XXXXXV

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Debía admitirlo.

El aquelarre de Joshua era una maravilla.

Hay desde ancianos hasta niños. E incluso, Tyler se ha hecho amigos y eso es lo que más me alegra. También, su aquelarre cuenta con un instituto por lo cual es la solución perfecta para que mi pequeño estudie y entrene al mismo tiempo. Solucionaron el problema de tener que buscar institutos, kinders, y etcétera.

Joshua es el líder, no por votación, sino por herencia del apellido. He oído algo de que su padre había muerto hace tres años y él ha heredado el aquelarre. Pero eso no quita que sea genial, a decir verdad, Joshua era un encanto como persona, y muy exigente líder al llegar.

Sinceramente se notaba muchísimo su forma de liderazgo y consideraba a cada persona parte de su familia.

Me apoyo sobre el respaldo de la silla mirándolo mejor. Él tenía frente a él a una cantidad de seis o siete niños de la edad de Tyler, incluyéndolo también. Al parecer Queensland es un habitado lugar lleno de turistas y nuevos habitantes. Lo entendía, era una magnífica ciudad.

Sin embargo me daba pena saber que Joshua tenía el deber de ir a cada brujo y ofrecerle su aquelarre. Él sentía a cada persona que hacía magia, siempre y cuando esté dentro de su territorio.

Los niños aceptan algo que dice y corren detrás de una señora, la había visto, creo que es profesora. Tyler antes de hacerlo me mira, preguntándome con la mirada, acepto con la cabeza y él corre detrás de todos los niños. Joshua camina hacia mí.

—¿Qué te parece? —Mira todo su alrededor levantando sus manos y señalando su eje. —Buena pinta, ¿No?

—Podría estar mejor. —Bromeo y él me fulmina con la mirada. —¿Dónde está Tyson?

—En un tour con Barnett. —Responde. —Si te sientes insegura puedes acompañarlos, fueron hacia allí.

Niego con la cabeza. Tampoco quería parecer un guardaespaldas detrás de él.

—¿Cuántos son aquí?

—Doscientos está temporada, hay diez nuevos hoy.

—Es un gran aquelarre.

—En una gran ciudad. —Acepta con la cabeza. —Por suerte, Tyson encaja a la perfección. Espero que su padre también encaje, ¿es brujo por él, no?

—Tyson no tiene padre. —Le sonrío. —Y si, es brujo por él.

—Oh, carajo. Lo siento. —Un brillo de angustia se asomó por sus ojos. —¿Murió hace mucho? Carajo. No te imaginaba viuda.

—Descuida. —Sonrío. Ignorando sus preguntas. —Me alegra que nos hayas encontrado, pero debo admitir que se me hace confuso que justamente vivas en el mismo departamento. Es demasiada casualidad…

—En mi defensa vivo en ese departamento hace tres años y tú solo hace… no sé, ¿Cuándo te mudaste?

—Un día y medio.

—Un día y medio. —Repite pensativo. —Bueno, me gusta creer que es destino.

—¿Destino?

—Claro. A veces creo que todos nosotros tenemos un futuro fijo. Soy brujo, por ley debo tener la mente abierta a todo, pero nunca he podido tener otro pensamiento; siento que nuestra vida está planeada.

Sonrío y miro mi brazo. El brillo del brazalete iluminaba completamente mi brazo.

—Conocía a alguien que creía en el futuro.

—¿Esta muerto? —Me miró curioso.

Me encogí de hombros.

—Hierva mala nunca muere.

Me río entre dientes, recordando a el Schwarz más tocapelota. Joshua sonríe y mira hacia adelante.

—Estas siendo agradable. —Comenta.

—Luego se me pasa —Juego con el brazalete. Joshua pone los ojos en él.

—¿Qué significa? La serpiente.

—No puta idea —Miento—, pero me hace ver como una mujer peligrosa. ¿Es extraño que un brazalete me empodere?

Comienza a reírse batiendo su estómago entre risas.

—Conocí una historia cuando estuve en Düsseldorf sobre serpientes.

—¿Sí? —Mi rostro se ilumina de inmediato. —¿Eso es Alemania, no?

—Si. Antes que muriera mi padre y tenga que volver a Queensland para cuidar al aquelarre, estudiaba moda en Düsseldorf. El mejor lugar del mundo.

—¿Qué historia escuchaste?

—Una familia alemana que aseguraba tener cercanía a las serpientes. Jamás supe si eran brujos o humanos. Pero, tenían a todo Alemania a sus pies. —Al ver mi rostro, sonríe—; lo digo en serio. Había una leyenda que decía que esa familia tenía un fetiche con las serpientes. Se decía que la familia incluso tenía en su lastre una serpiente.

Sonrío de inmediato sabiendo a la perfección a que familia se refiere.

—¿Los llegaste a conocer?

—Que más quisiera yo. —Bufa. —Antes estaba muy ocupado estudiando y ahora muy ocupado siendo brujo. —Suelta un suspiro. —Apenas tengo tiempo para tomarme un café.

—Haces un buen trabajo aquí. —Consuelo.

—Hacia un buen trabajo en Düsseldorf, diseñando. —Se encoge de hombros.

Observó de reojo como Tyler corre hacia mí, al llegar a mi, me abraza fuertemente como si no me hubiese visto en años. Sonrío divertida mientras recibo su abrazo.

—¿Qué tal te fue? —Pregunto en un susurro, aunque sé que igual me escucha Joshua. Beso su cabello y él se separa.

—¡Esto es genial, señorita Rawer!

Joshua a mi lado, embosca una sonrisa triunfante. Peino con los dedos el cabello de mi pequeño.

—Quiero ir al centro comercial, ¿Me acompañas?

Él asiente con la cabeza frenético. Giro a ver a Joshua, él inclina la cabeza mirándome.

—Gracias por dejar entrar a mi hijo.

—Ha sido un gusto, vecina.

Asiento con la cabeza. Antes de girarme y caminar hacia la salida le digo:

—No necesitas a Düsseldorf para cumplir tu sueño.

Maldición Alemana [#1] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora