LVII

865 115 11
                                    

Sentía que estaba a punto de estallar.

Felix caminaba ida y vuelta por los mismos metros desde hace ya varios minutos, se encontraba al frente a la comisaria más cercana a su hogar.

Había visto entrar a Yoonoh, Taeyong y Jeno al establecimiento unos minutos atrás y no podía respirar con facilidad.

Estaba demasiado inquieto, tenía sus manos en los bolsillos mientras seguía caminando mirando al piso, no sabía que era lo que estaba esperando.

Haerin le había dicho que debía esperar un tiempo antes de poder irse pero se estaba desesperando, quería correr hacia su hogar y encerrarse en su habitación hasta que todo se solucione.

Pero claramente no podía ser así, debía esperar para ver si es que había un juicio y si es que se hacía uno o más debía estar allí, era difícil pero no se arrepentía.

—Felix, ¿estás bien?

Levantó su mirada rápidamente encontrándose con Haerin mirándolo con preocupación.

—Sí, solo estoy algo ansioso, ¿por qué?— Habló el menor.

—¿Por qué estás ansioso?

—Quizás porque hay tres chicos que yo denuncie en una comisaria que está a dos metros de mi, digo, quizás lo entiendas, o quizás no, creo que no, no lo entiendes.— Respondió con un notable sarcasmo que hizo que la mujer suspirara.

—No es necesario que me hables con ese tono, ¿sabes?

—¿Qué mas quiere que te diga? no tengo nada que decir, solo estoy nervioso y ansioso por saber si es que vamos a poder seguir con esto, si las cosas salen bien podrán ir a juicio y con suerte, mucha suerte, podrán ir presos por probablemente menos tiempo del que deberían estar allí. Perdón por si te ofendo pero la justicia es una mierda.

Haerin sonrió. –No me ofendo, al contrario coincido contigo, justamente por eso soy abogada, busco hacer que la justicia sea realmente justicia y no solo actuar depende de cuanto dinero te den por el juicio. Ahora, ¿qué te tiene tan preocupado?

—Ya te dije que es lo que me pasa.

—No, Yongbok, se que te sucede algo más, ¿qué necesitas?

Felix miró al piso, él sabía lo que necesitaba pero no estaba en condiciones de poder cumplir su deseo.

—¿Puedo irme a casa?

—¿No quieres saber si es que todos ellos se quedaran en las celdas o se irán? ¿en serio?

El chico caminó hasta la pared para pegar su espalda allí y sentarse, siendo seguido por Haerin.

—Si ya estás medicado para la ansiedad, ¿por qué te sentirías así?— Preguntó la mujer con el ceño levemente fruncido.

—Los medicamentos no tienen un efecto inmediato, el organismo tiene que acostumbrarse a la droga y luego comienza a funcionar como debe.— Explicó Felix. —No es tan sencillo, ojalá lo fuera. Yo lo tomaba pero dejé de consumir en cuanto comencé a tomar alcohol nuevamente, aunque nadie lo sabía, creo que los preocupe bastante.

—No me estás diciendo que es lo que quieres, ¿necesitas algo que no puedes conseguir ahora?

Felix movió su cabeza hacia un costado lentamente para poder mirar a Haerin con una notable confusión.—¿De qué hablas?

—¿Necesitas fumar algo? ¿por eso estás tan ansioso?

El chico negó. —No fumo cigarrillos, el olor es horrible, ni siquiera lo probé pero ya me causa rechazo.

bad reputation» minlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora