XXXXII

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Una mujer corriendo. El llanto de un bebé. La moto de Kilian rugir. Una máquina de tatuar. Unos ojos rojos hipnotizar. Una mirada. Yo estaba con los hermanos en un balcón. Eckert corría. La lluvia chocó contra el suelo. El grito despiadado de una mujer. Los zapatos de cuero masculinos. Un tornado. Dos copas de champagne chocar brindando. Una lapida borrosa. Un anillo de compromiso. Un puñetazo. Alguien caminar descalzo sobre tierra húmeda y finalmente, una rosa caer.


Me despierto aturdida en la oscuridad y me froto los ojos mientras me siento sobre mi cama.


Tardo unos instantes en darme cuenta de solo había sido una pesadilla, y en cuanto miro por mí ventana noto que aún es de noche.


Mierda. Era la visión de Kilian, gracias a ella Kilian me salvó la vida y ahora, solo se repite en mi mente una y otra vez.


Relájate, Arzaylea. Repetí para mí misma intentando volver a acostar mi cabeza sobre la almohada y respirar tranquilamente.


La visión de Kilian seguía siendo extraña y confusa, no podía unir los cabos sueltos. Seguía sin entender que quería decirle el futuro pero lo que sí entendía era que se estaba cumpliendo, pues grito despiadado de la visión lo reconozco claramente con mi grito de dolor cuando Cassandra me convirtió


Dios, necesito un minuto. Necesito un minuto de paz.


El sonido del cascabel y el hundimiento del lado derecho de mi cama hace que abra los ojos y veo a mi gato, que en un brinco había subido. Le sonrío y él se acerca a mí moviendo sus caderas. Al acercarse, me apoyo en mi antebrazo para con mi otra mano acariciar su rostro.


Max me lo regalo dos días después de haber quedado embarazada, como una compañía y jamás se ha alejado de mí. Era tan dulce.


Alce mi cabeza a mi muro de fotografías y me pongo de pie, me acerco a una de ellas. Era cuando me lo regaló, estaba abrazándolo emocionada, él había sacado la foto. Miré las demás fotografías y fruncí mi ceño mirando, tengo todos mis recuerdos de toda mi vida aquí, todos mis recuerdos.


«—ha sido de forma prematura y brutal, no debería haber sobrevivido, sería un milagro.»


Mi vista cae en la única fotografía de Tyler, las demás eran fotos de mi embarazo. Ahora que lo noto, son pocas.


«–sólo ha dicho que Tyler no ha sobrevivido a aquello y que borremos los recuerdos de su existencia.»


Cojo las fotografías que tengan algo de significado con el embarazo de Tyler y las apilo en mi brazo una encima de la otra, al terminar voy a mi cama y comienzo a examinarlas.


Estos son los únicos recuerdos que tengo con Tyler.


Les quito el porta retrato a cada de ellas y comienzo a ver detrás de las mismas imagines, y entonces noto que cada una tenía algo escrito.


Una dirección.


Gimo sorprendida y arrastro bruscamente mi portátil abriendo el mapa, el portátil es lento y yo empecé a sentir mi respiración agitada, casi no podía articular ni una cosa, estaba completamente aterrada y en cuanto cargó, puse velozmente con mi torpes y temblorosas manos la ubicación.


Es la fábrica abandonada.


La misma que Cassandra me ha citado cuando secuestro a Eckert y Kerstin.


Me recuesto nuevamente mirando las imagines de la fábrica, mierda.


(…)

Lanzó la piedra a la ventana y luego espero.


Nada.


Rodee mis ojos.


Lanzó otra piedra y entonces veo que la luz a través de las cortinas se enciende. Lance otra piedra y entonces, la ventana no tarda en abrirse. Muller aparece en su balcón y mi vista cae a su cuerpo. Estaba desnudo solo con bóxer, todo su torso tatuado se deja ver con facilidad y casi suelto un gemido al contemplarlo. Él se ríe entre dientes recordándome que puede escuchar mis pensamientos.


—Yo… —Niego con la cabeza centrándome. —Mi arco y flecha, lo has escondido tú de la policía ¿No?


Frunce aún más sus cejas, y hace un poco su cabeza hacia atrás sin entender.


—Apúrate, si uno de los Schwarz despierta no sabré donde meterme.


Él alza su mano y mira su reloj de oro, ¿Duerme desnudo pero con reloj? Y comprueba efectivamente que son las cuatro de la mañana.


—Puedo explicarte en el auto, porque efectivamente me llevaras. Anda, vístete y trae mi arco. —Moví mis manos en el aire, él aún tiene cara de póquer. —Bueno si quieres ir desnudo tampoco me quejo, porque mala vista no hay… ¿Haces pesas?


Rueda sus ojos y me hace una señal que espere, acepte enérgicamente con la cabeza haciéndolo sonreír y se vuelve a meter en la habitación. Solté un suspiro y por instinto me cubro con mi abrigo, no sé realmente para que lo llevo puesto si no puedo sentir el frío pero andar sin abrigo mientras está nevando no parece ser tan cómodo. Al menos los cárdigan eran aburridos pero bastantes protectores y cómodos.


Dos minutos después, Muller aparece en su balcón con un arco y flecha colgado en su espalda y otro, que reconozco que es el mío, en su mano. Para mí desgracia su piel ya se encontraba cubierta. Baja de un salto y aunque era su balcón quedaba en el segundo piso y era una caída profunda, él aterrizó de pie.


—¿Llaves? —Pregunté, él la hizo sonar en su bolsillo y luego me extendió mi arco y flecha. —¿Le has avisado a alguien? —Niega. —Bien, vamos.

Caminamos veloz hacia su auto, donde al sentarme de copiloto comienzo a examinar el arco y flecha mientras él tiro el suyo en los asientos traseros y tiene su ceño fruncido.


—Deja de intentar meterte en mi mente. —Mascullo rencorosa, y él nota que estaba forzándose tanto que estaba haciendo gestos. —Creo que Max me dejo una pista y esta en la fábrica abandonada.


Sus ojos se abren grandes, ante la sorpresa y luego me mira con curiosidad. Presione mis labios entre sí abrazando el arma.


—También estoy sorprendida. Llamó cuando me desaparecí y ha dicho algo que me hizo pensar. Creo que serán acertijos, es lo que más amaba él cuando estaba en Deeplake y para lo que más me ha enseñado. —Muerdo mi uña, observando que por la velocidad al cual maneja llegaremos bastante rápido. —Otros novios enriquecen a sus mujeres con joyas, dinero y viajes, pero Max enriquecía mi mente y créeme que es mucho mejor. Si los hubiera conocido y sólo tendría costosos anillos no creo que me hayan salvado de mucho para sobrevivir. A menos que le lance un anillo a los ojos, ¿Tú que opinas? ¿Le hubiera lastimado un poco?


Él frunce sus labios pensativos mirando hacia arriba, y luego suelta una risa aceptando con la cabeza haciendo que yo también ría con él.


Hace un seña indicando mi mano y yo la miré unos segundos antes de entender a lo que se refería.


—Si, me lo ha propuesto pero me he sacado la alianza. No estábamos casados pero sí comprometidos.


Acepta. Era extraño y reconfortante sentir que a pesar de que no hablaba yo podía entenderlo a la perfección.


—Lamento lo que sucedió con Miranda. —Suelto sin saber porqué, él tensa sus músculos y su mandíbula. —No entiendo como puedes ser tan unido a tus hermanos después de lo que sucedió.


Él no contesta, aun que sé que el tampoco lo entiende.


Pertenecemos unos minutos en silencio pero como siempre, lo vuelvo a interrumpir.


—Luego podríamos salir a cazar, ahora entiendo porque salen a cazar ustedes. Creía que era para mantenerse entrenados o algo así pero es para alimentar su lado demoníaco ¿No? Hacen sufrir a animales.


Acepta.


Solté un profundo suspiro, antes la idea de hacerle daño a los animales se me hacia algo retorcido y enfermo, pero ahora siento que después de todo, quizá es mejor dañar a una ardilla antes que dañar a un humano rencoroso o inocente. Al menos que algún día los animalitos del bosque comiencen a vengarse de todos los cazadores y así entonces todos nosotros deberíamos escondernos bajo tierra.


Al llegar, él estaciona y luego se baja, antes de poder llegar a abrir la puerta, se abre gracias a Muller. La velocidad si que es lo suyo. Le doy una mirada agradecida mientras acomodo mi arco y le extiendo el suyo, ambos nos lo colgamos y empezamos a caminar por la fábrica.


—Es un lugar grande. Deberíamos separarnos.


Él acepta con la cabeza, no muy convencido.


—El lugar tiene eco, golpea algo con fuerza y te podré escuchar si es que encuentras algo o estas en peligro. Yo haré lo mismo. —Muevo mis manos en el aire. —Busca cualquier cosa que sea sospechosa, tanto como algunos números como algún golpe o rasguño en la pared. Todo lo sospechoso.


Acepta con la cabeza nuevamente y se gira para irse hacia la derecha. Mirando como se va, suelto un suspiro comenzando a ir hacia la izquierda.


Comencé a ver todo con detenimiento, a Max le encantaban los acertijos desde toda la vida, de hecho fue una de las cosas que más me ha enseñado a lo largo de su propósito de convertirme en estratega.

En cuanto caminaba, no pude evitar jugar a tocar todo con las yemas de mis dedos, el tacto humano era mucho más distinto al tacto demoníaco, los sentidos se intensificaban.


Estaba sorprendida de que haya dejado esta dirección y justo después de años los haya encontrado, es que era algo increíble. ¿Cómo no pude revisar esas fotografías antes? ¿Y porqué Max me ha dejado indicaciones si él había huido?


Se escucha un ruido extraño, tardo unos segundos en darme cuenta que podría ser Muller. Alce mi vista de mi reloj y noté que estaba tan sumergida en mis pensamientos que ya había pasado cinco minutos dando vueltas por aquí. Caminé hacia el proveniente del ruido, hasta que veo a Muller a lo lejos. Él me mira y me hace una seña para que me acerque, troto hacia él y al llegar, puedo notar que miraba una pared. La miré también, alguien había escrito quizá con un cuchillo o algo filoso en el muro. “mía


—Mía… —Repito pensativa. —¿Qué significa eso? ¿Es un nombre o es algo que le pertenece?


Él parece igual de confundido que yo, su cara de póquer de pronto cambió a sorpresa y al cogerme de la mano las oleadas de electricidad, calma y confusión llegaron a mí como cada vez que él me toca. Él no deja que eso lo detenga y no tarda en señalar mi dedo anular.


—Mía, soy suya por su propuesta de casamiento. —Murmure. —Pero nunca hablamos sobre donde casarnos, sólo sé que nos comprometimos en el lago de Deeplake, tras una cena.


Él sin soltar de mi mano, jala de mi en dirección al auto. Él ha dejado un maldito juego de acertijos en Deeplake y solo yo puedo entenderlos, dado que detalles así como nuestro compromiso, donde me lo pidió y esas cosas ni siquiera lo sabe mi madre, jamás habíamos tenido tiempo a hacer esto oficial: con el embarazo nos distrajimos demasiado.


Al llegar al auto él no tarda en conducir y está vez lo hace con aún más velocidad.


—Quizá Max no me abandono después de todo.


Él no contestó, pero tensó su mandíbula. Y yo estaba demasiado abrumada con mis pensamientos como para prestarle atención.


Al llegar, caminé por el borde del lago con Muller, teníamos que ir a pie hasta el muelle.


Él amanecer comenzaba a salir, poco a poco, el sombrío cielo comenzaba a iluminarse y teñirse de naranja y amarillo. Mientras dos figuras tan oscuras, nocturnas o monstruosas como Muller y yo caminábamos.


Al llegar, nos pusimos en la punta del mueble mirando el agua con concentración, pero no había nada que pareciera ser una pista.


—Quizá deba meterme. —Digo, mientras tiro el arco y flecha al suelo, y comienzo a quitarme el abrigo.


—No.


Mi cuerpo se tensa y mi mente envía un escalofrío a mi cuerpo en cuanto escucho su voz. «No»


Lo miré, entre asombrada y confundida. Y él no había despegado la vista sobre el agua.


El vago recuerdo de haber escuchado a Kool decir que se habían desasido del cadáver de Miranda, la amiga en de Muller, en el lago me hace sentir una presión en el pecho.


Oh, Muller…


Me acerco a él y coloco una mano en su cuello, él finalmente rompe el contacto visual con el lago y me mira.


—No soy Miranda. Si me meto en ese lago, no me sucederá nada. Podré salir.


Él niega con la cabeza, y yo hago un paso en dirección al lago y él pone una mano en mi cintura, rodeándola. Lo miré a los ojos y le supliqué que me dejara meterme con una mirada. Él abre la boca para decir algo, sé que le cuesta, incluso puedo ver el dolor en sus ojos. Ya no es gracioso, ni divertido, ni silencioso, ni tenebroso. Ahora solo me deja ver el dolor que siente. Me ha elegido para eso, para decirme y mostrarme quién verdaderamente es, para mostrarme su miedo. Suelta un abrumado suspiro y vuelve a cerrar su boca. No puede hablar, le cuesta demasiado. Quita su mano de mi cintura y vuelve a abrir la boca.


—P-Por favor.


Dos palabras, que han sido tan dolorosas para él que sus ojos parecen estar vidriosos. Dos palabras suficientes para que me detenga y acepte. No, no puedo meterme.


—Entonces tendremos que buscar por aquí arriba.


Acepta con la cabeza, me da una mirada agradecida para luego ponerse a buscar sobre la madera del muelle. Yo también busco.


Me pongo de cuchillas al ver que había algo extraño sobre una madera. Llamó a Muller con un movimiento con mi mano y él se acerca, ambos examinamos un corazón partido a la mitad, tallado con quizá un cuchillo o algo filoso.


—Corazón roto. —Susurro. —Nunca nos hemos roto el corazón. —Torcí mi entrecejo. Él me miró con una ceja alzada. —Créeme, éramos la típica relación perfecta que solo discutía por quien iba a cocinar.


Miré nuevamente el corazón roto


Alce mi vista al amanecer, pensativa.


Los únicos momentos malos ha sido cuando me ha quitado a Tyler. Pero, recuerdo que no había estado muy de acuerdo cuando me pidió mudarnos juntos a una casa en venta en Deeplake, pero yo había rechazado ya que no estaba muy segura.


—La casa que esta en venta, frente a la pastelería.


Él acepta y ambos corremos nuevamente al auto, cinco minutos luego ya estábamos frente a la casa. Me acerco y observó el cartel de “a la venta “ ya con polvo y telarañas. Muller trepa las rejas y me hace una seña para que lo siga, yo trepo también a su lado y ambos saltamos a meternos. Una vez dentro, volvemos a dividirnos.


—Tú entra a la casa. Es de un solo piso asique podrás ser rápido, yo me encargo del jardín.


Él acepta y se apresura a entrar. Yo en cambio comienzo a caminar por el jardín, el césped estaba bastante alto por lo cual era incómodo caminar allí. Veo algo a lo lejos entre los yuyos, me acerco rápidamente a observar, era una lápida.


Me arrodilló frente a ésta y siendo el corazón latir con velocidad.


No era una lápida común, era la lápida que Kilian había visto en su visión.


Y en ésta está escrito «Tyler Byers Brown»


Retrocedo rápidamente y choco con una piedra, haciendo que caiga de trasero frente a la lápida de mi hijo. ¡No! ¡No! Grito por mis adentros mientras lo observo.

Me arrodillo rápidamente y con mis uñas comienzo a escarbar debajo de la lápida, comienzo a quitar todo lo posible de mi vista. Mis uñas arden ante mi brusquedad pero no me detengo, sigo haciéndolo hasta que finalmente llego hacia algo enterrado, algo cuadrado y pequeño. Lo saco con brusquedad y me quedo mirándolo con los ojos llenos de lágrimas.

Tenía un candado y cuatro números para adivinar. No podía pensar con claridad, haber visto la lápida que había creado para Tyler había roto mi corazón de una forma retorcida.


Max me ha dejado un camino de señas para saber donde esta, no me ha abandonado, pero si lo he adivinado gracias a que ahora los Schwarz me habían cambiado. Ahora sabiendo todo lo sobrenatural que habita en Deeplake lo puedo entender todo mejor.


Mis manos temblorosas mueven el candado en el sentido de poner 1604. El año de la masacre que hizo a Deeplake tan especial. Y mi corazón se encoge en cuanto se abre y dentro había una carta.


Lo abro desesperada



«Arzaylea.


Si estas leyendo esto significa dos cosas.


Que has superado la prueba, que mis enseñanzas sobre ti han sido suficientemente buenas para que me encontraras.


Y que sabes que oscuridad y maldad habita en Deeplake.


Ojalá algún día aprendas a perdonarme por esto, quizá algún día puedas entender porque lo he hecho. No quise jamás que Tyler no tenga madre, que crezca con solo su padre. Jamás quise alejarte de él. Pero tuve que hacerlo.


Por el bien de ustedes dos.


Tyler es distinto, como yo, somos de una raza bastante distinta a la de los demás. Somos una raza completamente distinta y su nacimiento lo iba a exhibir.


Los seres como nosotros estamos obligados a mantener nuestra raza escondida para la paz de la humanidad y jamás podríamos dejarnos ver que somos distintos. Ni siquiera en un parto. Tenía que sacarte a Tyler antes que los médicos vieran que es distinto y antes que tú sepas que lo que somos en realidad. Pero no puedes buscarnos, no puedes encontrarnos. Por el bien de Tyler lo criaré lejos, quizá con una madrastra que finja ser su madre así no siente tu ausencia. Quizá con algunas niñeras, no lo sé.


Pero ahora que es mío, que está aquí conmigo, jamás permitiría que alguien llegase y me alejara de él o le haga creer que yo soy malo.


No nos busques Arzaylea, porque todo ha cambiado y no quiero debilidades para Tyler. Quiero que crezca como uno de nosotros, que sea imparable. Y tú, con tu humanidad y tus sentimientos, lo harás débil.


No nos busques, no me hagas hacer algo al cual te arrepentirás.


Recuerda que yo te he creado, yo cree toda tu inteligencia y sabiduría


Yo soy mejor que tú


Y te he entrenado para todo menos para enfrentarme.


Mantente lejos de mí hijo.


Max.»







Maldición Alemana [#1] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora