Once

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Al llegar a casa puso las cosas en la mesa, y fue directo a su habitación, poco importó que su madre le preguntará qué había pasado al pasar por su lado.

De inmediato se dejó caer en su cama y frustrado llevó sus manos a su rostro.

¿Por qué todo era tan difícil?

En los dibujos animados que veía de pequeño, los personajes iban a ayudar a cualquier persona y de una se hacían amigos.

Él ayudó de cierta manera a Error, entonces por qué éste no apreció aquello, por lo menos un poco, eso le bastaría.

Si ese tal Blueberry no se hubiera aparecido, quizás...

No, no debía echarle la culpa a los demás, fue él quien no dio lo mejor de sí.

Como pudo se levantó de su cama pero calculó mal y terminó cayéndose al suelo.

—Mierda...

Todo iba de mal a peor.

Suspiró y tomó una hoja que estaba cerca suyo, hacer origami puede que lo tranquilice.

—¿Ink? —Escuchó como tocaban levemente la puerta de su cuarto.

—¿Qué pasa, mamá? —Respondió para no preocupar a la mayor.

—¿Estás bien?

—Sí... —Ocultó su rostro en sus piernas.

—Solo quería decirte que hoy también tu her...

—¡No necesito verlas! —Alzó la voz cansado de que obligado tenía que ver esas fotos.

—Pero, cariño...

—Quiero dormir, mamá ¿Sí? Estoy algo cansado...

—Okey...

No hubo más palabras por parte de su madre, suponía que ya se había ido a su respectiva habitación.

Mañana seguro que sería un mejor día, no debía dudar.

Se levantó del suelo mientras esbozaba una sonrisa en su rostro.

Recuerda, siempre debes sonreír aunque el mundo se cayera a pedazos.

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Sus clases por suerte eran en la tarde, así que ahí se encontraba él, esta vez sí iba a ir temprano.

A unos metros de entrar a su clase, encontró a Error esperándolo cerca de la puerta.

Curioso se fue acercando, quizás esperaba a alguien más.

Pero no.

Casi se desmaya al escuchar por el mismo Error que le daría una oportunidad de ser más cercanos, de ser amigos.

No podía meter esa idea a su mente, no podía pensar que en verdad era real.

Estuvo detrás del azabache preguntando si era una broma o algo y éste harto le gritó que entrará de una vez a su clase antes que cambie de opinión.

Casi riendo por la actitud del contrario fue directo a tomar asiento y prepararse para la clase que seguro de nuevo no prestaría atención por lo que había ocurrido.

¿Será que esto mejore de cierta forma?

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Al regresar a casa luego de mucho trabajo, su madre le preguntó por qué estaba tan feliz, con una gran sonrisa le dijo que lo había logrado, se levantó de su sitio y se retiró a su cuarto, dejando a la mayor un poco confundida con esa respuesta.

[Una sola respuesta] - ErrorInkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora