XXV, ✅

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Derek

Tenía distintas noticias.

La noticia buena era que Kool había logrado salir de ese asqueroso lugar donde lo habían encerrado gracias a " falta de evidencia" –Gracias a Dios esa excusa siempre servía–, después de decir que ese video era actuado ya que Miranda quería ser actriz y jugábamos con ello, más una gran cantidad de dinero, hicieron vista al costado con el caso de Kool.

Aunque, el padre de mi joven espía parecía ser un obstáculo. A pesar de sobornar a los demás oficiales de policía, el muy idiota juró que encontrará más evidencia. Por un momento me debatí que hacer sin embargo la joven pelirroja jamás me perdonaría haber dañado a su padre

Y por más imbécil que sea, no me permitiría correr el riesgo que Catryn me odie.

La noticia mala, era que Becker llamó diciendo que Muller ya completo su misión. Ya estaba dentro de la mente de Arzaylea y cuando todos llegaríamos nos contaría que planes tiene la guapa. Sin embargo, era una noticia mala porque sea lo que sea que vio allí, no quiere contarlo.

Se negó a hablar, cosa que hace siempre pero se negó hasta a escribirnos lo que vio. Se negó a decir cualquier cosa sobre Arzaylea Brown y eso me pone de los nervios.

¿Qué has visto, hermanito?

La noticia indescriptible era que había un festival en Deeplake. A lado del lago, mucho alcohol, música y diversión. Pero a decir verdad debato si nosotros deberíamos ir. Todo Deeplake observó como se llevaban a mi hermano, incluso Catryn, según él. Y que lo vean por allí, caminando suelto, podría crear alborotos.

La noticia favorable era que Cassandra no aparecía.

Y la noticia no favorable era que Cassandra no aparecía.

Vaya suerte me trae Deeplake.

—Hermano. —Kool me llama. Alce mi cabeza y lo vi, él estaba en el auto mientras mamá conduce y papá de copiloto tiene a Kerstin dormida en su regazo. Alcé una ceja en su dirección —Gracias.

—Para eso estoy. —Moví mi cabeza asintiendo. Él sonrió boca cerrada y miró por la ventanilla.

Pase las manos por la cabeza y con cansancio jale de mi cabello, tenía tanto sueño pero debía encargarme de aún más cosas.

Miranda seguía siendo un grano en el culo, incluso muerta y Cassandra seguía molestando incluso sin emociones.

—No le hagas daño. —Dije. Llamando su atención, él frunció su rostro sin embargo al entenderlo solo presiono sus labios entre sí

—No pensaba hacerlo. — Admitió — Arzaylea tuvo sus motivos, y yo grabe ese video. Fue culpa mía.

Puse una mano en su nuca, y le di un apretón suave. Juntamos frentes y lo miré directamente a los ojos:—Tienes que resistir ¿sí? Ya veré como salvar esta familia.

Él soltó una risa pero no muy convencido.

Mamá interrumpió

—Recuerden quien es Arzaylea. —Dijo doblando. Desde aquí podía ver la casa a lo lejos —Por cada cosa que hacen ella parece querer devolverlo multiplicado. Es hábil.

—Derek, sé que quieres cuidar a esta familia. —Mi padre se giro con cuidado de no despertar a Kers y me miró cauteloso. — pero hay veces donde no debes protegernos.

—Vaya, gracias, hubieran dejado que los insectos me coman en el calabozo. —Se mostró Kool indignado.

—No digo eso, hijo. Sino que..., a veces Derek pareces ser el tutor de ellos. Constantemente estás cubriendo lo que hacen los impulsivos de tus hermanos. Temo a que te estreses, no vives sanamente.

—«impulsivos», me siento insultado.

—Eres impulsivo, Kool. —Eckert le sonríe con calidez desde el espejo retrovisor.—Te has grabado después de haber golpeado a esa chica. Menudo impulsivo.

—Se horrorizarían al saber cuántos videos de diferentes chicas hay. —Kool hizo un baile con sus cejas y yo golpee su hombro. —De todas formas Derek tiene como..., no se, perdí la cuenta ¿Seiscientos años? —Me mira alzando una ceja.

Me encogí de hombros.

—¿Tan joven me veo?

Él se ríe entre dientes pero no dice nada más. Mi madre y padre comparten una mirada dulce y noté como mi padre coloca protectoramente su mano sobre la pierna de ella.

Al llegar, luego de mostrar identificación, las rejas se abren y Eckert estaciona, para luego todos bajar y caminar hacia la casa. Mis padres van más adelante y yo caminé detrás con Kool

—Dijiste que no tenías pensado hacerlo... ¿Porqué?

Kool me regala una sonrisa a boca cerrada para luego suspirar dramáticamente, patea una piedra y mete las manos en sus bolsillos delanteros del pantalón.

—Me interesa la humana. —Al ver mi expresión aclaró rápidamente :—¡No! No en ese sentido. No le haría daño. Mis fetiches están controlados.

—Entonces... Interés amoroso.

Asiente no muy convencido.

—¿Sabes que Becker la declaró como suya no? No puedes sacársela.

Él rodo los ojos —Becker la quiere para joderle la vida.

—¿Y tú no?

Se movió en su lugar incómodo y frunció su frente, negó con la cabeza para luego entrar a la casa.

Rodee mis ojos con fastidio. Becker la declaró suya desde hace una semana o quizá más, diciendo que ninguno se le acerque sin embargo, esta vez parece más complicado. A Kool le gusta, a Becker le interesa y a Muller...,yo que sé, ese chico es un cubo rubik.

—Subiré a Kerstin al dormitorio —Informa Kruse mientras camina hacia las escaleras. —¿Cariño, puedes prender la calefacción del tercer piso? Hace frío.

—Si, cariño. —Se gira y nos mira con el ceño fruncido —Te estaré vigilando Kool, ojo con lo que haces.

Dicho eso, se va escaleras arriba haciendo sonar sus ruidosos tacones de punta.

—¿Puedes creerlo? —Soltó un soplido con indignación mi hermano

Pase una mano por su hombro.

—Wow, Kleiner Bruder*

Ambos caminamos hacia la cocina, él necesitaba comer algo y yo beber. Al llegar él abre el refrigerador y comienza a sacar la comida preparada para luego recalentarla. Caminé para prepararme uno de mis clásicos old fashioned sin embargo pise algo que hizo un crujido.

Miré el suelo y noté un pequeño pedazo de vidrio. Me agache y lo sujete con mis manos, era de un vaso. Me puse de pie y tire el vidrio en el pote de basura, si Kerstin lo pisara luego iba a arrepentirme de dejarlo allí tirado.

—Zwilling* —Saludó Edwin entrando a la sala. Miró a Kool y lo saludo con la cabeza :— Unklug*

—¡Estoy harto de que me llamen así! —Kool chilló. Prendiendo el microondas. —¡No soy tan imprudente!

—Lo eres y baja el tono de voz, he visto a padre llevar a Kerstin a su dormitorio dormida. —Le contesta. Con esa calma tan característica de él. Me mira :—¿Todo en orden?

—Si. No podrá salir del pueblo, lo tendrán vigilado pero bueno. Después de todo, es lo mejor que logramos hacer. ¿Ustedes?

Si en alguien confiaba más era en Edwin. Él era como yo y teníamos el mismo pensamiento de que debíamos controlar a los desalmados que tenemos como familia, si alguien suele estar a cargo de no ser yo siempre es él, de hecho mis hermanos al cometer una imprudencia siempre nos reúnen a nosotros para soltar el delito e intentar arreglarlo.

Por suerte, nos caracterizamos por querer matarnos siempre pero en las malas si o si ser un equipo. Siempre unidos.

—Muller hizo lo que tuvo que hacer. Pero se siente mal, he sentido como su cuerpo está tenso y sus emociones débiles.

Bendito sea el don de Edwin de sentir emociones.

—Siempre que utiliza su don se vuelve muy... Tontito.

—Cállate, Kool. —Lo miró de mala cara.

De todas formas tenía razón. Generalmente no suelo pedirle nada, ya mucho el pobre leyendo nuestros pensamientos que debe encima meterse en la mente de alguien. Él lo describió hace años como algo hiriente y traumático, y me sentía como la mierda por él. Pero esta vez él había dicho que quería hacerlo. Bueno, no con palabras claramente

—Iré a verlo en cuanto me termine el trago. ¿Becker?

—Se ha enfadado con Mull. Mull no quiso decirnos nada y ya sabes como es.

Cerré mis ojos y ladee mi cabeza.

—Dime por favor que no lo ha golpeado.

—Le rompió la nariz. Pero ya se curó, tardo dieciocho minutos.

Maldita sea, Becker.

—¿tuvo un episodio?

—No. Se controla bastante bien esta última semana.

Él puso una mano en mi nuca y juntamos frentes. Todo está bien. Nuestra forma de comunicarnos.

—¿Pueden dejar de hacer uniones gemelas frente a mi? —Kool hizo una mueca. Rodee mis ojos y terminé mi trago de un sorbo.

—Tú —Lo apunte con mi dedo acusador y él alzó las manos en aire como si lo apuntara con un arma —No salgas de la casa.

Dicho eso camino hacia las escaleras, primero debería ir a ver a Becker. Quizá esté por tener un episodio y debería calmarlo. Al llegar a su habitación golpeó su puerta antes de pasar, él estaba sentado pintando en un lienzo. Me acerque a él metiendo las manos en mis bolsillos.

—Has vuelto. ¿Qué tal Kool? —Deja el pincel con la punta llena de color azul aún lado.

—Bien. —Al llegar al ventanal me quedo apoyado allí. —No podrá salir del pueblo, pero nada grave después de todo.

—No tenemos muchas intenciones de irnos del pueblo, de todas formas. —Vuelve a agarrar otro pincel y le hunde en el color negro.

Jamás entenderé su arte. Pinta cosas escalofriantes incluso para mí punto de vista. Es muy bueno, desde niño siempre ha sido bastante bueno y con los años pasar lo es aún más. Él suele definirlo como arte oscuro.

—¿Te sirve pintar para relajarte? —Apunte la pintura con mi cabeza.

Él se ríe entre dientes negando.

—Menudo milagro que me calmara una pinturita.

Me río también, aunque no me hace gracia.

—No has tenido ningún episodio por un tiempo. ¿Has estado haciendo algo?

—Nop.—Miente. Me guiña el ojo divertido.

Ya me preocuparé de eso luego.

—Le has roto la nariz a tu hermano.

—Se lo merecía.

—Becker...

Suspira pesadamente.

—La humana es mía. Permito que Muller se le acerque solo para el beneficio familiar y el idiota duerme con ella... —Traza con su pincel una línea pero esta vez con brusquedad sobre el lienzo. —Lo peor es que no quiere decir nada de lo que vio.

Tuve ganas de darle la cabeza contra la pared para tranquilizarlo, sin embargo solo me relaje profundamente como Edwin solía enseñarme y embosque mi mejor sonrisa.

—Quizá vio algo que no necesitamos saber.

—eso él no lo decide. —Gruñe —Lo decide... Bueno, generalmente tú o tu gemelo sosiegado.

Me reí esta vez, negando con la cabeza.

—De todas formas sabes que ella no es tuya. Y tiene nombre, Arzaylea, no humana.

—Si que es mía. —Frunce el ceño y gira a verme —Lo he dicho y todos han aceptado.

—Si. Pero al parecer Arzaylea no es de las que le gusta pertenecerle a alguien.

Él coloca una sonrisa orgullosa.

—Tienes razón. Es de las toca pelota.

—Curiosas, diría yo.

Deja el pincel aún lado del azul y se limpia las manos con una pañuelo.

—Tengo una pregunta. —Gira su cuerpo y se sienta de una forma al cual me da toda su atención. —¿Por qué no has declarado a tu humanita como tuya? Te gusta. Le gustas, obviamente. Hablan. Coquetean

—Catryn. —Le corrijo. Él rodea los ojos. —Sabes que pasó con la última novia que te he tenido. Ahora la intentamos cazar. —Me reí pero él no.

—Ha sido tu única novia.

—Pues hace más de seiscientos años me persigue como demente, recordándome que no debo tener otra novia. No puedo detener a ésta, imagina otra.

—Si. Tienes razón. Es triste que no podamos sentir nada por nadie.

Bueno, bueno, bueno, ¿qué tenemos aquí?

Alce mis cejas divertido.

—¿Estas triste porque no podemos amar? —Solté una carcajada. Incrédulo.

Lo suyo siempre fue violencia, ira, miedo, golpes, sangre, no amor y..., Sentimentalismo.

—No te burles. —Me apunto con su pañuelo. —No es que me entristezca. Me da igual a decir verdad, pero, me da pena que personas buenas como tú no puedan amar.

—Amo a mamá, a papá, a Ker...

—A una mujer. —Interrumpió. —Deja de ser positivo, sé que cuando estas solo te sientes triste por no amar y no ser amado. No tener esposa y siete niñitos, en una casa junto al mar y envejecer comiendo comida casera con mucho amor.

—¿Qué película has visto?

—Muchas. Pero es tu cumples con ese tipo de estereotipo.

Solté una risa y tome equilibrio para caminar hacia la puerta.

—Personas como nosotros no podemos amar, Becker.

—¿y tú no amas a Catryn? Te ha gustado y la has tratado como una dama desde que la asustamos aquel día.

—No. No la amo.

Ojalá pudiera permitirme amar.

—Pero... ¡Hasta tienes un apodo con ella!

—¿Joven espía? Lo decimos jugando.

—sigue siendo un apodo amoroso.

—Pues tú también lo tienes con Arzaylea. —Él frunció sus cejas confundido y yo continúe —«Humana»

Cerré la puerta detrás de mi con una sonrisa.

Mis pobres hermanos una vez que dejan de ser tan desalmados es por un chica y justo es la misma de los tres. Y luego me quejo de mi suerte.

Caminé hacia el dormitorio de Muller. Golpee la puerta tres veces antes de pasar, al entrar él se encontraba con un juego de dagas lanzando una mientras apuntaba la pared, donde había colgado para jugar dardos, pero con dagas.

—Mamá te matará si arruinas la pared.

Él sonríe divertido y lanza la daga. Que cae clavada justo en el centro.

Siempre su equilibrio y puntería me ha sorprendido. Podría pasar horas viéndolo tirar flechas o dagas y jamás veré fallarlo.

—¿Todo el orden? Me han contado que discutiste con Becker.

Él ya estaba completamente curado, la sangre curativa demoníaca siempre fue nuestra mejor amiga.

No expresa nada. Simplemente camina y arranca la daga clavada en el blanco y retrocede para volver a intentar tirar la daga.

Al lanzarla. Ni siquiera miró para ver si le ha dado. Pero su rostro orgulloso lo confirma.

—Sabes que no le diré a nadie que no sea Edwin, si eso es lo que te interesa.

Entonces me mira. Baja la daga entre sus manos y la observa completamente. Suelta un soplido y me observa

—¿En serio dudas de mi? —Alce mis cejas incrédulo.

Más de seiscientos años mostrando lealtad para que conozcan en unas semanas a una guapa y duden.

Él finalmente camina hacia su portátil y la abre, introduce su contraseña y conecta su móvil a éste, luego después de teclear me hace una seña para que me acerque.

Lo primero que veo es una fotografía de un chico, quizá de nuestra edad, tenía ojos verdes y su piel completamente clara, sin tatuajes ni piercing, su rostro parecía fino. Tenía una mirada extraña, parecida a la Becker pero más profunda y oscura. Me giré hacia Muller con curiosidad

—¿Esto has visto?— Asiente con la cabeza.—¿Es una... Amenaza?

Se encoge de hombros no muy convencido.

—¿Has sacado esta foto de... —Volví a mirar la pantalla e hice una mueca confundido. Parecía que le había sacado una foto a las fotografías colgadas de una pared por su al rededor — un mural de fotos?

Él asiente rápidamente feliz de que lo esté entendiendo. Sin embargo me quita el portátil y teclea algo para luego mostrarme otra foto.

Ésta era de una ecografía de un bebé. Parecía tener unos cuantos meses ya que se podía ver perfectamente su cabeza, nariz y una mano

—¿Un bebé?

Él asiente lentamente.

—¿De quién es el bebé?

Recuerdo que Arzaylea tiene hermana y sobrinos. Pero el rostro de Muller me hace dudar de que sea lo que pienso.

—¿De quién es el bebé? —Repetí.

Él suspira y vuelve a poner la foto del hombre.

—Okey, entiendo. Es hijo de... Ése hombre. Pero ¿quién es la madre?

Él me quita el portátil y vuelve a teclear algo, para luego entregármelo.

Al poner mis ojos sobre la pantalla, no puedo evitar sentir la bilis llegar a mi boca junto a un sabor amargo. Hice una notable mueca y negué con la cabeza repetidas veces.

No...

Solté un soplido viéndola... Su cabello castaño y largo lacio con una sonrisa radiante, blanca y perfecta, sus labios pintados de rojo... No puede ser

—La madre es Arzaylea.

Los Schwarz me ponen de los nervios pero Arzaylea uf, uf

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Los Schwarz me ponen de los nervios pero Arzaylea uf, uf.

¡Disfruten el capitulo!

Probablemente no publique por un día o dos, asique nos leemos cuando vuelva :)

Maldición Alemana [#1] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora