40. Tiempo después...

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Ha transcurrido un mes desde lo ocurrido en el césped de mi casa cuando Jeycob claramente me lanzó a los brazos de otro

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Ha transcurrido un mes desde lo ocurrido en el césped de mi casa cuando Jeycob claramente me lanzó a los brazos de otro.

No le he visto la cara desde entonces. A los únicos que veo son a Dominick y Susan.

Me he dedicado a pintar y estudiar. Llevo elaborados siete lienzos que tengo en mi habitación guardados hasta que se de la oportunidad de exponerlos al mundo exterior.

Susan me dio la foto de la Sra. Jane y ya estoy terminando el segundo cuadro. Pese a que estoy alejada de Jeycob no pienso por nada del mundo borrar la idea de lo que me nació obsequiarle.

Susan cada vez que viene me habla de él. Solo sabe decir que somos unos tontos y cobardes por no reconocer lo que sentimos o por no luchar porque nos queremos.

Yo trato de evitar sus comentarios. No tengo tiempo para pensar en alguien que ya ha dejado claras las cosas.

En la Universidad todo ha marchado bien. A cuatro meses de terminar el año. Es Agosto 8. Ya mañana es el cumpleaños de Dominick, y ni modo, me va a tocar ver a Jeycob.

Me he apegado más a Heibrajan. Pero es una cariño nada más de amigos. Yo entendí que lo que siento por Heibrajan o en su momento sentí, no es ni la mitad de lo que llegue y siento por Jeycob.

El amor que Jeycob despertó en mi ni siquiera tiene descripción pero bien... eso ya no importa. Estoy jugando a olvidarlo como si eso fuera posible.

Aishaaaaaa. —grita mi madre—.

Voyyyyyy —grito—.

—Bajo de mi habitación—.

Ya esta el taxi esperándote afuera.

–Gracias madre —respondo—.

Por nada mi amor ve con Dios.
—me da la bendición y salgo de casa—.

—Mientras vamos saliendo del condominio, nos encontramos con el vehículo de Jeycob y desde luego con él—.

Desafortunadamente voy del lado de la ventana que da justo a la de él.

Trato de evitarlo a toda costa, y mientras lo hago siento su mirada puesta en mi. Sin embargo no volteo a verlo.

Llegamos a la Universidad.

Buen viaje Don Luis. A la misma hora de siempre.
—sonrío—.

—Me bajo del auto y entro—.

Buen día preciosa. —dice Heibrajan—.

Buen día Heibrajan. —respondo—.

Hoy te ves más linda que ayer.

—río—.

Qué quieres?

—ríe—.

Completamente Tuya.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora