[Una sola respuesta] - ErrorInk

Veinticinco

Algunas veces le costaba dormir.

Daba vuelta y vueltas, se giraba de un lado para otro, intentando encontrar una buena posición para conciliar el sueño.

Sin embargo, igualmente no podía cerrar sus cuencas y descansar para despertar en la mañana.

¿Le pasaba algo malo?  

Soltó un pequeño suspiró y se echó de costado, sin muchas fuerzas buscó con su mano en su mesa de noche su celular. Cuando lo consiguió, lo encendió, cuatro mensajes nuevos.

El primero era de Cross, se acercaba el día del nacimiento de... Incubux, así que estaba emocionado comprando ropa para el pequeño. Le respondió con un emoticón de carita feliz.

El segundo era de Fresh, al parecer iba a meterse en una academia para continuar preparándose, eso le alegraba, mañana ya le escribiría.

El tercero era de su madre...

Tragó saliva y paso de leerlo, quizás era lo mismo de siempre.

Y el último, el último, el último...

Error.

Vaya, no contaba con eso.

¿Qué querría?

Dudo en ver su mensaje y al final dejó su celular a un lado.

Mañana...

No tenía muchas que hacer pero de igual manera debía levantarse temprano.

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Se levantó sin muchas ganas el día siguiente.

Con los pies descalzos se dirigió a la cocina y rebuscó en los gabinetes las cosas para preparar el desayuno.

La mañana era tan fría y a la vez refrescante.

Todo su cuerpo sentía un pequeño escalofrío al caminar pero qué más daba, tomó asiento en el sofá pues era más cómodo que cualquier silla dura y empezó a comer.

Talvez se bañaría luego.

Talvez saldría de su casa.

Talvez iría a comprar.

Talvez.

Monotonía. 

Odiaba cuando su vida tomaba ese rumbo.

Algo nuevo, él necesitaba, no, anhelaba...

—Je t'aime.

Soltó una pequeña risa con los pómulos levemente sonrojados.

Se preguntaba si... algún día se atrevería.

Comió otro bocado de su ensalada de frutas para dejar de pensar en eso.

Era un cobarde, tenía miedo al rechazo.

Decidió darle otra oportunidad al amor y aún no estaba del todo seguro de si está bien.

—Qué complicado...

Aunque le daba muchas vueltas al tema, todavía se cuestionaba por qué no podía decir esas palabras.

—Me gustas, Fresh.

Algún día se lo diría.

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Al final se la pasó metido en su habitación garabateando en su libreta.

Hoy había sido un día para nada productivo.