—Nos encontramos con Susan en el pasillo—.
–¿Todo bien?. —pregunta—.
–Si, todo bien. —respondo— vamos al estudio le mostraré mi pintura a Jeycob.
–De verdad?
–Si. —responde Jeycob—.
–Mi niño viene el Sr. Almorzar hoy?.
–No Susan.
–Ah esta bien. Les servire en el comedor si. Para que coman más cómodos con el niño Dominick y la Lic.
–Si Susan. Esta bien. —responde Jeycob—.
–Bueno, ya no los entretengo más. Sigan su camino. —dice sonriente—.
–Gracias. —respondo y seguimos caminando por el pasillo hasta llegar al estudio—.
Entro al estudio y Jeycob se queda frente a la puerta completamente estático.
—Lo tomo de la mano, y lo hago entrar—.
Levanto mi mano izquierda la coloco en su hombro y le hago una especie de caricia acompañada de un;
–Tranquilo, todo estará bien pronto.–Gracias Aisha, por todo lo que estas haciendo por mi. Juro que te lo compensare.
–Jeycob. No lo estoy haciendo con una segunda intención. Yo no espero nada a cambio solo quiero ayudarte a encontrar la verdad.
–No creí que existían personas capaces de ofrecer sin esperar algo a cambio. Hasta que te conocí. —expresa mientras me queda viendo fijamente—
Se ve que esta muy asustado, a pesar de necesitar saber la verdad. Tiene miedo de su realidad.
Cierro la puerta con seguro, y seguidamente las ventanas. Enciendo la luz. Y nos encontramos juntos encerrados en esas cuatro paredes que nos darán las respuestas a todo.
Jeycob está en total silencio.
–Las cosas que me regalo Susan eran de tu madre Jeycob. Una vez que las toque empezaron a pasar cosas extrañas. Susan me contó que tu madre también pintaba al igual que yo, y que los amaba mucho que es la fecha y no entiende como pudo desaparecer. Tu padre le dio un número que supuestamente era de tu madre porque Susan insistió durante algún tiempo que quería saber de ella así que tu padre no tuvo más remedio que dar ese número. —saco de la gaveta el papelito con el número anotado— es este. Y pienso que, tu padre es quien tiene ese número y solo se lo dio para safarse de ella. Podemos probar marcando, mientras estemos juntos cenando. Pero tienes que comprar otra tarjeta SIM.
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Completamente Tuya.
De Todo¿Estarías dispuesta a sacrificarlo todo, a cambio de salvar la vida de las personas que más amas, incluyendo la tuya? Sin importarte el precio o todo lo que debas de soportar a cambio de su bienestar.