Maldición Alemana [#1] ©

XXVIII✅

—Entonces… ¿Cuál es tu plan? —Derek alzó las manos en el aire. —Darle un arco y flecha, que empiece a dispararnos. Estas volviéndote aburrida, Cassandra.

Ella ríe entre dientes, niega con la cabeza ligeramente y chasquea su lengua.

—Haré que la humana te asesine.

Derek me miró y luego miró el arco y flecha entre mis manos, para luego mirarla a ella.

—La humana es nuestra. De nuestro clan. No nos dañara.

¿En serio?

Cassandra suspira dramáticamente con aburrimiento.

—¿No lo hará? —Juega con su lengua, relamiendo sus labios superiores lentamente. —Yo era de tu clan. Yo era una de ustedes, yo los guiaba y los amaba y mírenme ahora.

—Ella es distinta a ti. —Kool escupe con asco.

—Lo único que me diferencia es que no tengo sentimientos. Pero luego, es igual a mi. —ella me mira y el fantasma de una sonrisa asoma en su rostro —Pero puedo hacerte poderosa. ¿Lo sabes?

—¡No! —Gritó Becker. Eufórico.

Cassandra coloca el índice de su dedo sobre sus labios indicándole silencio y ella presiona sus labios entre sí.

—Arzaylea puedo hacerte imparable. Una mordida y serás demonio, sin humanidad, como yo. Puedo hacerte magnífica.

La apunte con el arco justo en su cabeza.

—Ha sido estúpido dejarme un arma, Cassandra. Y aún más estúpido crear que te escucharía.

—¿Lo ha sido? —Me pregunta. Frunciendo sus cejas con falsa sorpresa—Solo te ofrezco que los asesines, a cambio de valiosas cosas… ¿Acaso no matarías por tu hijo? ¿Por Tyler?

Siento como algo se desmorona a mi alrededor, casi puedo sentir que voy a vomitar al escuchar su nombre. Tyler

Mi mano comienza a temblar y baje el arco, dispuesta a no disparar

—¿Tyler?—Pregunte.

Mi tono de voz ha sido frágil como su susurro ronco, roto.

Ella sonríe ampliamente.

—Estoy embarazada no invalida, Max. —Lo mire de mala cara mientras ordenaba el dormitorio. Sintiendo como él copia cada acción que hago, hasta mueve los mismos almohadones que yo.

—Lo sé, pero ¿y si acaso te lastimas?

—Claro. Perderé al bebé por mover un almohadón. Lógica.

—¿Y si te lastima a ti? —Me apunta con su dedo el vientre, ligeramente abultado. Por instinto lleve una mano a cubrirlo.

—¿cómo podría lastimarme, Max?

No contesta, pero se mueve incómodo en su lugar.

Rodee mis ojos :—¿Puedes calmarte? Solo es un bebé, apenas tengo cuatro meses.

Él suspira y deja caer su cuerpo en la cama, mientras sonríe torpemente.

—«Bebé» deberíamos elegir nombres.

—Me gusta Tyler o Saskia, en caso que sea niña.

Él hace una mueca.

—Me gusta Saskia. Tyler no.

—¡Tyler es genial! —Lanzó un cojín en su dirección y él lo atrapa con agilidad en el aire, abrí mi boca incrédula. Nunca podía darle en el rostro, ¡maldito!

—Créeme, no se llamara Tyler.

—Se llamará Tyler.

Él alza sus cejas ofendido.

—¡Es horrible!

—¡Tú eres horrible! —Mentí lanzándole otro cojín, que volvió a sujetarlo en el aire sin dejar de reír.

—¡No se llamara Tyler!