Cuarentaiseis

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Fue un día de abril.

Fue antes de cumplir diecisiete años.

En ese momento, el cielo estaba despejado y una suave brisa de otoño pasaba cerca de su rostro.

Acomodó su bufanda azul para dar unos pasos hacia adelante y mirar su alrededor.

Lo había logrado.

Pudo ingresar a la universidad que quiso desde el principio.

Se supone que debería estar alegre...

Sin embargo, no lo estaba del todo, el camino para llegar hasta aquí no fue precisamente el más fácil.

La vida suele ser injusta.

A los quince perdió a su madre.

Y de repente se encontró a la deriva y su mundo se paralizó.

¿Por qué nada le salía como quería?

Su sueño de ser feliz...

Se rompió hasta hacerse más añicos de lo que estaba.

"Estoy aquí, Error"

En el funeral no soltó ninguna lágrima, preocupó a sus hermanos, la única familia que tenía, más no le importó, tenía sus razones.

La mayor cometió muchas fallas, de la cuales todavía le guardaba rencor.

Hace años prometió nunca volver a llorar por alguien que no valía la pena.

¿Ella valía la pena?

Cuando tuvo que regresar el colegio supo la respuesta.

"Puedes contar conmigo ¿Lo sabes, no?"

La hora de salida llegó, luego de esquivar las preguntas por parte de sus amigos de que si estaba bien, pensó que podría ya largarse a su casa y olvidar de todo.

"¡Error!"

Se detuvo y no sabía por qué lo había hecho.

"Háblame, puedo... ¿Puedo ser de utilidad ahora para ti?"

Podía escuchar la respiración agitada del contrario, seguro le pidieron que viniera y éste aceptó después de tanta insistencia.

"Solo quiero ayudarte..."

Y aunque fuera triste, muy lamentable...

Simplemente quiso que alguien le dijera que no era el fin del mundo.

Lo estrechó entre sus brazos y paso unos segundos para recién sentir las manos del más bajo aferrarse a su espalda.

Ya no podía aguantarlo.

Su cuerpo empezó a temblar y poco a poco las lágrimas bajaron por sus pómulos, terminó mojando el hombro del contrario, pero aún así éste no se apartó.

"Está bien, verás que todo mejorará..."

Esas palabras fueron su incentivo para seguir.

Ahora podía ver que nada fue en vano.

¿Ella estaría orgullosa?

"Claro que sí, Error"

Con el frío de la mañana, inició su recorrido por la universidad en la cual estudiaría y tendría sus primeras clases el próximo lunes.

[Una sola respuesta] - ErrorInkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora