¿Qué le diría ahora? Parecía que mi mente se había quedado en blanco, pero en realidad estaba buscando la respuesta apropiada para el lugar menos conveniente para tener esa conversación. Mientras tanto, Rox esperaba una explicación y Rory tenía cara de querer que la tierra se lo tragara.
—Contéstame, Arvel.
—Nada, Rox —dije—. No tiene importancia.
—Es sobre Candace, ¿verdad?
Rory se puso pálido. ¿Quién diría que él era el rudo del grupo años atrás? Nadie me creería si se lo mencionara después de ver ese rostro.
—No. Y, por favor, ya deja ese tema. No es el momento ni el lugar.
Rox asintió y se alejó de nosotros, se notaba bastante molesta.
Suspiré, ya tenía muchos problemas en mi trabajo y tenía que pasar eso aquel día con Rox. Estaba en serios problemas.
—Lo siento —susurró Rory.
—No es tu culpa.
Rory dio un gran suspiro antes de ponerse de pie, dándome una palmadita en la espalda. No era necesario hablar, ya sabíamos lo que nos esperaba.
*
Al otro día al salir del trabajo me dirigí al centro comercial en lugar de irme a la casa. La noche anterior había sido terrible, ya que Rox y yo tuvimos una gran discusión por la plática que escuchó en la casa de Candace. Acepto que no fui el mejor novio en todos esos años, pero esa noche Rox dijo cosas que me hicieron sentir la peor persona.
Por esa razón no quería regresar tan pronto, necesitaba un momento de tranquilidad entre tanto estrés de la casa y el trabajo.
Hice mi pedido en un lugar de comida rápida, tomé asiento en las mesas que se encontraban fuera del local y me dispuse a esperar un rato. Revisé mi celular para pasar el tiempo, leí el montón de mensajes que mandaba Rox a cada cinco segundos, tenía suficiente de esa situación, así que dejé mi teléfono en la mesa.
Fijé mi vista al frente y noté una melena bastante familiar, segundos después me di cuenta que se trataba de Candace, con Marshall.
. . .
Candace:
El día siguiente —miércoles— Marshall y yo continuamos con la búsqueda de encontrar trabajo, solo que esa vez nos aseguramos de dejar solicitudes por todas partes, ya no importaban nuestros títulos porque nuestra necesidad de tener dinero para comprar comida era prioridad. Había platicado con mi compañero esa misma mañana antes de tomar cualquier decisión con respecto a nuestra estadía en mi amada ciudad.
—Marshall, la otra semana nos podemos regresar a la otra ciudad. Claro, si tú quieres.
—He estado pensando mucho en eso, Candy —Le presté atención—. Y me está gustando mucho esta ciudad, así que por ahora no quiero abandonarla.
—¿Estás seguro?
—Desde luego —sonrió—, allá solo te tenía a ti y una rutina horrorosa. Aquí tengo más amigos, y lugares a donde ir todos los días.
Quería mucho a Marshall, aunque tenía la pequeña esperanza de que él quisiera regresarse. Pero estaba agradecida y feliz, eso haría que tuviera una pelea menos con mis padres en las siguientes semanas.
Cuando terminamos nuestra larga jornada, fuimos al que se estaba volviendo el restaurante favorito de Marshall y que casualmente también era el de Arvel. Esperaba verlo ahí, o saliendo del lugar con su orden casi especial.
Seguía recordando esos pequeños detalles que me encantaban de él y así sería siempre.
—Oye Candace, ¿ese no es Arvel?
Levanté la vista de mi celular y supe que no era la única que alucinaba.
—Sí, es él.
Me puse nerviosa en cuanto la vista de Arvel se dirigió a nosotros.
—Vamos a saludarlo —dijo Marshall.
Mi amigo avanzó por el lugar, ignorando mis llamados sobre largarnos del centro comercial. Por supuesto, me ignoró y tuve que saludar a Arvel con las mejillas sonrojadas porque su mirada me recordaba a esas tardes en que nos besábamos... Basta, Candace.
Entramos al restaurante y lo saludamos como era debido, después Marshall nos dejó a solas para ordenar. Terrible error, pero no tenía por qué preocuparme, aún éramos amigos y podíamos tener una conversación normal.
—¿Cómo van las cosas? —pregunté.
—Muy bien, aunque un poco de estrés en el trabajo. ¿Y tú? Ayer no pudimos platicar mucho.
—Después de hoy, espero que bien. Marshall y yo fuimos a dejar solicitudes de trabajo.
—Espero que las cosas salgan muy bien.
Silencio. Y un silencio incómodo, al menos para mí.
—Candace, necesitamos platicar de algo muy importante.
"Que no sea lo que estoy pensando, que no sea lo que estoy pensando" imploré. ¿Por qué Marshall se tardaba tanto?
—¿Sobre qué?
—Sobre Peter.
Mi respiración se paralizó, ¿él ya lo sabía? ¿Cómo? ¿Jacob se lo había dicho? Agh, muchas veces le pedí que no lo hiciera, no era asunto suyo.
Ya tenía preparada mis excusas y disculpas. Por suerte, Marshall llegó con enorme alegría a interrumpir nuestra conversación.
Uff, ni esperes que te recordare esta platica, Arvel.
—Sigo amando este lugar como el primer día —dijo.
Mi amor platónico lo vio asombrado.
—Yo también amo este restaurante.
Entonces partieron a una conversación profunda de cuanto amaban estar ahí en ese preciso momento. Hasta se olvidaron que yo estaba con ellos.
Llegó nuestra comida y, cuando Arvel estaba distraído, Marshall susurro algo en mi oído.
—Ahora entiendo porque casi siempre venimos aquí. Es por él.
Tuve mucho calor en el rostro al ser descubierta, esperaba que no se lo dijera, la cosa ya era bastante delicada como para agregarle que quería encuentros no tan casuales con él. ¿Para qué regrese?, me preguntaba.
Por suerte, pude evadir muy bien meterme en problemas conversando con ambos y tratando de no hablar de más.
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Siempre fuiste tú ✔
Novela JuvenilCandace Delaney y Arvel Winslow han sido amigos casi toda su vida, ambos pueden deletrear sus aventuras o callar cuando se trate de sus travesuras. Candace está enamorada de Arvel, y Arvel está enamorado de Candace. Solo que ninguno sabe sobre dich...