LI

997 131 11
                                    

Minho caminaba por la calle con nervios, casi que estaba temblando y su pulso estaba acelerado.

Notaba como cada vez estaba más cerca de la casa de Felix, lo que hacía que sus nervios aumentaran.

Siguió caminando a paso rápido hasta que se encontró en frente de la casa con la respiración agitada, una parte por los nervios y otra porque casi que había llegado trotando.

Suspiró, ¿en serio estaba allí?

Ya no había vuelta atrás, dio varios golpes en la puerta. Tenía la mirada baja sintiéndose tan vulnerable como nunca.

Calmó su respiración y su corazón pareció dejar de latir por unos segundos cuando escuchó como la puerta frente a él se abría, levantó la mirada.

Felix estaba en frente suyo, parecía estar vestido con un pijama y habían muchas ojeras bajo sus ojos, claramente no llevaba maquillaje.

—Hyung... no esperaba que vinieras ahora, ¿cómo estás?—El rubio se movió hacia un costado para que Minho entrara a la casa junto a él, cerrando la puerta cuando el chico ya se encontraba dentro.

—Me encuentro normal, creo, ¿tu cómo estás?

El menor sonrió de manera forzada. — Supongo que igual que siempre.

Se formó un gran silencio incómodo en aquella sala, haciendo que los dos chicos allí miraran al piso e ignoraran totalmente la presencia del otro.

Felix comenzó a jugar con sus dedos, él solo había aceptado que Minho fuera a su casa, no tenía nada que decirle.

Escuchó el suspiro del castaño en frente suyo.

—Mira, yo, se que la ultima vez que nos vimos he dicho muchas cosas que realmente no pienso y en general me he comportado como un idiota, se que todo lo que dije te lastimó y lamento mucho haberte hecho llorar. En serio me arrepiento de todo lo que hice y dije, se que me comporte como un idiota y que si quieres terminar conmigo estás en todo tu derecho, solo, quería pedir perdón.— Minho terminó de hablar con la mirada clavada en el piso y los nervios al máximo.

—¿Por qué lo hiciste?— Preguntó el menor con la voz más alta y firme como pudo fingir, forzandose a sonar normal cuando en realidad estaba sintiéndose pequeño e indefenso.

—Tu no quieres hablar de lo que pasó cuando tienes muchas pruebas para hacer que Yoonoh termine preso y la situación se había vuelto muy repetitiva para mi, me dejé llevar por la frustración y dije cosas que realmente no pienso, lo lamento.

—¿En serio piensas que voy a terminar contigo?— Habló mientras subía la mirada para encontrarse con Minho mirando al piso al mismo tiempo que jugaba con los anillos en sus dedos, incluyendo el que él le había regalado por su cumpleaños.

—Con todas las cosas que he dicho sería justificable que termines conmigo.

Felix se acercó al castaño lentamente, no hacía ruido alguno, solo se paró en frente del mayor y rodeó su torso con los brazos para abrazarlo con delicadeza.

—Lo siento tanto.—Murmuró Minho mientras correspondía el abrazo del menor con dulzura, sintió como se aliviaba de un gran peso sobre sus hombros.

—No voy a terminar contigo.— Felix afirmó haciendo que el contrario soltara el aire que tenía retenido y lo abrazara con mas fuerza, escuchó un bajo sollozo.

—¿Lo dices en serio?

—Claro que si, tonto. — Felix se separó del abrazo con lentitud para observar las mejillas mojadas del chico en frente suyo, haciendo que un puchero se instalara en su rostro. —¿Por qué lloras?

—Porque en serio pensé que terminarías conmigo y todo sería mi culpa, en serio lo pensé por un momento.

Minho sonrió débilmente y sintió los dedos del menor secando sus mejillas.

—No llores, no quiero que sigamos llorando uno por el otro, ya no más.

—Se que todo lo que dije fue significativo para ti y te lastimé con mis palabras, en serio estoy muy arrepentido, yo no pienso mal de ti.

Felix le sonrió y terminó por acariciar la mejilla del castaño con lentitud. —Está bien, solo ignoremos que esto pasó. Quedate aquí hoy, por favor.

—Bien, debo avisarle a mi madre que no iré a mi casa.— Minho se alejó del contrario y tomó su móvil, marcando el número de su madre rápidamente con una sonrisa boba en el rostro.

—¿Minho?

— Me quedaré aquí hoy, mamá.— Intentó hablar con seriedad, aunque una baja carcajada se le había escapado al pensar en las palabras que su madre me había dicho antes de salir de su casa.

Creo que me debes algo, quizás… cuando vuelvas debas cocinarme unas galletas, digo, si fuera por ti ahora mismo estarías tirado en tu cama lamentando tu existencia de manera dramática.

—Si si, shh, se que tienes razón, ahora dejame, volveré a casa mañana, mándale saludos a papá cuando vuelva de su trabajo.

Está bien, ¡adiós!

—Adiós.— Finalizó la llamada y sonrió para si mismo, se estaba comportando de manera tonta y torpe, y la razón de eso estaba al frente suyo sonriendole con dulzura.

—¿Está todo tranquilo?— Preguntó el rubio con una ceja alzada.

Minho asintió. —Si, no te preocupes.

—Entonces…— Alargó la palabra y se fue acercando al contrario para tomar su mano. —Ayer mi madre y yo hicimos pastel, ¿quieres comer un poco? está delicioso.

—Si, quiero un poco, nunca probé nada que hayas cocinado tu, creo.

Felix se acercó un poco más a él y dejo un rápido beso sobre sus labios antes de sonreír y encaminarse hacia la cocina.

bad reputation» minlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora