una mano y un vaso de agua en la otra, se la entregó al menor.

Luego de dejar el vaso, ahora vacío, en la mesa, Felix subió un poquito la cabeza para observar al castaño, Minho era unos centímetros más alto que él.

-¿Tienes los ojos cansados verdad?- Preguntó el mayor recibiendo un asentimiento y un puchero. - No debes guardarte tanto las lágrimas, se que tu no te permites a ti mismo llorar pero debes hacerlo, llorar cada tanto no le hace mal a nadie. -

- Llorar me hace sentir débil. - Confesó el menor con la voz calma, seguía mirando con cariño a Minho.

- Tu. - Lo señaló. - Eres la persona más fuerte que conozco, y llorar no te hace débil, llorar es solo una manera de demostrar sentimientos. Puedes llorar de felicidad, de emoción, de tristeza, de enojo y por más cosas, pero no te hace más débil. -

El rubio rodeó con sus brazos el torso del contrario y escondió su rostro en su cuello. - Gracias por estar conmigo hyung, lo aprecio mucho. -

Minho le correspondió el abrazo al menor y de esa manera quedaron por unos minutos, abrazados bajo la mirada de la mujer que observaba todo desde la cocina con una sonrisa en su rostro.

-¿Quieres unos saquitos de té fríos para tus ojos? se ven realmente mal. - Preguntó el mayor aún abrazando al contrario.

- Me iré a dormir y mañana ya me encontraré mejor, no es necesario, igualmente gracias. -

- Sube a mi habitación mientras, yo limpiaré el vaso mientras tanto, duerme si quieres. - Habló Minho al mismo tiempo que soltaba el cuerpo del más pequeño para luego ver como subía las escaleras con calma.

- Ese chico es especial. -  Minho escuchó la voz de su madre desde la cocina. - Es especial para ti, al menos. -

El menor la vio acercarse. -¿Por qué lo dices?-

- A ti no te gusta que tus amigos vengan a casa, mucho menos que se queden a dormir pero a él lo trajiste ya dos veces y lo invitaste a quedarse a dormir, realmente lo cuidas mucho. -

-¿Eso qué?-

-¿Él te gusta, no?-

Minho se tensó.

-¿Por qué sacas conclusiones?- Preguntó con las orejas enrojecidas de manera inconsciente.

- Porque eres mi hijo y te conozco, el brillo en tus ojos cada vez que miras a Felix es distinto, nunca había visto ese brillo en ti, son los mismos ojos con los que un enamorado vería a su amado. - Terminó de hablar la mujer observando el sonrojo extremo de su hijo, tenía las orejas y las mejillas tan rojas como un tomate. - Tus ojos siempre te delataran.-

Minho rió para intentar ignorar aquel momento incómodo en el que su madre lo había descubierto.

Entonces recordó la situación en la que el menor se encontraba y una idea pasó por su mente como un destello.

- Mamá, ¿tu podrías ayudar a alguien cercano con un problema legal?- Preguntó con una ligera timidez. Nunca le había preguntado a su madre por su trabajo porque no sabía nada de leyes, pero podría servirle.

- Depende, ¿de qué se trata?-

Minho suspiró. - No creo que es algo de lo que yo debería hablar pero tiene que ver con Felix y me gustaría ayudarlo. -

-¿Esto tiene que ver con la razón de su llanto? se notaba totalmente destruido, no solo por sus ojos y la cara roja, su voz se notaba rota y la manera de hablar la primera vez que vino ya no era la misma, ahora se veía más pequeño y frágil. - Minho asintió. - Hazle saber que yo puedo ayudarlo y si se anima puede venir a hablarme a mi, podemos ayudarlo. -

El menor se abalanzó sobre su madre para abrazarla con fuerza. - Gracias mamá, te lo agradezco. -

bad reputation» minlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora