Treintaiuno

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Error no sabía si el contrario ya se había dado cuenta, pero era muy malo aparentando que nada había pasado entre ellos, cuando en verdad era todo lo contrario.

Algunas veces quería tomar el brazo de Ink y decirle que dejé hacer tan obvia su incomodidad cuando andaba cerca de él, los demás ya empezaban a notar aquello y era molesto aclarar que todo está bien cuando no es cierto.

Hoy tuvo que acompañar al menor a su casa pues tenía que recoger algo de ahí y mientras lo esperaba se topó con la madre de este, era la primera vez que mantenía una charla cara a cara con esa mujer y lo único que sabía de ella es lo que Ink le comentaba.

Diana parecía agradable con las pocas palabras que intercambiaron antes que el de orbes multiformes apareciera.

—Bueno, nos vemos, Error, fue un gusto conocerte.

Ella se despidió con una sonrisa y al momento de pasar al lado de Ink lo detuvo poniendo su mano sobre su brazo, le dijo algo para luego irse definitivamente.

Esa acción solo le provocó curiosidad, mas no preguntó nada.

—¿Y bien? 

—¿Eh?

—¿Qué era lo que buscabas?

—Algunas cosas.

Los dos entraron al carro en silencio, Ink dejó la caja en el asiento de atrás y se acomodó en su sitio.

—Sabes que no es necesario que vayas —Comentó el menor una vez el vehículo se puso en marcha.

—Odio ir a las fiestas pero supongo que asistir a la de este tipo son importantes para causar buena impresión.

—Tienes razón... Aunque creo que esta te va a gustar, va a ser en un parque.

—¿Y qué?

—Que esos son los mejores, es al aire libre, hay muchas luces en los arboles y... 

El azabache esperó que el contrario terminará la oración.

—A-ah, olvídalo.

En todo el camino Ink se la pasó mirando por la ventana como si fuera lo más interesante.

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Nunca fue bueno integrándose y menos lo era en las fiestas.

Todos se divertían menos él, genial.

—Vamos, Error, deja esa cara de pocos amigos.

El más bajo le puso una copa de vino cerca de su rostro, su mirada se dirigió al contrario.

—Yo soy el que manejó ¿Recuerdas?

—Solo es una copa.

—Me da igual.

—Pfft, aburrido —Dijo dándole la espalda al azabache para volver con un grupo de personas.

Error soltó un pequeño quejido y fue a ver si podía hacer algo para distraerse, pero claro, sin despegar su vista del menor.

El resto de la noche cada uno estuvo por su cuenta, el volumen de la música era más alto y los meseros ya estaban entregando cócteles con puro alcohol, aunque lo único que él se llevaba a la boca eran los bocaditos y nada más.

Miraba de reojo a Ink de vez en cuando como para asegurarse que estuviera bien, se preguntaba cuánto había tomado ya el menor, no quería que ningún estúpido se aprovechará si se ponía mal.

[Una sola respuesta] - ErrorInkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora