LVIII

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Minho escribía en su cuaderno con tranquilidad, sentía como unos brazos abrazaban su torso hace ya varios minutos por lo que sonrió.

—¿Qué estás escribiendo? no sueltas el bolígrafo hace mínimo diez minutos.— Se quejó Felix que apoyaba su mejilla en la espalda del mayor.

—Es un secreto, todavía no puedes saber qué es lo que dice.

El castaño escuchó un suspiro detrás suyo. —Lee Minho no tienes cinco años, qué secreto ni que secreto, ¿qué mierda estás escribiendo?

—Es un regalo para ti pero aún falta mucho para que termine de hacerlo, recién lo empiezo así que tendrás que esperar. Dejaría de ser una sorpresa si ves lo que estoy escribiendo.

Felix se siguió aferrando a su agarre en el torso de Minho mientras cerraba sus ojos. —¿Entonces estás escribiendo algo para mi? eso es muy tierno, y al mismo tiempo demasiado empalagoso.

—Es una de las pocas cosas que hago bien, supongo. Mi profesora de literatura siempre me felicitó por los buenos ensayos que escribía.

—Tu eres bueno en muchas cosas Ho, como la danza o la fotografía, son cosas hermosas y tu las vuelves aún más bellas.

Minho colocó su mano izquierda encima de las manos en su torso para sentir la calidez de estas. —¿Quieres que te baile o qué?

—No me refería a eso, idiota. No es necesario que me estés regalando cosas todo el tiempo, no vale la pena.

—Me gusta regalarte cosas y tú no quieres que compre cosas para ti así que voy a darte cosas que pueda hacer sin gastar dinero, ¿te gustan las cartas?

Felix sonrió en silencio. —Me encantan.

—Entonces tendrás todas las cartas que desees.

—¿Tendré que buscar una caja para guardar todas tus cartas?

Minho cerró su cuaderno y soltó su bolígrafo para luego darse vuelta, quedando frente a frente con el menor que lo miraba con cariño.

—Si quieres puedes hacerlo, quizás la caja se llene.

El menor rodeo el cuello de Minho con una sonrisa en el rostro para luego pegar las frentes de ambos, frotó sus narices con lentitud.

—Me encantaría poder devolverte las cartas pero soy un desastre escribiendo, aveces no se dónde debería poner las comas y los puntos. En general creo que me llevo mal con el bolígrafo, soy un bueno para nada.

—Eres bueno cocinando, también creo que eres bueno para la danza.

—¿La danza?— Frunció el ceño. —Nunca he tomado clases y no sé cómo moverme, y respecto a la cocina solo se cocinar unas pocas cosas, la mayoría son dulces.

—Las cosas que cocinas son deliciosas.

—Si tu lo dices.

Minho dejó varios besos cortos en los labios del menor hasta que escuchó su tono de llamada viniendo de su bolsillo, se vio obligado a responder la llamada.

Entonces se dio cuenta de que eran las 6:34 PM.

Se arrepintió y no contestó la llamada en cuanto vio que su madre era la que llamaba.

—¡Mierda! dentro de veinte minutos Wonwoo irá a mi casa, debo irme ahora o mi mamá me matará.

—Está bien, tranquilizate, nos vemos otro día.

El castaño se paró rápidamente y metió en su mochila su cuaderno y cartuchera para luego colocarla en su espalda.

Tomó la cintura de Felix que recientemente se había levantado de su asiento y lo acercó a él para besarlo por unos segundos.

El menor sintió como es que las manos de Minho tocaban sus bolsillos en un movimiento rápido.

Ambos se separaron y el castaño le habló antes de que Felix pudiera decir cualquier cosa. —Cuando llegue a mi casa te aviso.

—Iba a pedirte eso. — Sonrió. —Saluda a tu hermano de mi parte, y a tus padres también.

—Te amo.

—Bueno sí sí, ya vete. — Minho lo observó con el ceño fruncido. —También te amo.

Finalmente el mayor comenzó a caminar fuera de la habitación, en cuestión de segundos escuchó como es que salía de la casa.

Felix suspiró, ni siquiera se había dado cuenta cuando se había hecho tan tarde, Minho había llegado a su casa a las 2 PM y ya habían pasado varias horas.

Comenzó a caminar hacia afuera de la habitación mientras metía las manos en sus bolsillos sintiendo un papel allí, lo sacó para ver que era. La letra de Minho estaba escrita ahí.

Guardó el papel y sonrió levemente.

bad reputation» minlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora