XXXXXI

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Siento unas manos acariciar mi cuerpo mientras que otras comienzan a acariciar mis muslos. Me muevo en mi lugar incomoda pero eso no detiene aquello, cierro mis ojos e intento golpearlos pero eran muchos y yo no podía hacer mucho.

-¡No me toques! -Gritó. Siento como sus manos llegan a mi zona acariciándola.-¡No!

Al instante siento unos manos moverme bruscamente y abro mis ojos de golpe. Unos ojos color ámbar con un brillo preocupado y angustiado se asoma en mi campo de visión. Apartó a Kilian de un manotazo y él retrocede sorprendido. Por instinto me hago hacia atrás y abrazo mis piernas.

-¡No me toques!

-¡Fue una pesadilla! ¡Tranquila! -Kilian aclara al instante.

Miré mi alrededor con el ceño fruncido y efectivamente como si en mi mente reaccionara por fin noto que él estaba parado a lado de la cama de Muller, y en el diván estaba su cama improvisada.

-Tranquila, estoy aquí. -Repitió al ver mi confusión. -Me he dormido, perdón si te atacó el chupa cabras mientras.

Apoyo mi cabeza cansada en la almohada y vuelvo a cerrar los ojos, sintiendo mi corazón latir con fuerza.

-Si quieres sigue durmiendo. -Susurro.

-No. Intentando despertarte me diste un puñetazo que casi me desfigura el rostro. Me despabile un poco ¿Sabes? El chupa cabras si que te asustó.

-Lo siento, Kilian.

-Descuida. También odio a los chupa cabras.

Nos quedamos en silencio un largo tiempo hasta finalmente decidirnos levantarnos, él se fue felizmente a desayunar y yo me quedé para darme una ducha, de todas formas, diez minutos después, los alcance. Todos estaban sentados en la isla desayunando, menos Muller y Kool.

Decidí ignorar aquello y seguir como si nada, al sentarme observé que todos comían cereales, fruncí el ceño pero Becker en silencio deposito frente a mi una caja con agujeros.

-Ratones. -Aclaro. Dejó una daga al lado de la caja y luego se sentó a mi lado a comer sus cereales como si nada.

Kerstin me da una mirada a la caja con ratones y luego lleva su mirada a la pequeña caja que tenía ella, suelta un suspiro pesado y mete la mano para sacar un ratón y con la daga abrirle el estómago.

-Ni siquiera en los desayunos somos normales. -Comenta, abriendo aún más al ratón por la mitad alimentándose.

-¿Cuándo llega mamá? -Pregunta Becker.

-¿Pará qué la necesitas? -Cuestiono Edwin.

-Necesito tenerla ubicada en tiempo y espacio en mi mente.

-Llegará a la tarde. Y el sheriff debería de estar llegando. -Comenta Derek. Lleva el cereal a su boca. -Arzaylea, ¿Recuerdas que te he dicho que Catryn y John llegarán a cenar hoy?

Asentí con mi cabeza repetidas veces. Saco un ratoncito de la caja y éste se mueve bruscamente en mi mano. Hice una mueca y lo volví a poner en la caja. Paso.

-¿Muller? -Pregunto.

-No ha vuelto. -Contesta Derek. -¿Crees que sabes donde...

Suena el timbre y él se detiene, le hace una seña a Kerstin que esconda las dagas y los animalitos y ella rápidamente lo hace. Derek se va y luego de minutos vuelve con el sheriff quien parece queriendo examinar todo con la mirada.

Al verme, sonríe aliviado y corre a abrazarme, en cuanto siento sus manos abrazar por mi cintura una oleada de incomodidad me rodeo y poco a poco, sentí que me faltaba el aire en sus brazos, me separo de él rápidamente y le doy una sonrisa forzada.

Maldición Alemana [#1] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora