LXIX

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Abrió los ojos al mismo tiempo que se acurrucaba aún más sintiendo la exquisita sensación de estar bajo varias mantas.

Respiró colonia cara y dio media vuelta para notar como es que se encontraba totalmente solo en una habitación ajena a la suya, no estuvo mucho más de un minuto antes de darse cuenta que estaba en casa de Minho.

Se sentó y bostezó en silencio preparado para levantarse, haciéndolo.

Acomodó su ropa aún adormecido y se dirigió al frente del espejo más cercano que vio, peinandose de forma rápida al mismo tiempo que notaba como es que sus ojos ya no estaban hinchados.

Se encaminó hacia la puerta de la habitación viendo el escritorio al lado de esta, notando varias hojas allí.

─Él tiene mala reputación, nadie se acerca demasiado. Un alma que a simple vista se está rompiendo, haciendo que mi corazón se enfríe. Y él se está hundiendo en lo más profundo, yo le estoy suplicando que por favor, no se rinda.

Leyó en voz baja restandole importancia, no tenía por qué leer lo que Minho escribía.

Finalmente abrió la puerta y salió por esta, caminando por aquella habitación con varias puertas hasta llegar a las escaleras y bajarlas.

Nunca había entrado a ninguna de las habitaciones de aquel piso además de la habitación de Minho. Supuso que serían habitaciones para invitados.

De por sí ya habían muchas habitaciones en la planta baja. Ni siquiera sabía cuantos baños habrían en aquella casa o y no quería pensar cuantos focos de luz tendrían, probablemente muchos.

La casa era exageradamente grande, no tanto como otras casas pero lo era para que solo vivieran tres personas, y aunque hubieran vivido cuatro personas unos años atrás seguía siendo mucho.

Siguió caminando hasta que llegó al living de la casa, saliendo de ahí por un pequeño pasillo hasta salir al patio viendo a Haerin y Minho sentados enfrentados con una mesa de por medio, encima de la mesa había un tablero de ajedrez y ambos estaban demasiado concentrados como para notar su presencia.

Se acercó en silencio preparado para hablarle al castaño en cuanto escuchó un ruido a su espalda haciendo que diera media vuelta, encontrándose con  el padre de Minho mirándolo y moviendo el dedo indice para que se acercara a él.

Lo hizo, terminando parado al lado del hombre que comenzó a caminar por el inmenso patio.

—Buenos días —el hombre lo miró por unos segundos —. Llegué hace poquito y escuché a Haerin noona y Minho hablando de ti con tristeza, no pude evitar preocuparme por eso. Sin querer entrometerme, ¿sucedió algo en estos días? —preguntó mientras caminaba lentamente siendo seguido por el menor —, puedes no responderme si te incómoda, solo me había preocupado.

Felix sonrió y observó al contrario, podía reconocer a Minho en el hombre a su lado. Más allá de su notable parecido físico podía escuchar el mismo tono de voz suave con el que Minho hablaba a comparación de Haerin que solía estar demasiado hiperactiva haciendo que su voz sonara más aguda de lo que era. —Digamos que discutí con mi madre y las cosas están muy mal en mi casa después de eso, hay mucha tensión entre mis padres y mi mamá me ignora.

—Pero, ¿discutieron por qué sí o pasó algo puntual…?

—No sé si sea necesaria la aclaración pero soy gay, y eso siempre hizo que no tuviera una buena relación con mis padres por miedo a su rechazo. Ellos siempre fueron muy católicos, en específico mi madre siempre fue y es muy devota. Tuve bastantes problemas con ella durante toda mi vida debido a que me considero agnóstico y vivo mis días de una manera que ella no aprueba, quiero decir, voy a la casa de mis amigos constantemente o salgo a alguna que otra cafetería cada vez que puedo, además de que me gusta hacerme perforaciones y solía salir mucho por la noche. Mi padre siempre me lo permitió mientras que tuviera cuidado y cumpliera con mis deberes pero mi madre siempre mostró desaprobación y nuestra relación decayó —suspiró —. Ayer discutimos porque me vio muy pegado a Minho en el último tiempo y de manera impulsiva le dije sobre mi sexualidad, claramente lo tomó mal. Perdón si es que lo hice muy largo.

Minyoung le sonrió mientras asentía. —Fue algo largo pero está bien. Quiero que sepas que si vuelve a suceder algo en tu casa o cualquier cosa en general puedes recurrir a nosotros, tanto Haerin como yo podemos ayudarte. Se que quizás las cosas sean difíciles para ti pero nosotros estamos a tu disposición. —el hombre se acercó rápidamente a un pequeño jardín y con una pinza cortó delicadamente una de las flores que había allí, poniéndola sobre la oreja del menor en cuanto se levantó.

—Gracias, por las dos cosas. —habló antes de escuchar la voz de Minho desde un costado.

—¡Yongbok-ah! —llamó el chico que se encontraba parado, buscando la atención del contrario.

Luego de darle una pequeña reverencia a Minyoung, Felix se dirigió hacia su pareja.

Se apresuro a ver como Haerin tenía una reina blanca en su mano y un rey negro estaba rodando por el tablero, estaba bastante claro quien había ganado.

Caminó junto a Minho hacia dentro de la casa en silencio.

—¿Sucedió algo? —habló Felix con curiosidad aún caminando por la casa.

—En realidad no, solo quería estar contigo. ¿Dormiste bien?

Felix asintió. —Tu cama es muy cómoda, aunque me hizo falta tu compañía para dormir un poco más. Aún tengo sueño.

Minho lo miró y sonrió en silencio mientras le tomaba la mano, entrelazando sus dedos. —¿Quieres seguir leyendo Tomie o quieres hacer otra cosa?

—Diría que no pero no sé que más podría hacer.

El mayor cambió el rumbo de ambos y se metió en un pequeño pasillo al costado del living, caminando por ahí durante unos segundos hasta entrar en una habitación totalmente desconocida para él.

Era realmente grande y las paredes eran de diferentes colores, habían muchas cajas por toda la habitación además de algunos puff y una gran televisión.

—Esta es la sala de juegos de mi casa, mis padres la hicieron cuando Wonwoo y yo eramos pequeños aunque fue cambiando con los años, cuando me hice mayor los juguetes cambiaron y cuando decidí no jugar más cambie un poco la organización de todo y doné los juguetes. Ahora mismo es donde paso mi tiempo libre.

Felix comenzó a caminar por la habitación queriendo descubrir que es lo que había para hacer allí, sorprendiendose al ver varias consolas y una biblioteca más grande de la que Minho tenía en su habitación, apresurandose por ver que había allí. Sintió unos brazos rodeando su torso y se dejó abrazar, dedicándose a reír por las cosquillas que le ocasionaban los besos que Minho dejaba en su cuello.

Dio media vuelta y rodeó el cuello del mayor con sus brazos, frotando su nariz con la del contrario. —¿Podemos quedarnos así por el resto del día?

Minho rió en voz baja antes de dejar un rápido beso en los labios del menor, asintiendo.

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vayan despidiéndose de esta historia, esta vez si va a terminar.

faltan unos poquitos capítulos para que termine y va a tener un epílogo.

gracias por llegar hasta acá♡

bad reputation» minlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora