19: Are you sure that she's the one?

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No pude dormir.

Cerraba los ojos y recordaba la voz de mi crush diciéndome que tendríamos una cita. ¡Una cita! Y era inevitable no ponerme nerviosa. También me imaginaba miles de escenarios de nosotros dos en lugares mágicos. El más común era de ambos muy enamorados, nos veíamos a los ojos mientras tomábamos una malteada de chocolate.

Bah, ayúdenme que me va a dar un coma diabético.

Esperaba que mi hermano no apareciera en la escena porque arruinaría por completo el momento y no estaba de humor para sus estupideces.

Total, me dormí mínimo a las dos de la mañana. Aunque luego me desperté por culpa de Rory y su estado feliz por el alcoholismo. Y luego tendría que lidiar con su cruda, ¡hermoso!

En mi décimo sueño apareció Arvel, estábamos en la escuela y caminábamos con las manos entrelazadas. Después tomábamos asiento en nuestro lugar favorito y nuestros amigos nos molestaban por ello —en especial porque pedíamos estar a solas— luego él me daba un beso en la mejilla y llenaba mi oído con dulces palabras de amor. No recuerdo cuales, pero estoy segura que si decía "tarea" sería como un poema.

Sí, cuiden sus niveles de azúcar.

Cuando me desperté fue aún peor, mis nervios aumentaron considerablemente. Traté de tranquilizarme y recordar que saldría con mi mejor amigo de toda la vida y que no debía preocuparme, pero eso solo lo complicaba.

Espera un momento... ¿A dónde iríamos?

. . .

Arvel:

Batallé para poder dormir. Recordaba a Candace, su nerviosismo en la llamada y me la imaginaba ruborizada, con una pequeña sonrisa en el rostro.

Y así me dormí, pensando en ella, más que de costumbre.

Al día siguiente desperté de buen humor, también algo nervioso por lo que pudiera suceder entre ambos. Ya nos habíamos dicho nuestros sentimientos, ¿qué seguía?

Busqué mi ropa y me alisté lo más rápido que pude. Después, salí de mi recamara para ir a desayunar, bajé las escaleras y me dirigí a la cocina, donde estaba mi mamá.

—Buenos días, mamá.

—Buenos días, cariño.

Tomé asiento a lado de ella, no supe cuánto tiempo transcurrió hasta que escuché su voz. Lo peor es que me di cuenta de que no serví mi desayuno.

—¿Por qué tan feliz, hijo?

Oh claro, no se les puede ocultar nada a las mamás.

—Por fin le dije mis sentimientos a Candace —sonreí.

—Qué maravilla, Arvel —dijo entusiasmada—. ¿Y qué pasó? ¿Te dijo que también está enamorada de ti?

Lancé un suspiro.

—Algo así, pero pasó lo de Gerard y, cuando por fin tuve la oportunidad de hablar con ella, me dijo que había sido un error.

El rostro de mi madre cambió conforme avanzaba en la pequeña historia, no quería saber cuál pondría cuando se enterará del motivo.

—¿Por qué? ¿Qué hiciste Arvel Winslow?

—Pues se enteró de una apuesta que hay entre algunos de nosotros y confundió todo. Ella cree que me le declare por eso.

—¿Cuál fue la apuesta y quienes estaban implicados?

Agh, mi madre no ayudaba a mi sentimiento de ser un idiota.

Siempre fuiste tú ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora