Maldición Alemana [#1] ©

VIII [EDITADO]

[Capitulo largo]

—Estas pálida. ¿Sucede algo? —Catryn llevo una palomita a su boca mientras me miraba con el ceño fruncido casi intentando entender mi estado.

— ¿De nuevo pensando en tu romeo? —Cantó John lanzándome una palomita a la cabeza.

Sonreí para que se aliviaran pues no había notado que mi rostro se había convertido en uno frío mientras miraba la televisión. Era extraño pero me había mantenido callada sin mis tontos comentarios absurdos mediante la película.

—No tengo romeo, solo estoy cansada. —Murmure moviéndome de mi lugar incomoda.

— ¿No sabes nada de él? — Preguntó John, suavemente cómo si su mención podría dañarme.

—No pero me da igual.—Hice un desdén con mi mano para luego llegar una palomita a mi boca.

Mire mi teléfono una vez más. Ni un mensaje. Mi madre debía avisarme cuando salgan del hospital, pues hoy mi padre tenía tratamientos y estaba nerviosa.

—Volviendo a la serie... —Catryn me da una última mirada para volver a ver el televisor —, creo que ella fue muy estúpida, le dio su amor ¡le propuso matrimonio! Y aún así la estúpida le tenía miedo

—Era un jodido vampiro y ella una humana, Catryn. Obviamente es una mala combinación, miedo es lo mínimo que debería tener

—Ya.. —Rodea sus ojos —Pero míralo, estaba enamorado obviamente, el que ama no lastima.

Mire mi celular de nuevo mientras llevo una palomita de maíz a mi boca, no me interesaba la conversación a decir verdad.

—¡El amor es dolor! —John frunció el ceño completamente indignado de tener que aclararlo.

Fruncí mis cejas y los miré

—Era un vampiro, pero ella su gran amor. —Señaló con su dedo acusador la pantalla —No debería tener miedo después de tanto amor que le demostró.

—La chica es independiente. No debería tener miedo porque ella es segura de misma y de lo que le puede causar, no porque él le hizo un par de cartitas de amor y la llevó a ver un simple amanecer.

Al instante pensé en los Schwarz. Pues ellos no eran románticos, ni mucho menos pacíficos ni tampoco me jurarían lealtad, sin embargo, debía admitir que poco a poco perdía el miedo contra ellos. No lo sé

Dejando de escuchar la discuta de mis mejores amigos, me sumergí en mis agobiantes pensamientos. En la película, ella no paraba de tener miedo a pesar de que él, su gran y prohibido amor, le juraba protección y amor.

¿Miedo a que tenía?

Analice más la película, ella no tenía miedo cuando estaba sola pero cuando él estaba se aterraba completamente, aunque tan solo estén haciendo algo tan común como compartir un autobús. Y aún así, se tensaba aún más cuando sabía que se enamoró de ella.