XXXXXVIII

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CAPÍTULO FINAL

LES RECOMIENDO RELEER EL PRÓLOGO ANTES DE LEER ESTE CAPÍTULO ♡

Me hubiese gustado decir que tras seis largos años en Queensland, estaba preparada para volver cuando los Schwarz me llamaran. Para cuando tenga que volver. Sin embargo, la cruda y fría realidad era que estaba menos preparada que un dinosaurio viendo el cometa que los extinguió.

Estaba aterrada y nerviosa, mi cuerpo no tenía un buen funcionamiento. Había dejado aún lado toda mi estabilidad, tanto mental como física, no tenía control de mi hambre, tampoco de mi magia, mucho menos de mis pensamientos y mejor ni hablar de mi estrategias. Esta completa y perdidamente descontrolada. Y lo peor de todo es que no sabía que era lo que me causaba ello.

Siento un frenesí todo el tiempo, como si constantemente tuviera adrenalina. Es como si mis energías fueran absolutamente infinitas y positivas y quiera correr al estilo forrest gump y tras intentar dominar esa adrenalina lo único que causó es dolores, mareos y sobre todo, también desmayos.

Esta adrenalina estaba acabando conmigo.

Siento unas manos acariciar mi cuerpo mientras que otras comienzan a acariciar mis muslos. Me muevo en mi lugar incomoda pero eso no detiene aquello, cierro mis ojos e intento golpearlos pero eran muchos y yo no podía hacer mucho.

—¡No me toques! —Gritó. Siento como sus manos llegan a mi zona acariciándola.—¡No!

Abro mis ojos y me siento de golpe en la cama, casi dando un brinco y al hacerlo, por instinto miro a todos lados desesperada queriendo saber donde estoy, sin embargo, reconozco al instante mi habitación. Mi corazón late con fuerza mientras cierro mis ojos y niego con la cabeza.

Maldita pesadilla.

—¿Señorita Rawer? —Tyler entra a la habitación, junto a Joshua. Había gritado al despertar. —¿Se encuentra bien?

—¿Qué pasó? —Susurre confundida. Mirando a Joshua. ¿Qué hace aquí?

—Te encontramos inconsciente en el baño. —Joshua susurra mientras camina hacia mí y se sienta. Lo miré con el ceño fruncido. —Tyson me ha contado que casi te alimentas de él.

—Fue un accidente. —Contesté. Al ponerme de pie todo me da vueltas, frunzo el ceño y llevo una mano a mi cabeza. Dolía, ardía, era como si recibiera latigazos.

De repente, me pongo pálida y siento la bilis llegar a mi boca con su asqueroso sabor y corro hacia el baño, donde me dejó caer en el váter vomitando todo.

Siento mientras tanto las pequeñas manos de Tyler sujetar mi cabello.
Al terminar, me tiro hacia atrás y presiono el botón. Me pongo de pie lentamente sintiendo mis piernas temblar, me recargo en el lavado y mojo mi rostro con agua.

—¿Qué me sucede? —Pregunté mirándome en el reflejo. Mi piel estaba perfecta, ni una ojera, ni nada.

El problema era en mi interior.

—Te intentaste alimentar con comida humana. —Joshua camina hacia mí y me ayuda a coger el cepillo de dientes, estaba muy débil. —¿Desde cuando no tienes control de tu sed?

—Tres días. Quizá cuatro. —Confieso. —Intento amortiguarla con comida humana pero al parecer me destruye por dentro.

Él niega.

—No entiendo el porqué. Estas débil y no es por la comida humana. —Frunce el ceño, tocando mi frente. —¿Tenías algún problema con anfetaminas?

—No se está drogando. —Gruñe Tyler ofendido por la insinuación. —Esta muriéndose. Eres líder. Hazle algo.

—Lo que puedo hacerte es retrasar tu mal estar, pero no puedo curarte. No cuando no sé que tienes.

Maldición Alemana [#1] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora