V [EDITADO]

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—Tengo que salir

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—Tengo que salir. —Dije rápidamente. Danna me miró confundida sin embargo acepto con la cabeza y sin esperar su contestación salgo de la sala.

Al salir de la sala comienzo a caminar rápidamente por los pasillos del preescolar. Mientras que solo escucho el zumbido penetrante en mis oídos

No entendía bien lo que sucedía a mi alrededor. Estaba confundida y no tardo en chocar contra las paredes y sujetarme de ellas mientras que sigo arrastrando mis pies para salir del edificio.

Gire un poco mi cuerpo y miré detrás. Parece que el zumbido había ocultado que el timbre ha sonado. Todos los niños salían de sus aulas y los pasillos se volvían cada vez más llenos. Todos iban en dirección a la salida sin embargo no tarde mucho en notar que los cinco hermanos Schwarz caminaban hacia mi, con sus rostros inexpresivos y con agilidad. Fue fácil verlos porque eran los únicos que caminaban en dirección contraria a la salida.

Hacia mí.

¡Reacciona! ¡Reacciona!

Gire rápidamente y comienzo a caminar más rápido. No podía correr y probablemente sea por el miedo rotundo que sentía, me estaba paralizando lentamente y poco a poco dejaba de sentir mis manos.

Seguí arrastrándome por las paredes, queriendo apurarme. El zumbido cada vez era más tenso, más agudo.

Era tan molesto que me estaba por dejar sorda.

Alguien sujeta de mi brazo, sacándome de ese sonido. Al sentir un agarre en mi piel el zumbido se evaporó al igual que mi parálisis que empezaba a expandirse por mi cuerpo. Me jalan dentro de una sala, y en cuanto la oscuridad de ésta nos rodea y sea quien sea me ha metido dentro también ha cerrado la puerta, mi cuerpo reaccionó por fin y no tarde en alejarlo de un brusco movimiento.

No lo conocía. Su cabello era blanco por completo, casi gris, tenía unos ojos color ámbar que me cautivaron al completo, su piel parecía bronceada y estaba completamente vestido de negro. Lleva una mano a su rostro, y coloca su índice entre sus labios haciendo que guarde silencio.

La puerta se vuelve abrir de un brusco movimiento y grito del horror, el de cabello gris me cubre con su espalda en cuando las luces se prenden y los cinco hermanos Schwarz entran.

Los hermanos no se sorprenden ante la presencia del de cabello gris. De hecho, Derek rodea los ojos como si lo estuviera esperando. Edwin no tarda en cerrar las cortinas al igual que la puerta. Estábamos encerrados y era la última sala, sea como sea que gritara nadie me escucharía.

—Eres como la hierva mala, nunca mueres ni desapareces. —Derek se cruza de brazos, haciendo que los músculos bajo su camisa se vean con aún más volumen. —Estamos ocupados para que interrumpas.

—No tenemos tiempo para tus idioteces, Kilian. —Continúa Kool, con fastidio.

—¡Pero...! ¡Los vengo a visitar y ¿así me tratan?! —El tal Kilian que aun me cubría detrás de su espalda parece completamente indignado, sin embargo la sonrisa divertida no parecía querer irse.

Maldición Alemana [#1] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora