III [EDITADO]

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Teniendo la cinta entre mis labios me inclino para pegar todos los dibujos hechos en el día de hoy por los niños

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Teniendo la cinta entre mis labios me inclino para pegar todos los dibujos hechos en el día de hoy por los niños.

Sobre la silla en puntitas de pie me estiro para llegar a más altura, tantos dibujos habían cubierto la pared por completo y los dibujos debían estar en la parte más alta de las paredes que estaban un poco vacías.

Tomo otro dibujo y me vuelvo a inclinar para pegarlo sin embargo escucho una voz.

-Arzaylea, no han venido a recoger a Kerstin. -Danna habré paso junto a la pequeña quien parecía estar aburrida. -He llamado al número de teléfono y nadie lo ha cogido. ¿Qué hacemos?

Mire mi reloj. 15 minutos de retraso.

-Ve a casa, Danna. Yo me quedaré esperando.

-Gracias. -Me da una mirada sincera antes de girarse e irse. Sabía que tenía un marido y dos hijas hermosas esperándola.

Kerstin camina hacia mí y me bajo de la silla, guardo los dibujos junto a la cinta en el escritorio. Miré a la niña

- ¿Tú madre tiene trabajo? -Pregunté, fingiendo desinterés.

-No. Pero tenía cosas que hacer por la mudanza, mi padre la está ayudando.

-Así que alguno de tus hermanos debía venir hoy. -Concluí

-Todos mis hermanos. Ellos son plaga, o aparecen todos o no aparece nadie. Y en caso de que uno esté solo debe avisar -Se encoge de hombros-Deben estar por llegar. Derek jamás se olvida de mi.

-¿Los otros si?

-No. Pero Derek es el responsable.

-¿Y los demás?

Vale, si, estaba siendo demasiado curiosa.

-Becker es el violento, Derek es el líder, Edwin el responsable, Kool el rarito, Muller no habla.

Conocía a Becker, Derek y Edwin. Muller debió ser el que detuvo a que Becker no se enoje aún más conmigo por llamar a Derek rarito de mierda, ya que no había hablado.

-¿y tu quien serias?

-Inteligente manipuladora. -Me sonríe con calidez.

La miré unos segundos antes de volver a ponerme a guardar cada cosa en su lugar, ella parecía haberlo dicho en serio y por un momento dude de las capacidades que tendrá una niña de su edad para serlo, sin embargo ella era distinta, era una Schwarz. Se criaba junto a los hermanos extraños.

-No creo que vengan por mi. Ser impuntuales no es lo suyo

-¿Qué recomiendas hacer?

-Llévame a casa. Sé donde vivimos y a mi madre no le molestara.

-Eso rompe una de las normas de la maestría. -Me cruce de brazos, en reproche.

-Ya, pero es un pueblo chico y estas cosas pasan por alto. Aparte de que no querrás estar todo el día esperando en esta sala a por mis hermanos.

Maldición Alemana [#1] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora