II [EDITADO]

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Haber visto a los hermanos Schwarz de tan cercana distancia había sido una emoción bastante extraña, sentía miedo porque ellos eran peligrosos y adrenalina, como si ellos al acercarse alimentarán una llama que tengo dentro

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Haber visto a los hermanos Schwarz de tan cercana distancia había sido una emoción bastante extraña, sentía miedo porque ellos eran peligrosos y adrenalina, como si ellos al acercarse alimentarán una llama que tengo dentro. Era extraño sin duda alguna.

John hasta se había desmayado de la tensión, aunque nos hemos reído todo el fin de semana de aquello también me preocupaba un poco, pues siempre tenia reacciones bastante conflictivas cuando experimentaba el miedo.

Catryn había decidido no contárselo a su padre, dado que lógicamente no teníamos pruebas y ellos eran siete, por lo cual dudaba muchísimo que le crean la palabra a tres chicos contra siete personas negándola.

Y aunque su padre le creería, no íbamos a ser muy convincentes dado que nos habrían acusado de estar alcohólicos e imaginarlo por la paranoia dado la botella de bourbon.

Así que simplemente decidimos ignorar aquello.

Era lunes, y estaba alegre de volver a empezar mi rutina en el trabajo. Era la maestra del preescolar, trabajaba junto a otras maestras en el único preescolar del pueblo, por lo cual, había muchos niños al cuales debía de cuidar.

Eran revoltosos generalmente, y aún más los días de lluvia donde no podían salir al patio.

Por suerte hoy era un perfecto día soleado y mis pequeños podrían salir a descargar energías en los juegos.

Mientras miraba como los niños se colocaban sus delantales para comenzar a pintar, mire la planilla entre mis manos notando que hoy parecía que debía entrar una alumna nueva. Kerstin Schwarz.

Solía amar los nombres extranjeros sin embargo los nombres alemanes eran muy difíciles de pronunciar.

-Danna. Iré a buscar a una nueva niña - informo, mientras meto mis manos en el delantal azul con colores llamativos. Danna acepta con una sonrisa y vigila a los niños en mi ausencia.

Salgo de la pequeña sala y comienzo a caminar por el pasillo escuchando el alboroto salir de otras salas, amaba mi trabajo y aún más amaba a los niños.

Al llegar a la puerta, miró como efectivamente la señora que había visto el viernes por la noche fuera del autoservicio se encontraba parada allí. Llevaba un perfecto y ajustado vestido pastel turquesa sin mangas con unos tacones bajos pero delicados. Mi vista viaja sobre la niña que parecía ser tímida, vestida con pantalones negros y una blusa floreada con su cabello lacio y completamente negro, se aferraba del brazo de su madre.

Por un instante me tensó ver a un Schwarz allí, el pueblo solo había dicho que eran cinco hermanos y ahora al parecer había una hermana menor. Respire profundamente antes de acercarme y alejar los rumores, el miedo que me causaba su familia y mi vida personal de mi trabajo

-¡Hola! Deben ser los Schwarz. -Me acerco a ellas con una sonrisa amplia. -Soy Arzaylea Brown, seré la maestra de la niña.

-Es un gusto, soy Eckert Schwarz. La madre de Kerstin. -La señora parecía completamente alegre, no tan tenebrosa como los seis hombres que tenía de familia. -Estoy un poco nerviosa a decir verdad.

Maldición Alemana [#1] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora