Entdeckt
Era como me sentía bajo la mirada de Kilian. Descubierta. Mi cara de poket fue imposible de disimular. Él me leyó de una forma indescriptible, aunque se había tomado unas semanas para comprenderlo una vez que unió y ato cabos sueltos fue inevitable no entender varios factores de mi. Las estrategias, que tipo de chica soy, qué hago aquí. Todo empezó a ser claro en su mente.
¿Pero saben lo divertido de todo esto? Es que él cree que por fin me entiende, asique joderlo no sería algo malo.
—Lo preguntaré de nuevo, Arzaylea... ¿Qué es lo que te mantiene en Deeplake?
La palabra «« Max »» sonó unas quince veces ante esa pregunta. Sin embargo fruncí mis cejas, coloque mis manos en la cintura y lo miré como si estuviera completamente loco.
—Aquí nací, idiota. Lo que me mantiene encerrada en Deeplake es mi poco dinero, que mi padre haya enfermado y necesitará cuidados. Comencé a trabajar aquí, y después de todo, ya no pude irme.
Bueno, no era mentira pero tampoco era tanta verdad.
—No te creo.
—Creí que eras de mi equipo. —Recordé sus palabras, que iba a protegerme de Cassandra. —Y ahora te comportas como si fuera una desconocida.
—Sólo intento saber quien eres Arzaylea. La primera vez que te vi eras un corderito asustado sin saber dónde ir o qué hacer y ahora parece que lo tienes absolutamente todo planeado.
—Yo no planeo nada. —Dije con brusquedad. Aparte de su mano de mi cuello de un golpe y él retrocedió un paso dejando de respirar el mismo aire y abriendo camino a nuestro espacio personal. —¿Te recuerdo quien soy? Debes temer porque Kool está en la comisaría y el escuadrón que por cierto nadie sabe donde está aparecerá en cualquier momento.
—Jamás tuviste miedo a nada ¿No? —Su pregunta me desconcierta. —Y llegaron los Schwarz y tuviste miedo... ¿Eso te motivo a meterte aun más con todos nosotros? Quieres que nos vayamos porque te hacemos temer.
—Retráctate, Kilian.
—No, no... —Negó frenéticamente con la cabeza —Estas aterrada, los Schwarz te hacen sentir por eso mismo estas aquí. Jodiendolo todo.
—Es gracioso que lo digas tú. Solo apareces para joder a tus hermanos
Entonces de un brusco movimiento él rompe nuestro espacio personal –nuevamente –, y se acerca peligrosamente a mí. Por un momento creí que iba a tomarme del cuello sin embargo él detiene su mano a sólo centímetros y la mueve en el aire retractándose. Baja su mano de mi cuello y suspira profundamente.
—Ellos no son mis hermanos. —Dice. Note que intentaba acumular toda la calma posible por lo cual yo también lo hice:—Soy un bastardo. Una aventura de mi padre. No soy hijo de Eckert asique ellos no son mis hermanos... No... No vuelvas a decir o insinuar que son mis hermanos porque yo... Soy un bastardo.—Sonó más como si quisiera convencerse a él.
Alce mis manos en el aire.
—Estamos a mano.
—Solo... Cállate y déjame llevarte a tu casa.
—¿«a tu casa»? ¿Por qué se irá cuando justo llegamos.
Mierda. Cerré mis ojos y fruncí todas mis expresiones como si hubiese recibido una bala o me hubieran pillado haciendo algo maligno. Kilian tuvo el mismo efecto, abrió su boca en una "o" y miró detrás de mí y luego me miró sin quitar su expresión de asombro.
No supe de cuál de los gemelos era la voz, tampoco tenía coraje como girarme y ver quien era.
Valiente para enviar a prisión pero no lo suficiente para enfrentar la reacción.
Suelto un suspiro ahogado y luego, con los pulmones llenos de aire me giré.
Edwin tenía el rostro completamente sucio con tierra y ¿estiércol? ¿Qué? Tenía el ceño fruncido ligeramente y nos miraba con extrañez.
Detrás, estaba Muller. Inexpresivo y en silencio, como siempre. Mi vista viajó a su pecho donde colgaba el arco y flecha.
Solté el aire acumulado. Okey, son de los inofensivos
—¿Dónde estaban? —Preguntó Kilian. Desviando la atención de ellos dos hacia él.
—Cazando... —Menea la cabeza Edwin apuntando el arco y flecha. ¿Cazando? Las montañas a nuestro al rededor están llenas de árboles, sin embargo no creo que cazen algo más que pajaritos en Deeplake, todo aquí es aburrido hasta los reptiles. —A Cassandra.
Okey, definitivamente los Schwarz no podían hacer algo normal.
—Sin éxito. —Aclaró antes que lo pregunte. Volví a cerrar mi boca y solo asentí.
—¿Dónde está Derek? —Preguntó el teñido. Mirando a sus costados.
A mí también me daba mala sensación que no apareciera, el líder de los Schwarz cuando se entere que uno de sus hermanitos está por ir tras rejas creo que se enojara bastante.
—En la comisaría. Becker lo acompaño. Llevaron a Kerstin para que esté con mamá.—Contestó sin más. ¡Ya lo saben! ¡Ya lo sabe! Edwin, con su tranquilidad digna que cualquier persona la envidie, me miró y emboscó una pequeña sonrisa —Arzaylea, ¿Puedes pasar? —Apuntó distraídamente con mano la casa —Creo que debemos hablar.
—Me encantaría pero tengo un frío impresionante. Debería ir a casa.
—Tenemos calefacción. —Frunció las cejas.
—Ya. Si. Pero tengo un dolor de muela increíble, así que debería ir a casa. —Retrocedí un paso.
Su tranquilidad me aterra.
—Bien. Te llevaré al dentista. —Sonríe desafiante
—Es por turnos.
—Te llevaré a que te saques un turno.
—Esta cerrado ahora.
—Esperemos a que abra.
—No abrirá.
—Te llevaré al dentista de la ciudad.
—Tengo trabajo mañana.
—Volveremos antes del anochecer.
—Me duele la pierna y no puedo caminar hacia tu auto.
—Te cargaré.
—Soy pesada.
—En todos sentidos.
Achine mis ojos.
—Mi madre me espera.
—Que siga esperando.
—Se preocupará
—Llámala.
—No tiene móvil.
—Muller puede ir a avisarle.
Lo miré desafiante.
—Debo irme.
—Tenemos que hablar.
—Estas todo sucio y apestas a estiércol... Y de caballo.
Él sonríe y la lanza una mirada a Muller. Creo que él ha sido culpable de que esté bañado en aquello.
—Suelo ser rápido en las duchas. —
—Yo no...
—¡Ya! —Grita Kilian exasperado, mirándonos como si estuviéramos completamente locos. —¡Pesados! Yo llevaré a Arzaylea.
Me cruzo de brazos incrédula. ¿Desde cuando está conversación se volvió el "que haremos como Arzaylea"?
—No. Me iré sola. —Dije a la defensiva. Preferiría ir y jugar a ser valiente sola a que estar con alguno de estos dos.
A decir verdad, Cassandra probablemente aún esté dando vueltas por ahí, enojada por haberla dormido sin embargo el capricho agridulce de no querer ser molestado con el discurso de Edwin y la insistencia de Kilian de que al parecer soy una jodida estratega era más grande que el miedo que le tenía a la rubia socio psicópata.
Aunque Edwin siempre había sido muy pacifico y sobre todo amable últimamente todo me ponía de los nervios, incluyendo su paciencia.
—¿Qué? No. Cassandra está suelta y...
—Es que lo dice porque la has estresado. —Edwin interrumpe. Rodea los ojos al aire soltando un profundo respiro
—¡No la he cansado! —Grita como un niño. Me mira y sus cejas se fruncen aún más —¿Te he estresado?
—Pues si. Mírala. —Edwin me apunta con la mano.
Vaya, gracias.
—Es que si ustedes no serían tan brutos con ella no sería tan fácil esttesarla.
—¿Disculpa? Jamás le he alzado la voz. Mucho menos le levantaría la mano.
—Pues tu gemelo casi la mata.
—¿La culpa es mía?
Dios, esto no puede ser posible. Masajee el puente de mi nariz con frustración y miré a Muller que tenía la misma cara de fastidio mirando a cada uno de ellos.
—Chicos, ¿Pueden debatir esto en otro lado? ¿En su casa? —Hice un desdén con mis manos —Quiero irme.
—Por supuesto que no. —Dijo Edwin.
Kilian lo apunto con el dedo :—Háblale bien, es mi responsabilidad que la humana esté bien.
—Kilian, es humana no una muñeca de porcelana. —Edwin lo miró con el ceño fruncido. Muller miró a Edwin prestando atención a sus palabras —No se va a romper porque le conteste cortante... —Entonces, de repente, frunce las cejas y mira el suelo confundido. Alza su cabeza a mirarme —¿No?
Tiene que ser una broma...
Abrí mi boca para decir algo sin embargo me quedé sin palabras. Mi mano también estaba en el aire y por más que luche por decir algo coherente o al menos un insulto no pude decir nada. Me giré sobre mis talones y comencé a caminar
—¡se me pierde la humana! —Corre detrás Kilian.
Me pregunto cuando fue la última vez que estuvo cuidando o protegiendo una humana, porque al parecer hace minutos era una estratega peligrosa pero ahora volví a ser una humana indefensa. ¿Quién entiende a Kilian? Yo ya no.
Siento una mano sujetarme del brazo sin embargo no tira de él ni hace fuerza. Me solté de agarre bruscamente y cuando iba a protestar de que era un pesado, me sorprendí a ver a Muller.
No dijo nada. Pero alzó las llaves de su auto. No necesitó otra seña, ya lo había entendido, asentí con la cabeza en silencio. Okey, preferiría que me llevara él antes que uno de los otros dos que seguían discutiendo.
Bueno, discutir sería Kilian chillando y Edwin contraatacando –siempre con su tranquilidad inigualable–. Me preguntó cómo hace. ¿Pilates? ¿Yoga? Debería preguntárselo algún día.
Él tira de mí muñeca con suavidad guiándome a su auto que estaba cerca. Tira con brusquedad el arco y flecha en los asientos de atrás y luego me abre la puerta para que entrara. Al entrar el aroma a chocolate y vainilla fue tan delicioso que casi me quedo embobada olfateando el aire, él entra al auto y enciende el motor. Veo aún como Kilian sigue chillando desde el otro lado de la acera, tan preocupado por cuidar a la humanita que ni siquiera se dio cuenta que ya no estoy allí.
Comienza a conducir y suelto un suspiro de alivio, me sentía como en las charlas con un psicólogo. Solo con la diferencia de que éste psicólogo estaba muy bueno, no hablaba y era uno de los integrantes de la familia más tenebrosa de Deeplake.
—Que día he tenido... Pero creo que has tenido un día peor. —Dije apuntando el arco y flecha con mi cabeza —Se te da bien ser Katniss Everdeen, aunque no entiendo porque Edwin tenia estiércol.
Se encoge de hombros divertido.
—¿Estás enojado por lo que hice por Kool?
Él dudo. Sus cejas se fruncieron más de lo debido.
Y me pareció bonito.
Céntrate Arzaylea.
—Sé que probablemente Kool no sea el único que hizo lo que hizo, quizá haya más cómplices o asesinos... Quizás tú seas uno de ellos, pero poco a poco irán cayendo todos.
Él me miró unos segundos, con su ceño aún fruncido. Siento que quiere decirme algo más pero me cuesta deducirlo. Presiona sus manos en el volante con fuerza, intenta comunicarse y no puede.
Al ver sus expresiones solo me llevo a una pregunta.
—¿Por qué? —Pregunté. Él abrió mucho los ojos y asintió. —Por qué... Ni siquiera yo sé bien porqué. Sólo quiero a los Schwarz lejos de aquí. —Tomo una bocanada de aire y llevo un mechón de mi pelo hacia atrás. — Desde que llegaron todo se descontrolo. Solo quiero que haya más control.
Él estaciona el auto frente a casa le doy una sonrisa amarga sin embargo antes de bajar la curiosidad invadió mi mente y me detuve
—¿Donde iras? —Él como si ya hubiera esperado la pregunta apunta con su cabeza la casa de al frente, está abandonada, los anteriores dueños se fueron cuando vieron que sus trabajos no eran buenos aquí. —Sabes que no tienes que cuidarme, Muller.
Se encogió de hombros, restándole importancia.
—Ven, pasa. —Apunte con la cabeza mi casa —No te dejaré tirado en una casa abandonada. Mi psicólogo silencioso debe pasar a mi guarida.
Él suelta una risa nasal y le quita las llaves de la casa para bajarnos a la vez del auto.
Al llegar ni siquiera hizo falta que busque la llave, sabía que mamá siempre deja la puerta abierta. Al pasar siento como Muller esta tímido a mi lado así que le embosco una pequeña sonrisa tímida.
—¡Mamá! —Grité, sobresaltándolo. Me reí entre dientes —Ya he llegado.
—¡Cariño estoy en la cocina, ha venido tía Rose! —Gritó.
Hice una notoria mueca y mire a Muller en disculpa. No sabía que teníamos visitas, de hecho ni siquiera me acordaba de mi tía Rose. Él me guiña el ojo y encamina a la cocina, sorprendida por su ahora confianza decido seguirlo.
Mi tía rose no es una tía de sangre, simplemente es una vieja amiga de mi madre que se conocieron en el escolar. Es hermosa, sus ojos esmeraldas son brillosos y su cabello castaño siempre lo tiene con ondas perfectas y naturales. Quizá tenga unos cuarenta años pero ella sigue igual
Al llegar, mi tía estaba tomando café en la isla al verme abre mucho la boca pero la abre aún más al ver a Muller.
—¡Arzaylea cariño! ¿Cómo has estado? ¡Trajiste a un guapo!
—Tía. —Advierto avergonzada.
—Descuida, Rose. El chico es de los que a veces escucha y a veces no. De esos mitad sordos. —Mi madre sonríe feliz, mira a Muller y le dice:—Si tuviera treinta años menos te intentaría conquistar. —Muller se encuentra totalmente desconcertado, me mira y frunce el ceño con cara de poket—¡¿Ves?! —Chilló mi madre feliz —No escucha ahora.
—¡Wow! —Rose lo miró como si fuera un alíen—¿Me estará escuchando ahora?
Muller muerde su labio para no reír. Y yo me encuentro cada segundo aún más avergonzada.
—¡Pero si tienes novio! —Rose sonrió con picardía—Menos mal que aun vivo para presenciar esto. Max no me caía bien, ese era un patán. Pero mira éste... —Achinó sus ojos en su dirección y sonrió de lado—Apuesto que tiene el cuerpo tallado.
—Tía, puede escucharte. —Lo apunte con el dedo.
—¡Que no! —Sonrío divertida.
—Ahora que recuerdo hay un rumor de que su hermano está en pri...
—Mamá. —Presione mis labios entre sí. —No.
Levanta sus manos rendida. Miré a Muller y rasque mi frente sin saber que hacer. ¿Lo invito a mi habitación? Sin embargo, noto que mi tía hace movimiento extraños con la boca. La miré confundida y ella modulaba dramáticamente –muy dramáticamente –, un "¿cómo te llamas?"
—Él es Muller. —Lo apunte con mi mano. —Ella es mi madre, ya la conoces y mi tía Rose.
Muller aceptó con la cabeza en saludo y ellas hicieron lo mismo.
—¿Quieres café? —Pregunté. Él aceptó con la cabeza convencido. Caminé hacia la cafetera y comienzo a poner en Marcha. —Tía, ¿por cuanto tiempo estarás aquí?
—Oh. Solo he venido por un día, Edward es un pesado y quiere que tenga a maní en la ciudad. —Apunta su enorme barriga y yo sonrió.
Me giro a ver a Muller él se había sentado en la isla con ellas. Le extiendo su café y me mira agradecido.
—¿Cómo se llamará? —Apunté su tripa.
—aún no lo sabemos. Lo elegiré yo. Si fuera por Edward se llamaría maní2.0
Todos reímos, menos Muller que sólo sonrió.
Pasamos la tarde hablando de boberías, mi tía me contaba de cosas divertidas que hacía con su marido, Edward. Hasta que recordé la presencia de Muller que ni siquiera nos estaba prestando atención gracias a que le habían ofrecido pastel y estaba muy concentrado comiendo y disfrutándolo.
—Muller. Ya es de noche. ¿Te quedas a dormir? —Pregunté.
Él miró a mi madre buscando su aprobación. Ella aceptó con la cabeza divertida y entonces aceptó él.
—Gracias tía por la visita. Ha sido genial, te he echado de menos.
—¡Yo a ti! —Sonríe feliz —me iré en unas horas, Edward pasará por mi, asique ya me despido así vas a descansar... —Besó mi mejilla y la de Muller que por un momento él se mostró incómodo ante ese acto.
Me pongo de pie y camino hacia mí dormitorio, Muller me sigue aun sosteniendo otra migaja de pastel de chocolate. Al parecer su favorito.
Al entrar, prendo la luz del dormitorio y hago un rápido chequeo visual que no haya dejado nada fuera de su lugar. Sería horroroso encontrar una braga tirada por ahí.
—Bienvenida a la cueva de una humana. —Dije divertida. Él inspeccionó el lugar con una sonrisa de lado. Al parecer le gustaba. Aunque era todo distinto a su casa, su casa es completamente blanca hasta sus muebles y mantas, sin embargo mi casa es más... Colorida y cálida.
¿Qué estoy haciendo?
Muller camina hacia la estantería de libros y los comienza a mirar, la mayoría son de filosofía y psicología en niños. Me pregunto vagamente qué hago con Muller en mi dormitorio.
Aunque era un Schwarz me daba mucha calidez su presencia. Era silencioso e inexpresivo pero por una extraña razón entendía lo que expresaba con su rostro. Y su presencia no me daba miedo, incluso me sentía a salvo.
—Yo... Suelo... —Muevo mis manos intentando explicarlo —Leer para entender aún más y socializar con mis niños del kinder.
Asiente con la cabeza y su vista viaja hacia la pared. Se acerca aún más viendo con cuidado cada fotografía.
Que vergüenza.
Él apunta con su dedo una fotografía y yo me acerco a ver, al ver quien apunta supe que quería saber quien era.
—Era mi padrastro.—Susurré. Él asiente y apunta a otra persona —Mi papá. —Apunta a otra —Max. Mi ex novio.
Asiente con la cabeza y luego mira una pequeña fotografía pero de una ecografía, frunce el ceño al ver al feto y no tarda en apuntarlo.
—Tyler. —Contesté, mi pecho se comprimió —Él era Tyler.
Asiente y luego mira su al rededor. Su vista cae en el sofá de al lado de la cama y en unas mantas dobladas sobre el escritorio.
—Ah. Puedes dormir en la cama o en el sofá. Como te sientas cómodo. Yo... No tengo problema.
Vale, solo era dormir. Tampoco es la gran cosa. Además con Cassandra suelta lo único que quería era tenerlo cerca.
Sé que él puede protegerme, no espero que lo haga siempre, sin embargo mi conocimiento de éste mundo es casi nulo y soy una humana torpe, una presa fácil para Cassandra y Zac.
Por lo cual. Preferiría ser protegida hasta que sepa aún más sobre demonios y sepa como defenderme contra ellos.
Caminé hacia la esquina de mi cuarto y me saque las botas. Las dejé junto a las demás y caminé sobre la alfombra con mis medias de Bob esponja.
—¿Sabes...? —Caminé hacia él, que seguía mirando la fotografía de Tyler—Creo que Cassandra y Zac vendrán a mi tarde o temprano. Y lógicamente lo harán cuando tú no estés.
Él me mira confundido. Casi puedo imaginarlo decirme «Yo estaré» era extraño la forma que tenía de entenderlo, no sucedía con nadie. Solo con él y era algo tanto extraño como acogedor.
—Debo aprender a defenderme sola.
Entonces suelta una risa nasal y mira hacia abajo, sonríe como el gato de Alicia. Sus hoyuelos fueron bastante notorios y adorables. Él también había entendido lo que quiero decir.
—Sip. —Asentí también sonriendo —Enséñame todo lo que sabes, versión masculina de Katniss Everdeen.
Él hace una divertida reverencia burlesca, aceptando, y yo golpeó su hombro juguetonamente.Enséñame todo lo que sabes, Muller.
Capítulo largo :o
Iba a felicitar por haber llegado a los 700 leídas pero lo olvidé y ahora ya estamos en 800. Me sorprende muchísimo lo rápido que son al leer
Gracias por todo el apoyo y amor a estos alemanes tan insoportables y esta protagonista estratega :3
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Maldición Alemana [#1] ©
FantasyLos schwarz Seguramente has escuchado sobre ellos, todos en DeepLake hablan sobre esas personas. He escuchado muchos mitos y leyendas sobre esa caótica familia Seis hermanos, una hermana y unos padres extraños. Seguramente has escuchado que son cóm...