XXXII

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Becker Schward

Antes del despertar

-¡Pueden calmarse! -Alce mis manos en el aire mientras intentó calmar la situación. La multitud de Deeplake no estaba contenta al verme, definitivamente.-¡Les tendré que pedir que vuelvan a salir de la reja, es propiedad privada, llamaremos la policía!



Los pueblerinos estaban en todo mi patio. Algunos entre los árboles, otros en los ventanales asomando sus cabezas de imbéciles y otros intentando acercarse a la puerta.



Derek intentaba hablar con ellos pero no estaban muy contentos, querían a Arzaylea ¿qué quieren, que se las entregue dormida pedazos de inútiles? Como están de podridos sus mentes humanas quizá abusen de ella, es joven y hermosa y en un profundo sueño, perfecto para algún enfermo mental...



La sangre se me hierve al pensarlo, asesinaría con mis propias manos apretando los cuellos de esos enfermos... Aplastaría tanto su cabeza en con mis botas que se le explotaría el cerebro y le quitaría costilla por costilla par...



-¡Queremos a Arzaylea! -Gritaron.



Todos gritaron al unisordo apoyando a aquella voz. Una mujer se coloco frente a mi y me puso el crucifijo en el rostro esperando que como en una típica película me derrita o yo que sé.



A esta dama se le antoja que la haga tragarse ese crucifijo, al parecer.



Bueno, lo tendría que hacer privado. Si lo hago aquí mismo estoy seguro que intentarían atacar con golpecitos humanos. Casi sonrió al imaginarlo.



-¡Reitero, deben retroceder! -Gritó Edwin. Era increíble como gritaba pero seguía manteniendo su calma en su tono de voz, Pilates si que ayuda ¿mm?



Entonces observo como una roca impacta contra una ventana rompiéndola en mis pedazos. Cerré mis ojos mirándola y luego los abrí en dirección al chico que la había lanzado.



En la guerra siempre hay una pérdida, la del día de hoy será él.



Caminé en su dirección con toda la tranquilidad del mundo pero Derek me sujeta del hombro haciendo que me detenga.



Miré al chico y él a mi. Voy a matarte humanito.



-¡No hace falta que entremos en pánico! -Volvió a gritar Derek.



¿Para qué intenta calmarlos? Podríamos patear su trasero uno por uno y ellos se irían rápidamente, de hecho hasta puedo sobrepasarme y dar uno que otro puñetazo. Después de todo podría decir que fue en defensa personal ¡están en mi casa! Estaría encantado de ir a por la violencia.



-¡Queremos a Arzaylea!



Diablos, ¿tan querida era Arzaylea? Malditos pueblerinos ¿simplemente no pueden tenernos miedo como antes y ya?



-Todos queremos a Arzaylea -Dijo calmado Edwin -Ha sido duro pero no sabemos donde está.



Otra piedra, otro ventanal. Ese chico está firmando su muerte.



-¡Ya sabemos que esta aquí! ¡Lo hemos visto! ¡Deben entregarla! -¿Ese es su mejor amigo? Vaya, por fin dejó de tartamudear.



-Podemos calmarnos todos...



-¡No!



Entonces un pequeño pero grave grupo de personas quisieron entrar por la puerta donde mi madre junto a mi padre intentaban alejarlos.



Con que la empujen a ella...



La puerta se abre. Kilian sale para darnos refuerzos pero fue una mala idea, al instante la gente empezó a gritar más eufóricos y enfadados pues él era el único que estuvo con Arzaylea la última vez.

Maldición Alemana [#1] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora