XXIII✅

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—¡Shhh!

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—¡Shhh!

Abro mis ojos y pestañeo muchas veces intentando adaptarme a la luz, el despertador no había sonado por lo cual deduzco que es madrugada o quizá el amanecer, entraba luz desde la ventana y chocaba mi rostro.

Al ver la ventana efectivamente comprobé que era el amanecer.

Miré el causante del ruido al cual me había despertado y era Muller, él estaba mirando con el ceño fruncido algo entre sus pies y le chillaba que hiciera silencio.

Sin embargo, al ver mejor, mi gato se encontraba maullando dramáticamente alertando que éste estaba despierto a estas horas y al parecer quería irse.

Me inclino hacia adelante apoyándome sobre mis codos y lo miro, él notó que había despertado ya que me mira y hace una mueca de tristeza.

—¿Muller? —Pregunté soñolienta. Con mi mano refriego mi ojo y observé el sofá donde había dormido, había vuelto a doblar las mantas y acomodar los almohadones perfectamente. Ya se iba. —¿Te vas?

Asintió lentamente. Mi gato dejó de maullar al fin y de un salto fue hacia su camita. ¿Pará qué perros guardianes si existen gatos?

Miré el reloj de mi mesa de luz. Efectivamente 5:30 am

—Son las 5:30. ¿Qué...? —Me interrumpí a mi misma y negué con la cabeza frenéticamente —Okey. Prefiero no saberlo. Te guiaré a la puerta.

Él asiente aunque se lo nota avergonzado.

—Descuida. De todas formas he dormido bien. —Dije mientras me pongo de pie y camino soñolienta hacia el perchero. Hacia frío por lo cual busque abrigarme en uno de mis usuales cárdigan. Él me miraba mientras me vestía, con sus cejas fruncidas y yo sonreí a boca cerrada—Si. Yo también me sorprendo de lo fácil que me resulta saber que quieres decir.

Camine hacia el mueble y decidí ponerme mis botas. Probablemente ya no pueda dormir asique me quedaré vagando como zombie por la casa.

Al llegar al mueble cojo una de mis pastillas que debo tomar cada día y la trago sin necesidad de agua. Dejo el pastelero aún lado.

—¿Te han llamado tus hermanos? Sobre Kool.—Él negó, torciendo sus labios. —Mira, das mal rollo si te despiertas a las 5:30 am.

Él presiona sus labios y me detengo a observar sus expresiones. Quiere decir algo y no sabe como. Mi vista viaja hacia su ropa, camiseta negra que deja ver algunos tatuajes en sus brazos, pocos a diferencia de sus hermanos, también tiene tatuajes en sus manos y hasta en sus dedos. Viste con unos pantalones negros también que le quedan impresionantemente bien, y... Zapatos deportivos.

Claro, habían ido a cazar antes de llegar aquí

—¿Haces ejercicio por las mañanas? —Deduci. Él asintió. Fue inevitable sonreír ampliamente orgullosa —¡Pero que buen equipo! No hace que falta que hables para tener una buena comunicación ¿Mm?

Él sonríe, de esas sonrisas tímidas que mira hacia abajo, se le marcan los hoyuelos y se muestra completa y perdidamente adorable.

Luego de unos minutos, lo acompaño a la puerta y abro, la brisa fría choca contra nosotros y Muller sale de la casa sin embargo se detiene y gira a verme. Apunta con la cabeza la calle y estira una mano en mi dirección.

—No, no, yo no corro. Realmente soy mala con deportes, llego a correr y se cumple la visión de Kilian de una guerra.

Él toma de mi mano y la jala, sin dejar de sonreír.

Miré mi casa, la calefacción adorable y el ambiente cálido, probablemente podría hacerme un té y ver la televisión envuelta en algunas mantas. Giré y mire la calle, fría, silenciosa, abandonada y horrible

Le hago una mueca a Muller y suspiro.

—Sería irónico que rechacé después de pedirte que me enseñaras a defenderme.

Cuarenta minutos después, me arrepentí hasta de haber nacido. Coloque las manos en mis piernas y me incline hacia adelante queriendo coger más aire, Muller corría a mi lado sin mucha molestia de estar corriendo ya casi por una hora pero se detuvo en cuanto yo lo hice. Tomo de mi brazo y me jaló para que no me detuviera.

Diez minutos después, me detengo al notar que estábamos a una cuadra de su casa.

—Muller. Un descanso ¿ok? Soy humana, pulmones humanos, energía humana, necesito parar.

Él asiente y señala la casa. Yo asentí y ambos trotamos hacia ella.

Bueno en realidad él me jalaba del brazo riéndose por ser tan perezosa y yo me arrastraba detrás.

—Identificación.

—Em... Soy Arzaylea Brown y él es Muller.

—Identificación.

—No tenemos hemos salido a...

—Identificación.

—Que la no tenemos.

—Identificación.

—Estoy con Muller. Él no habla pero está aquí.

Jale a Muller hacia mí, así puede verlo a través de la cámara de seguridad y él efectivamente abre las puertas.

Nunca me pregunté si Muller sentirá vergüenza o intimidación al todos en su al rededor querer comprenderlo más de lo normal. A mi se me resultaba fácil, seguramente a sus hermanos también sin embargo personas como un portero o mi madre estaría probablemente seis horas intentando tan solo decir algo básico como un “como estas”

Ambos caminamos por el gran jardín, él saca de sus pantalones unas llaves y abre la puerta, al pasar mi mirada fue hacia todos lados donde la casa estaba increíblemente silenciosa. Es temprano, probablemente aún duerman.

Caminamos hacia la cocina y yo me siento en la isla, él coge un vaso y jugo de naranja y me lo extiende para luego indicarme que iría al baño.

Sola, en su cocina, tome el jugo de naranja mirando por la ventana. Podría acostumbrarme a correr por las mañanas, según lo que había intentando decirme Muller era que ahora intentaríamos hacer algo de entrenamiento físico. Aunque probablemente si no resultará bueno y no esté preparada para aquello solo practiquemos con su arco y flecha.

El recuerdo de Cassandra decir que Muller jamás le había permitido usarlo me dio una amarga sensación en el pecho. ¿Por qué conmigo si?

El ruido de unos pasos hacen que mire por sobre mi hombro. Becker entra a la cocina sosteniendo un vaso de licor ¿licor en las mañanas? Pobre hígado.

—Si. Efectivamente. Eres tú. —Saludó, bebió de su licor y me examino con la mirada

—Hola Becker. —Saludé a la defensiva.

—Arzaylea... —Hace un gesto con la cabeza. —Sentí tu aroma por toda la casa, ese aroma tan exquisito. Lavanda ¿no?

Decidí no mostrarme intimidada y bebí de mi jugo.

—Has acertado. Muller y yo hacemos ejercicio y hemos decido detenernos a descansar.

Acepta con la cabeza y bebe nuevamente el licor. Acabándolo. Deja sin embargo el pequeño vaso entre sus manos.

—Ejercicio... Muller no ha venido a dormir hoy.

—Creo que es mayor para decidir dónde dormir. —Sonreí amargamente.

Él se ríe.

—No estamos acostumbrados a estar distanciados. Muller no puede irse lejos.

—Lo siento, ¿Te pones sentimental si estas solito?

Él presiona sus labios mientras sonríe forzadamente. Desde aquí puedo ver sus ganas de controlarse y no meterme un puñetazo

—Debe ser difícil entenderlo... A Muller. El silencio es aburrido ¿No?

—Lo entiendo perfectamente y hablo lo suficiente por los dos. No nos aburrimos.

El ambiente se había vuelto tenso. Me miraba con ira y fastidio, mientras yo me mostraba felizmente. Luego me arrepentiría cuando tenga un ojo morado, pero bueno, vale la pena.

—Dime... —Miré mi al rededor y luego lo miré a él —¿Donde esta la familia tan unida?

—Kool en una comisaría, por tu culpa.

—Okey si, perdón, es que yo le he pedido que golpeara a la chica y tenga un fetiche de grabar a sus víctimas.

—Tu ironía me molesta.

—Tu presencia también.

Él sonríe y niega con la cabeza. Decide seguir contestando mi pregunta anterior.

—Mis padres dormirán en la comisaría esperando novedades, Derek y Kerstin descansan.

—Y tú, sacias tu vida depresiva con alcohol.

Acepta.

De repente visualizo a Muller colocarse frente a mi, no se en que momento a aparecido pero lo noto cuando se acerca a mi y coloca su mano sobre mi hombro haciéndome retroceder, como si frente de mi hubiera un león.

Becker ante eso presiona entre sus manos con fuerza el vaso y este se rompe en su mano en mil pedazos. Becker ni siquiera le dio la importancia necesaria al vaso y el vidrio en sus manos y esparcidos por el suelo. La acción de su hermano lo enfureció pero decidió usar un tono neutro para hablar.

—Tranquilo, Mull. No le haré nada a tu interés amoroso. Ya sacie mi violencia en otras cosas.

—No soy su interés amoroso. Seguro que nunca has tenido una amiga. —Me cruce de brazos a la defensiva.

—No, nunca la he tenido. —Concuerda. —Pero si es una persona como tú, preferiría jamás tenerla. Y si es como él, tampoco.

Por un momento me enfado el hecho de que lo tratara así. ¿Dónde estaba su hermandad ahora?

—¿Por qué no?

—Porque tú eres una perra manipuladora y él, lo es aún más. Dime, ¿Ya sabes que él está dentro de tu mente?

—¿Dentro de mí mente? —Murmure, aún confusa. —¿Qué?

Giré a Muller al verlo, él cerró sus ojos e hizo una mueca. Becker sonrió divertido mientras miraba la escena.

Al instante, lamente el entenderlo tanto y tan rápido, sentí que era una bala a mi dignidad y mente y solo quise desear salir corriendo de allí.

—Dime que no es lo pienso... —Susurré.

—Efectivamente. —Becker contestó por él, feliz. —¿Crees que uno de los Schwarz le interesa hacer amiguitos en el pueblo? Solo lo hemos dejado acercarse a ti, porque es nuestro jugador estrella...

—Muller... —Advertí, mirándolo de forma de advertencia. Al instante en ve de retroceder de Becker, retrocedí de Muller. Alejándome de él como si fuera su cercanía a matarme.

Él como siempre, no dijo nada. Ni tampoco intentó comunicarse de alguna forma. Simplemente se quedó allí parado.

—¿«jugador estrella»? —Repetí. Dándole una rápida mirada a Becker. —¿Todo era un plan?

—Jaqué mate para ti, Arzaylea. Que has permitido a Muller entrar a tu mente.

Cerré mis ojos unos segundos y casi siento querer darme la cabeza contra la pared. Becker camina por los cristales rotos y el ruido hace que abra mis ojos. Él se coloca junto a Muller y apoya su brazo en el hombro de éste. Los dos me miraban fijamente.

—¿Sabes que? Muller no lograba entrar a tu mente con facilidad, pero, una persona cuando duerme es fácil entrar a su mente y entender ciertas cosas...

Miré a Muller, intentando que me dijera que siguiera la corriente o que esta de mi lado en realidad, sin embargo solo se mantiene cabeza gacha.

—...Entonces ahora estas aquí, Arzaylea... Sola e indefensa, confundida y engañada... Que hermoso karma. Esto es por Kool.

Entonces entendí, Muller no iba a cuidarme de Cassandra. O quizá si, pero con otros propósitos detrás.

Cuando despertó en la mañana, era porque ya había hecho su labor y debía irse, casi puedo sentirme idiota al creer que en realidad él corre a las 5:30 am.

Presione mis labios con fuerza aceptando con la cabeza. Le di una mirada venenosa a cada uno. Ya sabía el don de Kerstin, Kilian y ahora Muller...

Lee mentes.

Y se pasó toda la noche, leyendo la mía.

Muller, cariño, te tenía fé :(

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Muller, cariño, te tenía fé :(

¿Qué habrá descubierto Muller en la cabeza de Arzaylea?

¿Y qué hará Arzaylea para que sus pensamientos no salgan a la luz?

Bueno, no confíen en hombres alemanes que se apellidan Schwarz y son acusados de asesinato, la enseña del día.

Disfruten el capítulo y nos leemos mañana :)

Maldición Alemana [#1] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora