v e i n t i t r é s

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Louisa salió de la casa hacia el bosque, se había propuesto caminar un poco a diario, de algo le serviría el ejercicio; además, le daría tiempo de pensar sobre lo que estaba ocurriendo

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Louisa salió de la casa hacia el bosque, se había propuesto caminar un poco a diario, de algo le serviría el ejercicio; además, le daría tiempo de pensar sobre lo que estaba ocurriendo.

Llevaba unas zapatillas deportivas e iba bastante abrigada, ese día el aire era frío y parecía que más tarde comenzaría a llover. Pero al menos podría disfrutar de una caminata por un rato, quizá una hora.

Caminó con tranquilidad, procurando no adentrarse demasiado y manteniéndose al margen donde pudiera ver la ciudad. No sería conveniente volver a perderse en el bosque, no cuando Bella no estaba perdida y nadie la encontraría.

Pensó en Paul, últimamente sus pensamientos comenzaban y terminaban en él, y cómo no iban hacerlo si habían convivido tanto. Le gustaba que con Paul podía llevar una relación completamente normal, podían pasear en los días soleados, podían comer juntos; además de que le consolaba el hecho de que el corazón del chico latiera. No es que con Jasper le molestara, su condición de vampiro no era algo que la aterrara pero había cosas que nunca podría disfrutar con Jasper y con Paul sí, así como había cosas de las que disfrutaba con Jasper que con Paul nunca podría.

Jasper y Paul eran polos opuestos, uno decía blanco, el otro negro; uno prefería la noche, el otro el día. No encontraba nada en lo que pudieran asemejarse, salvo, quizá, su interés en ella.

Louisa nunca había sido muy popular entre los chicos y ni siquiera ahora lo era, pero Jasper y Paul estaban interesados en ella, bueno, de Jasper ya no lo sabía, y Paul... él era un caso aparte. No sabía qué pensaba o qué sentía y tampoco quería tocar ese tema.

Decidió enfocarse en lo que ella sentía pero al instante se arrepintió. ¿Qué demonios sentía? Amaba a Jasper, lo amaría toda su vida y estaba segura de que jamás podría desaparecer del todo. Pero Paul... de cierto modo lo quería y también le gustaba. Le gustaba todo de él, hasta su insoportable forma de ser; tal vez fuera eso lo que más le gustaba.

Aunque no podía comparar su amor por Jasper a su... lo que sea que fuera con Paul; eran diferentes y siempre lo serían. Incluso lo que sentía al estar cerca de ambos era diferente. Con Jasper era el destino, estaban destinados a estar juntos y eso podía sentirlo. Pero con Paul no era así, estaba segura de que el destino no había tenido nada que ver entre ellos. Con Paul había un magnetismo que no paraba de atraerlos, eran tan opuestos y a la vez tan iguales. Estaba segura de que el destino había interferido para que ellos se encontraran pero ese tipo de atracción ni el destino puede desviarla. Porque eso era lo que había con Paul, una tremenda atracción; algo la empujaba hacia él y Louisa ni siquiera intentaba resistirse, no lo lograría aunque lo intentara.

Pero había una pregunta que no paraba de retumbarle en la cabeza, ¿triunfaría el destino o Paul se interpondría? Porque Paul parecía ser eso, un obstáculo que impedía que las cosas siguieran su curso natural. Sin embargo, Louisa no estaba tan segura de querer que lo siguieran.

Últimamente, hasta ella estaba desconcertada con sus pensamientos o, mejor dicho, sentimientos.

—Louisa Evans —dijo una voz conocida a sus espaldas.

Laurent.

—Hola —saludó con indiferencia.

Estaba consciente de que el moreno era el causante de estar huérfana y lo odiaba por ello pero de nada serviría darle importancia y comenzar a gritarle, lo mejor era seguir caminando hasta salir a la calle, donde estaría segura. Además, el vampiro no podía hacerle daño.

—¿Cómo estás? —preguntó caminando a su lado, Louisa ni siquiera lo miró.

—Pues considerando que mataste a mis padres, bastante bien en realidad.

Laurent soltó una carcajada.

—Has cambiado, Louisa Evans.

Louisa se encogió de hombros, Laurent tenía razón. Había cambiado, ya no era la misma chica asustada que había conocido unos meses atrás, ahora sabía que no podían herirla. Además, el dolor la había fortalecido, claro aún le dolía, pero había aprendido a vivir con ello.

—Venía a asegurarme que estabas bien —dijo el vampiro.

Louisa frunció el sueño.

—¿Por qué a ti te importaría eso?

—Eres un arma, Louisa, un arma que podía acabar con nuestra especie en cuanto detone.

La chica siguió caminando, ¿un arma? Sí, quizá esa era la forma correcta de nombrar su don. Ella era un arma contra vampiros.

—Y también vengo a advertirte. Sé que no tienes motivos para creerme pero tus recientes compañías son peligrosas.

Sus pensamientos al instante se dirigieron a Paul, ¿pero qué podía tener él de peligroso? No era un vampiro y tampoco había mostrado ser algún ser sobrenatural.

—¿Para ti o para mí? —preguntó Louisa.

Laurent rió levemente.

—Yo no importo, Louisa, ni tampoco te harán daño a ti. Quien me preocupa es cierto chico rubio...

Louisa se detuvo en seco, ¿Jasper...? No, claro que no, nadie le haría daño, no tenían por qué hacerlo.

—Son enemigos naturales, Louisa, me sorprende que no lo hayas pensado ya.

Antes de que Louisa pudiera responderle, alguien la tomó del hombro, escondiéndola detrás de su cuerpo. Paul.

—Creo que deberías irte —dijo el chico furioso.

Por poco y no lo reconoció, el rostro de Paul parecía desencajado, fuera de sí mismo. De no haberlo conocido, hubiera podido jurar que se trataba de otra persona.

—¿O qué? ¿Vas a convertirte en perro? —retó Laurent.

Louisa frunció el ceño, ¿perro? ¿Por qué Paul se convertiría en perro? Hubiera creído que Laurent deliraba de no ser porque Paul se arrojó sobre él, convertido en un... lobo.

Paul era un lobo.

brown eyes || jasper h. & paul l.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora