–Deberías de hacérselo saber no crees?.
–No Susan... yo también tengo miedo. Y si las cosas no son como nosotras pensamos? Él nunca ha dado indicios de que siente algo. Yo hasta como su hermana menor me siento a veces. Quizás ese sea el amor que me tenga.
—entra Jeycob a la cocina—.
–Oí la palabra amor. ¿De qué hablan?.
–De —dice Susan—.
—la interrumpo—.
–Del amor que siento por mi Familia.
—Susan voltea a verme—.
–Si de ese amor —añade—.
–Ah bueno. Aisha llame al encargado de bienes raíces y en una hora está aquí.
–Esta bien. Pero yo tengo el dinero en casa.
–No te preocupes aquí le hacemos un cheque.
–Esta bien. Y cuando me vayas a dejar a casa te doy el dinero.
–No.
–Entonces no quiero nada.
–Ash. —gruñe— está bien. Entonces en cuanto lleguemos a tu casa me das el dinero.
–Ves, así está mejor. —sonrío—.
–Vayan caminando al comedor. Ya está la comida.
–Esta bien Susan. —respondemos y caminamos a la sala. No sentamos en comedor—.
—entra Dominick a la sala—.
–Aishaaaaaaaa, quiero otra pintura para mi cuarto.
—sonrío—.
–Te obsequiare una.
–Y vuelve la mula al trigo.
—dice Jeycob entre dientes—.–Qué dijistes? —digo viéndole fijamente—.
–Que no. Obsequiada no la aceptará.
–Pues esta si Jeycob. Esta es especial es un obsequio que quiero darle a él y desde ya te aviso que también te obsequiare una a ti. Y sino me la reciben me voy a sentir muy triste eh.
–La oíste Jeycob. Eso ya es chantaje.
—sonríe Dominick—.–Si hay dejamela. —expresa sonriendo Jeycob—.
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Completamente Tuya.
Acak¿Estarías dispuesta a sacrificarlo todo, a cambio de salvar la vida de las personas que más amas, incluyendo la tuya? Sin importarte el precio o todo lo que debas de soportar a cambio de su bienestar.