XXXVII✅

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—¿Arzaylea? ¿Arzaylea estas ahí?

Caminé por una habitación completamente negra, no veía algo más allá que no sea mi cuerpo.

Estaba tan oscuro que creería que probablemente tenga los ojos cerrados sin embargo no es así; mis ojos están abiertos y busco al responsable de esa voz.

Me detengo al llegar a una zona relativamente iluminada. La figura de un hombre tranquilo y relajado hacen que me tense, pero aún más cuando distingo las fracciones de Max en aquella persona.

—¿Max? —Pregunté sorprendida.

Él sonríe mirándome. Tenía algo en sus manos, parecía un bebé envuelto en alguna manta que lo acunaba en sus brazos. No podía verlo pero estaba segura de quien era.

—¿Él es Tyler? —Pregunté sorprendida y emocionada.

Él asiente con la cabeza lentamente. Me quiero acercar sin embargo me detengo al ver el suelo. Extrañamente habían empezado aparecer muchas serpientes que se movían y hacían ruidos entre nuestras piernas. Cada vez que los segundos pasaban empezaban a acumularse más y más. Algunas empezaron a enrollarse en mi pierna.

—¡Max! —Grité sorprendida.

Alce mi vista a verlo pero me congelo en notar que él ya no tenía a Tyler contra su pecho. Ahora lo sostenía en las palmas de sus manos pero en el aire, como si fuera a tirarlo…

—No…

Me intento acercar pero no puedo moverme. Me congele al instante en mi lugar. Empiezo a querer gritar y gritar pero aunque moviera mi boca no podía lograrlo, no salía ninguna palabra.

Max finalmente, como lo creí, tira a Tyler al suelo dejando sus manos aún elevadas. El llanto de bebé comenzó a sonar tan brutal que hizo que comenzará a desesperarme, Tyler había caído de espaldas y ahora, las serpientes lo rodeaban y se subían sobre él casi ni siquiera permitiendo que pueda verlo.

¡No! ¡No!

Mi cuerpo se tensa al completo. Doy a mi cerebro unos momentos para ponerse en marcha y salir de la sorpresa. Todo mi cuerpo parece relajarse al recordar donde estaba. Cuando al fin me digno a abrir los ojos observó como una de las paredes con escayola del sótano de la habitación. Me ubique mentalmente «Okey, me he quedado dormida»

Vuelvo a apoyar mi cabeza en el respaldo de mi silla. Quiero
Seguir durmiendo un mes más.

Llevó una mano a mi pecho con la respiración aún agitada por la estúpida pesadilla. Fue horrible y sobre todo fue tan real…

Cuando abro uno de mis ojos, me encontré a Muller sentado aún lado de la cama afilando un cuchillo. Él levanta la cabeza y me mira, encontrándome con una versión algo preocupada de los ojos con heterocroma de Muller.

—Gracias por despertarme ¿eh?—Ironizó mirándolo de mala cara.

Él sonríe volviendo a mirar su cuchillo y sigue afilándolo.

Miré el reloj de pared, son las ocho. No puedo creer que ni si quiera me ofrezca agua ¿Qué clase de niñero es éste? Rendida decido pensar que Derek para esta hora aseguró que iba a regresar por lo cual ya podría volver a relajarme un poco.
Solo debo hacer energía sobre él, y listo.

Aunque suena fácil tengo la sensación que esto será una ardua tarea.

Levanto mi mano en el aire y creo una pequeña bola de energía sobre mis dedos, era increíble lo fácil que me resultaba hacerlo. Era tan fácil como levantar un dedo o una ceja.
La bola queda en el aire, desafiando todo tipo de gravedad y se mueve tras mis movimientos lentos.

Maldición Alemana [#1] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora