XII✅

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No sé que siento
Tristeza

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No sé que siento

Tristeza. La sensación de oprimición sobre el pecho que extiende un fuerte y letal dolor por todo mi cuerpo.

Incredulidad. La sensación que sólo es un broma, que ellos en realidad tan solo están viniendo en casa.

Inocencia. Creer que ni siquiera alguien como los Schwarz serían capaz de algo así.

Ira. Sentir que mis músculos se tensan y lo único que quiero hacer es romper todo objeto material que se me cruce o, romperle toda la cara a alguien.

Decepción. Sentir que podía haberlo hecho mejor; de cuidarlo. De alejarlo de todo lo malo. De irme con él a la ciudad y ser su cuidadora.

Confusión. ¿Por qué podrían haber hecho eso?

Nostalgia. Recordar su olor, su tacto, como reía y como jugaba hockey.

Desánimo. Sentir que debo estar horas sola y asimilarlo.

Sentía tantas emociones, sentía tanto que me ahogaba entre el propio veneno de mis pensamientos.

No podía reaccionar, aún me encontraba con el teléfono entre mis manos mostrándome el lacre de los Schwarz. Sujetándome del mueble porque estaba segura que no podía conectar con las neuronas que mantenían mi cuerpo a salvo sobre mis piernas. Había dejado de sentir mis manos, mis piernas, mi cuerpo y hasta dejé de sentir como respiro.

Me sentía tan confundida, agobiada, no sabía dónde estaba y que haría.

Me encontraba cenando en el mismo lugar donde el asesino de mi padre vive, donde quizá hizo la cena, donde quizá hable con él hoy o donde quizá en este instante me estaría mirando.

Está muerto.

Me giro a ver a los Schwarz. Todos habían dejado de comer y ahora estaban puestos de pie mirándome fijamente, uno al lado de otro. En silencio con las miradas inexpresivas esperando que por fin salga de mi colapso mental y reaccione.

—¿Quién fue? —Sonó cómo un susurro. Nadie se movió pero supe que me habían escuchado. Ellos me escuchan.

No me moví, aún tenía el celular en mis manos y lo note en cuanto lo rodee con mi mano presionándolo entre mi agarre con brusquedad.

—¿quién fue? —Repetí marcando cada palabra lentamente al borde de la locura misma.

Por fin logró conectar mi cuerpo con el mi mente y guardo mi móvil para luego mirarlos.

—¿Quién fue? —Insistí. Gire mi cuerpo está vez y caminé hacia ellos, quienes estaban detrás de la mesa. —¿Quién ha sido?

—Arzaylea, tienes que calmarte. —Advierte Derek, mirándome fijamente.

—¿Por qué? —Pregunté. Llegué a la mesa. —¿Por qué? —Mi tono de voz comenzó a subir, con coraje me inclino sobre la mesa y entonces con mis brazos tiro todo lo que hay encima al suelo. Las copas se rompen. Las botellas caen y el líquido del vino ensucia la cerámica blanca de rojo. Los platos se rompen contra las cerámicas y parte de comida se cae — ¿¡Por qué!?

Eckert gime sobresaltada ante todo el ruido y se aferra al brazo de Kruse que ante el agarre parece reaccionar y su instinto fue colocar a su esposa detrás de su espalda.

—Ha sido un mal entendido. —Intenta persuadir Edwin.

—¡Tú cállate! —Nuevamente tiro las otras cosas que no habían caído. Encargándome de romper todo — ¡Me has dicho que estaré bien! ¡Me has dicho que nada sucederá! ¡Que tu familia se iba a comportar!

Mi pecho subía y bajaba con velocidad, casi me ahogaba sintiendo como mi corazón late con fuerza contra mí caja torácica, mi mano comienza a temblar liberando movimientos propios.

—¡Arzaylea, por favor escúchanos! —Exclamó Derek.

—¿Quién ha sido? ¿Quién fue? —Volví a preguntar —¿Quién ha sostenido la almohada? ¿Quién escribió la carta? ¿Quién me dio este vestido?

Sabía que uno de ellos era el que había hecho las tres cosas a la vez.

—Creímos qué eras distinta. —Inicia—Que ibas a delatarnos o hacer algo estúpido y decidimos hacer esto para que sepas que nosotros siempre vamos un paso adelante. Para que sepas que siempre ganaremos.

Si, era esa estúpida que iba a delatarlos y hacer algo sumamente estúpido sin embargo era una estúpida cautelosa que fingía ser su amiga.

—¿¡Asesinando a mi padre!? ¡Esto es contra mi! ¡Contra mi! ¡Mierda, es contra mi, no con él!

Y entonces dejo que la ira tome el rol de mis reacciones y comienzo a destruir todos los objetos que se encontraban a mi al rededor, actuando como una puta loca.

—¡Hola famil... Oh—la voz de Kilian sonó detrás mío. Eufórica pero finalizando con un tono apagado y cauteloso.

—Kilian si que tienes el don de aparecer en malos momentos —Edwin le dice.

Quise reaccionar. Gritarle. Golpear algo o alguien. Llorar. Liarme a puñetazos. Hacer algo sin embargo, aprovecharon mi distracción y en cuanto quise reaccionar alguien me sujeto de detrás.

Unos brazos me atravesaron e inmovilizaron apretando mi cuerpo. Mi espalda choco contra un pecho y no tarda en alzar mi figura así me no puedo pisar el suelo lo cual reacciono comenzando a retorcerme y dar movimientos bruscos intentando liberarme pero no tengo suerte

—¿Qué... Qué hacen? —Preguntó Kilian complemente sorprendido y horrorizado.

—Jetzt!, Jetzt! —Gritó quién me sujetaba y creo que era Kool.

La confusión me invade al instante sin embargo no tardo en sentir un ardor en mi brazo y en cuanto giro a verlo Derek había inyectado algo en éste

—Lo siento, guapa.

Kool me suelta y no tardo en dar pequeños pasos retrocediendo de ellos, no entendía que sucedía pero por un momento pensé que toda la adrenalina, emoción, confusión y tristeza fue disuelta y transformada a neutralidad.

Fruncí mis cejas confundida e intente moverme, mirándolos con desconfianza sin embargo en cuanto hago pasos noto que me tambaleaba mucho. Comienzo a ver nublado, todos parecen multiplicarse y los colores se alteran y confunden

¿Estoy drogada?

Llevo una mano a mi brazo y me quito con brusquedad la jeringa ya vacía que seguía clavada en mi piel, al tenerla en mis manos me confundí viendo como estaba completamente vacía pero tenía restos de un líquido de color azul.

Levante mi vista. Quise hablar pero mi lengua fue adormecida. Quise moverme pero deje de sentirme. Quise reaccionar pero no pude.

Vi como Kool movió su boca pero no entendí que dijo, ni siquiera lo escuché. El zumbido agudo comenzó a sonar y ahogarme en el. La jeringa cae entre mis manos y yo caigo de rodillas junto a ella

Quise ponerme de pie sin embargo no tardo en sentir como mis párpados se cierran y yo caigo arrastrándome a la profundidad de la oscuridad.

Maldición Alemana [#1] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora