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-Em

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-Em... Hola, soy yo. -Digo insegura, mientras paseo perdida por todo el salón. -Te he llamado desde hace dos días y no me has contestado, no sé qué hacer, no sé si está todo en orden contigo o con papá. -Paseo una mano por mi cabello insegura-¿Puedes llamarme? Necesito saber que están bien.

Me siento tan tonta de dejarle el séptimo mensaje en su buzón. Claramente no quería hablar conmigo pero mi lado masoquista quería que siguiera llamándola. Mi madre y yo no hemos sido nunca unidas pero manteníamos un vínculo, que ahora parece haberse roto.

-... yo..., esperaré que me contestes o me llames, quizá se ha descompuesto tu teléfono pero aparece tu última conexión en WhatsApp y al parecer solo evitas mis mensajes. No quiero controlarte mamá, solo quiero saber que este todo en orden.

Tras dejar el mensaje, el timbre suena sobresaltándome. Suelto un sonoro suspiro y camino hacia la puerta, sea quien sea me iba a ver en pésimas condiciones.

Vestía con un remeron que había comprado en la navidad pasada, no tenía pantalones pero el remeron cubría todo. Mi cabello café estaba amarrado en un moño desprolijo y mi rostro de no dormir ni descansar era evidente.

Sin embargo, al abrir solo me encuentro con la oscuridad de la noche y los faros iluminando el porche vacío. Frunzo el ceño notoriamente pero se alivia al ver una caja en mis pies.

Era negra, bueno, su envoltorio de regalo era completamente negro y tenía un lazo del mismo color junto a una nota. Cojo la caja y miro mi al rededor confundida chequeando que no haya nadie y cuando no la hay entro a la casa.

Una vez dentro, camino mientras le quito el lazo y esta se puede abrir encontrándome con tela.

¿Qué?

La nota, también negra con letras cursivas en dorado dice :

“te verás genial”


No tiene ninguna firma, pero la caja parece tener un lacre en el lazo con una S la misma tan característica que también tienen grabadas en las rejas de su casa. Trague en seco meneando mi cabeza.

Sabía que la cena era esta noche sin embargo no esperaba que fueran a darme hasta el vestido al cual debo usar. Meneando mi cabeza no muy convencida decido volver a cerrar la caja ni siquiera dignándome a ver el vestido. No quiero pensar por unos momentos en los Schwarz.

Vuelvo a tomar mi móvil para volver a intentar llamar a mi madre.

Miró una vez más mi reflejo en el espejo, el vestido era de mi talla y eso era aterrador pero no podía evitar alegrarme

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Miró una vez más mi reflejo en el espejo, el vestido era de mi talla y eso era aterrador pero no podía evitar alegrarme. Era bonito.

Solía usar todo muy bohemio, sin embargo esto parecía ser distinto a lo que normalmente llevo. Cuenta con el vestido sin tiras aprisionado a mi cintura que llega hasta por dos dedos sobre mis rodillas y con una fina tela de encaje rodeaba mis brazos y parte de mi espalda descubierta y pecho. Todo negro pero lindo.

No puedo evitar pensar que vi este vestido antes, sin saber dónde decido solo resignarme.

Mis zapatos no eran altos, aunque este tipo de vestido requiera de los altos. Eran tacones negros por su puesto de 8cm. Lo suficientemente largos para no cortar la elegancia de éste y los suficientes cortos para que corriera con facilidad.

Vale, debo ser la única chica que piensa en que zapatos usar por si se mete en apuros luego.

Masajeo mi sien una vez más.

Debo calmarme.

Maldición Alemana [#1] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora