LXVI

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Aquel día parecía ser muy bueno y muy malo al mismo tiempo, o así le parecía al chico que se encontraba en el living de su casa tomando un café negro.

Había llegado a su hogar hace unas pocas horas y ya era de noche.

El día había sido bueno, realmente bueno a decir verdad. Las cosas habían salido bien y próximamente sabría cual sería la condena asignada para sus tres agresores, sabía que debería sentirse bien y feliz por eso pero no podía evitar sentirse decaído.

Por más que todo estaba bien había tenido un mal día.

Desde el despertar su humor no había sido el mejor y contuvo las ganas de llorar por horas, ni siquiera sabía porque quería llorar, solo tenía aquel horrible vacío en el pecho sin una explicación.

Raspó el fondo de la taza en frente suyo con la cuchara en su mano una vez más mientras su mirada se perdía en como se movía el café, estaba demasiado perdido en si mismo, había algo que le molestaba pero no sabía que era.

Como si algo en él le dijera que debía hacer pero no lo comprendía.

Levantando la taza desde el asa la llevó hasta su boca para poder terminar de beber el poco café que quedaba.

Se levantó del sofá y tras dejar la taza en la isla de la cocina se dirigió al patio de su casa, sentandose en una gran hamaca colgante que había a un costado de la casa.

Se perdió a si mismo observando las estrellas y el oscuro cielo. No fue consciente de cuanto tiempo estuvo buscando constelaciones, recordando las historias detrás de aquellos grupos de estrellas que su padre le había contado alguna vez.

Sonrió levemente.

Recordaba aquellas noches de su infancia cuando antes de irse a dormir su padre le contaba aquellas historias dejándolo pensar.

Siempre había sentido un tipo de admiración hacia los astros, le fascinaba saber de temas relacionados a la astronomía desde hace mucho tiempo.

Suspiró mientras veía como su madre se sentaba a su lado en silencio, hace relativamente mucho tiempo que no compartía momentos así con sus padres, se había alejado mucho de ellos.

—¿No tienes frío aquí? —preguntó la mujer que al mismo tiempo observaba el cielo.

Llevó sus rodillas a su pecho y negó. —No hace mucho frío hoy, además estoy muy abrigado.

El ambiente se tensó repentinamente, ninguno de los dos hablaba y estaban considerablemente alejados. Era muy incómodo.

—Yongbok tenemos que hablar de algo.

El menor la miró atento, no tenían nada de que hablar. —¿Pasó algo?

—¿Tiene que pasar algo para que tenga que hablar con mi hijo? —cuestionó con un tono de voz alto haciendo que Felix corriera la mirada con el ceño fruncido, no solía hablar mucho con su madre.

Ambos eran bastante opuestos y habían tenido sus discusiones tiempo atrás por muchos temas haciendo que su relación empeorara y se volviera mucho más distante.

Su madre era muy devota y a comparación de él que se consideraba a si mismo agnóstico las ideas de cada uno eran muy distintas, siendo las causantes de las constantes peleas.

Con el tiempo habían aprendido a guardar sus opiniones para dejar de pelear, haciendo que como consecuencia todo se volviera tenso.

Y así habían seguido las cosas durante los últimos dos años. Felix nunca había podido confiar mucho en su madre, desde pequeño había recibido muchos rechazos suyos haciendo que dejara de contarle sus anécdotas.

bad reputation» minlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora