–Hola mi amor —digo un poco agitada, pues me siento algo desconcertada aún por el acontecimiento del estudio—.
–Hola Aisha... extraño a Jey, vine a su habitación voy a ver vídeos en su computadora. Espero no te moleste.
–Molestarme? No, estas loco. Si esta casa es de ustedes yo aquí solo estorbo.
–No Aisha no estorbas, al contrario no se porque razón pero desde que llegaste siento que algo grande y bueno se aproxima.
–De verdad lo crees?. —pregunto—.
–Si. —responde—.
–Tu y Jeycob son muy unidos verdad? —pregunto—.
–Si. Jeycob siempre me defiende de la furia de mi padre. Me esta protegiendo todo el tiempo. Y casi nunca me deja a solas con el gran Sr. Robert.
–¿En serio?.
–Si, siempre ha sido así. No entiendo porque mi padre es tan malo. Sabes desde que lo conozco que prácticamente es hace 14 años que es lo que tengo, lo recuerdo así. Nunca he sentido ese amor tan bonito que supongo que debe de ser el que dan los padres a los hijos. El único amor que conozco es el de Jeycob. Que me ha servido de padre y madre.
–Oye Aisha. Tus padres como son, tienes hermanos?.
—suspiro—.
–Ay, que te puedo decir de mi familia. La quiero tanto, son tan increíbles. Mi padre es un campesino eso si, el mejor. Siempre me llena de muchos besos y sonrisas quizás nos falta dinero a veces, o bueno, casi siempre pero lo que nunca nos falta es amor de su parte. Mi madre ni hablar, es una mujer fuerte, y luchadora. Todos los días se desvive por mis hermanos y desde luego por mi. Mis hermanos son una ternura se llaman Owen y Zac, están pequeños aún pero entienden las cosas. Somos una familia bastante unida y amorosa.–Que dicha la tuya Aisha. Daría lo que fuera por tener una familia así. Mi padre cree que el dinero compra la felicidad. Y todo aquel que diga que tener dinero es tenerlo todo y ser muy feliz. Que venga, lo invito a mi vida. Que pase, se siente y antes de que le sirvan un café querrá irse. Hay cosas más importantes y valiosas que el dinero o lo material. El cariño, la atención, los abrazos, un te quiero o un yo estoy aquí con vos.
Las palabras de Dominick me llegan al corazón. Es duro escuchar a un niño de 14 años que toda su vida ha carecido de amor.
—Me siento en el sofá—.
Abre la puerta Susan.
–Aisha, se me habia olvidado darle lo que me pediste. Aquí lo tienes —dice sacando de su delantal un papelito con un número anotado—.
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Completamente Tuya.
De Todo¿Estarías dispuesta a sacrificarlo todo, a cambio de salvar la vida de las personas que más amas, incluyendo la tuya? Sin importarte el precio o todo lo que debas de soportar a cambio de su bienestar.