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Estoy muy adolorida. Hago una mueca de dolor cuando muevo mi cuerpo al despertar. Al instante una lluvia de fragmentos de los recuerdos invade mi mente. Max. Gimo ante la luz que ataca mis ojos, los abro de golpe y me reincorporo de un salto.
Las drogas que adormecen y yo no nos llevamos tan bien.
Mi vista viaja hacia donde estoy, tirada en un suelo en una habitación sucia, sin ventanas o algún tipo de ventilación. Huele a moho, podrido y a tierra mojada. No había ningún mueble, ningún objeto, ninguna persona; no había absolutamente nada. Ni siquiera me habían dejado sobre un colchón.
Pertenezco callada y hecha una pequeña pelota en el suelo mientras espero pacientemente que algo suceda, aún tengo el cuerpo débil y estoy un poco adormecida.
Unos segundos después la puerta se abre y entra Max. No me muevo, si me muevo probablemente me entre un mareo que me vuelva a tumbar, pero mantengo el rostro inexpresivo y alerta, mirándolo con desconfianza. Él, tenía en las manos un plato de plástico con una hamburguesa, sin utensilios, ni para cortarla.
—Te he traído algo para que te alimentes, amor.
Lo miré con asco, él coloca el plato frente a mi y me mira con una radiante sonrisa blanca y ahora que lo conozco me doy cuenta de que, han pasado años y sigue exactamente igual.
—No me puedo alimentar con eso, idiota.
—Lo sé. —Deja el plato en el suelo tras ver que soy incapaz de cogerlo. —Pero te mantendrá con la fuerza suficiente para que estés consiente.
—¿Te da miedo que tenga fuerzas? —Preguntó con repugnancia.
—En absoluto, Arzaylea. —Frunce el ceño. —No te conozco, estás distinta. —Con su mano acaricia mi cabello.
Me da asco pero por mi propio bien solo me limito a no moverme. Él coge mi peluca y tira de ella con brusquedad, la lanza aún lado y luego, coge de la red y me la quita suavemente. Mi cabello natural y normal cae sobre mis hombros con libertad y él sonríe nostálgico.
—Sigues igual de hermosa que hace años, amor.
—Me das asco. —Mascullo. —Me has hecho sufrir tanto ¿Y ahora te atreves a secuestrarme?
—No, amor. No ha sido un secuestro si me llevo algo que es mío. —Acaricia mi rostro.
—No te pertenezco. No le pertenezco a nadie.
—¿No? —Inclina su cabeza hacia atrás. —Creo que tienes un novio. ¿Encerrarte en un baño con tu novio? ¿Dónde quedó tu dignidad amor?
—¿Me has visto?
—Te he visto siempre. —Suena sorprendido de aclararlo. —Arzaylea, cariño, ¿acaso no sabes que siempre estoy pasos adelante?
Aparto la mirada, molesta.
Maldito e infeliz estratega.
—Te pareces mucho a Tyler, tiene tus ojos.
—Quiero verlo.
—Si eres obediente, podrías verlo algún día.
—¿Algún día? ¿Cuántos días me tendrás aquí?
—Los suficientes. Debo conocerte, conocer tu lado demoníaco. Aunque me sentí bastante confundido tras que hayas dicho que si perdías a Tyler Muller te asesinaría. ¿Pero sabes qué? Más incrédulo quede cuando no supiste como decirle a tu nuevo novio que aun me quieres. ¡Joder! ¡Que tensión!
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Maldición Alemana [#1] ©
FantasíaLos schwarz Seguramente has escuchado sobre ellos, todos en DeepLake hablan sobre esas personas. He escuchado muchos mitos y leyendas sobre esa caótica familia Seis hermanos, una hermana y unos padres extraños. Seguramente has escuchado que son cóm...