21. El número.

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–No tengo idea Jeycob

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No tengo idea Jeycob.

Bueno salgamos de esta habitación no me gusta.

—salimos de la habitación y decide entrar a su antigua habitación—.

Abre la puerta...

Hace doce años que tampoco entraba aquí Aisha.

Si, me lo imagino. Te alejaste de todos los lugares que de una u otra forma sentías que te lastimaban. Porque te recordaban a tu madre.

Si, exacto.

—camina hacia la ventana y se queda viéndola—.

Jeycob salgamos de aquí, no me gusta, me siento extraña.

Esta bien Aisha. responde y salimos de la habitación—.

Caminamos por el pasillo, llegamos a su habitación entramos y nos tiramos a la cama. Seguimos conversando y tratando de unir más cabos y pensando en todas las pruebas que tenemos encontra del Sr. Robert. Ya solo falta comprobar lo del número para que Jeycob llame a Thomas, y que agenden cita con el Comisionado Ponse.

A medida de que escucho hablar a Jeycob me doy cuanta de que es un tipo increíble. Lleno de muchas virtudes... y se me hace muy duro saber que alguien tan bueno como él esté tan lastimado, tan roto e incluso envenenado, porque si, lo está. Su única fijación es encontrar a su madre y lo demás le da igual. Y eso esta bien si, pero con esa rudeza lastima a muchas personas como a mi al inicio.

En fin. Es bueno escucharlo, es bueno sentirme por primera vez útil desde que llegue a esa casa. La confianza que le pedí a Jeycob ni siquiera fue tan necesaria estoy segura de que él en algún momento me lo habría hecho saber. Ya estaba a tope, había aguantado tanto desde sus ocho años que ya estaba por colapsar y me alegra ser yo la persona que estuviera ahí tendiéndole una mano.

Empezamos a charlar más a fondo sobre mi, sobre mis sueños. Y lo único que hace es alentarme a que siga a adelante que nunca me de por vencida y recalca la carta que dejo su madre para él y Dominick donde les dice que si tienen un sueño deben de perseguirlo.

¿Pero cómo se supone que yo deba de perseguir el mío? Si el Sr. Robert compró mi libertad.

Se nos pasan las horas en un abrir y cerrar de ojos.

—Tocan la puerta—.
Toc...toc...

Pase —responde Jeycob—.

—Es Susan—.

Mi niño ya está su padre en el comedor con él niño Dominick. Los espera para cenar.

En seguida vamos. —responde Jeycob—.

—Susan sale de la habitación—

Es momento Jeycob. Por favor respira y compórtate. Ya sabes le marcas sin que se de cuenta.

Completamente Tuya.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora