XXV✅

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Arzaylea

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Arzaylea

—¡Nos divertiremos!

Miré divertida el positivismo de John mientras jala de nuestras manos para guiarnos por el centro de Deeplake donde había muchos puestos de vendedores tanto de comida como cosillas divertidas, Catryn paraba en cada puesto para comprar más y más cosas. Hasta se ha comprado un llavero y luego decir “no me gusta”

—Muero por comer los algodones de azúcar. —Dice Catryn mirando como están colgados a lo lejos.

—Ya llegaremos —John asegura. Se detiene en un puesto de ropa para perros y frunce el ceño —Debería regalarle algún abrigo a el perro de mi madre ¿no?

—¿Tu madre tiene perro?

—Pues no. —Mira con pena los abrigos y niega con la cabeza —Debería primero regalarle el perro.

Me río entre dientes y seguí caminando. Catryn y yo teníamos los brazos enganchados mientras caminábamos, mientras que John caminaba por nuestro al rededor inquieto. Me la estaba pasando tan bien y aún faltaba dos horas para los fuegos artificiales.

Miré todo a mi al rededor, por algunos momentos tuve que detenerme a saludar a algunas familias que reconocía y ellos a mi, gracias a que soy maestra de sus niños, por un momento al saludarlos pienso en Kerstin... Ojalá esté bien.

Miré el característico lago de Deeplake. Siempre pareció tan oscuro y profundo que nadie era capaz de meterse a el, sería bonito nadar en ese lago.

—Deberían haber festivales más tiempo. —Digo mientras vuelvo a ver las tiendas—Todo parece tan alegre.

—Deberías ver la ciudad y sus festivales. Hay unos carnavales que son un locura —Catryn comenta, divertida.

Sonreí en respuesta sabiendo que ella no estaba mirándome. Seguimos caminando distraídamente por el lugar.

—Oh, oh...

Levantó la vista al escuchar a John, sin embargo me detengo en seco al ver a los Schwarz. Ellos sonreían boca cerrada caminando uno al lado del otro, vestidos con abrigos completamente oscuros, no había color en ninguno de ellos.

Delante, a pocos pasos, caminaba Eckert con un hermoso vestido blanco pegado a su cuerpo que llega dos dedos bajo su rodilla, cargaba a Kerstin quien también estaba vestida completamente negro y sostenía un algodón de azúcar, al igual de Kruse que la sujetaba de la mano.

Catryn también se detuvo en seco, pero esta vez mirando a Derek. Y entonces mi mente hizo un cortocircuito.

Todos a nuestro al rededor empezó a murmurar y señalar sin disimulo a Kool, quien tenía una sonrisa de que le daba completamente igual todo y caminaba como si fueran las pasarelas de moda

Eckert señala una tienda y Kruse le intenta sonreír mientras caminan a ella, el pobre cargaba no sólo un algodón de azúcar sino que cuatro bolsas más

Maldición Alemana [#1] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora