4. ¿Quién es ella?.

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Me levanto de su cama y volteo a ver nuevamente la retratera

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Me levanto de su cama y volteo a ver nuevamente la retratera. La tomo entre mis manos y esta vez empiezo verla detalladamente. Me encantaría dibujarla, tiene rasgos físicos preciosos. Yo creo que si podría hacerla igual e incluso mejor, pues lo hecho a mano tiene más esencia que lo fotografíado.

—entra Jeycob a la habitación, se acerca de prisa a mi y me arrebata la retratera—.

Regla número uno Aisha. No toques nada de mi habitación. Y mucho menos esta foto.
—dice alzando la voz—.

Me asusta un poco la forma en la que me habla.

Disculpa no fue mi intención incomodarte pero me llamo bastante la atención es una mujer bella.

—se queda un par de segundos viendo la foto y los ojos se le ponen extremadamente llorosos—.

Pasa algo Jeycob? —pregunto—.

—se pone de espaldas y me responde—.
Nada que te importe niña.

–¿Quién es esa señora?, ¿Quieres hablar de ella?.
—insisto, pues su rudeza se esfumó mientras observo la foto—.

Voltea nuevamente hacia mi, me ve cara a cara. Demonios sus ojos son jodidamente preciosos tienen el azul, pero no cualquier azul... sino el azul cielo. Son lindos pero provocan miedo. Su mirada es penetrante y vacía.

—Quito mi mirada rápidamente de la de él, quien ni siquiera parpadea y eso me asusta más—.

Disculpa ya se que dijiste cero preguntas y esta bien... es solo que. Estoy triste y cuando me siento triste tengo problemas de ansiedad.

–Tu tristeza ni siquiera me importa y mucho menos tu problema de ansiedad —responde arrogante—.

Disculpa. —expreso con una lagrima saliendo de mis ojos y me doy la vuelta a sentarme de nuevo al sofá—.

—me quedo unos segundos con mi cabeza puesta sobre mis piernas enrollada y llorando como niña chiquita, pero eso si, en silencio no quiero fastidiar a Jeycob quien evidentemente tiene un carácter horrible—.

—tocan la puerta—.
Toc...toc...

Abre Jeycob.

—Es Susan—.

Buenas noches joven, la cena esta lista. Dice el Sr que bajen a comer.

—Volteo a ver a Susan mientras me limpio las lágrimas—.

Entra a la habitación y me abraza.
No llores más chiquita. —murmura—.

—dirije su mirada a Jeycob—
Jeycob, es una buena muchacha. Mi niño, no la lastimes no tienes que tener tu corazón envenenado por tu padre, tu no eres como él.

Susan todos dicen que soy como él.

–Las personas hablan, por hablar, pero en realidad no te conocen.

Completamente Tuya.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora