23: I'm in love with my own sins

65 5 0
                                    

Cerré la puerta detrás de mí, lanzando un gran suspiro por seguir recordando el beso con Arvel. No importaba que hubiera pasado unos segundos.

—Vaya, hasta que por fin te veo.

Mi hermano estaba frente mío, con los brazos cruzados. Agh, no me encontraba de humor para sus dramas.

—Me viste en la escuela —dije mientras me quitaba de la puerta.

—Necesitamos hablar.

—¿Sobre qué?

—Quiero que me expliques eso que dijo Arvel en la cafetería —se quedó pensativo—. Esa frase de: "Si es que tu hermana así lo decide" —repitió sus mismas palabras.

—Es exactamente eso, hermanito.

—¿Te preguntó que si querías ser su novia?

Sentí que mi rostro ardía, no quería platicar de eso con Rory. Así que solo asentí con la cabeza.

—¿Y qué le respondiste?

—No tengo porque decirte.

—Oh, por supuesto que sí. Les di permiso para ser novios y, cuando nuestro padre se entere, la primera cabeza que va a rodar será la mía —me miró a los ojos—. Habla, Lynn.

Suspiré, eso iba a ser bastante incómodo.

—Le dije que no —sus ojos se abrieron demasiado—, y luego me retracte diciendo que lo iba a pensar.

—Era lo que querías, ¿qué no? Ser novia de Arvel.

—Sí, pero aún tengo mis dudas —miré que iba a hablar—. Ni yo las entiendo, así que no me preguntes.

—Ay, hermanita —me abrazó—. Te gusta hacer una tormenta en un vaso de agua.

Rodé los ojos, aun así, acepté su abrazo. Por más que lo molestara y peleáramos, lo quería demasiado y no hubiera pedido un hermano mejor.

—A ti también, inútil.

—Hablando en serio —Se separó un poco de mí—, yo digo que deberías responderle con un sí. Lleva años enamorado de ti y, si tú eres feliz a su lado, no tienes por qué pensarlo demasiado.

—Gracias, Rory. Eso voy a hacer.

—¿Qué planeas?

Le di un beso en la mejilla y me separé de él.

—Eso no es asunto tuyo, hermanito.

*

Al terminar de hacer mis tareas pude conectarme al fin con mis amigos, esperando que esa vez no estuviera Benjamín porque no podría guardar la sorpresa. Les mandé un mensaje e invitación para vernos por Skype, especificando que en la videollamada solo estuvieran ellos dos.

Minutos después de pensar en cosas que no sucederían —como mi boda con Arvel y el nombre de nuestros hijos— aparecieron mis amigos en la pantalla. Comencé a sacar conclusiones sobre ellos dos porque aparecieron al mismo tiempo.

—Hey, ¿qué estaban haciendo? —les pregunté.

—Tarea —respondieron al mismo tiempo.

—Y yo acabo de llegar de estar en su casa —dijo Phoebe.

Ok, olvidé mis teorías raras. Bastó con escuchar la voz de mi amiga para borrarlas.

—¿Qué pasó, Candy? —preguntó Gee.

—Quiero pedirles su ayuda para hacer una sorpresa para Arvel.

—Pero no es su cumpleaños —Phoebe rodó los ojos—. Falta mucho.

—No, idiota. Candace quiere hacerle la sorpresa para responder la pregunta de ayer.

—Aaaaa —pareció comprenderlo—, eso tiene sentido.

—Me alegro que te hayas decidido, Candace. Y cuentas conmigo para lo que ocupes.

—Igual yo. ¿Qué tienes planeado?

—Por ahora lo único que pido es que entretengan a Peter y a mi hermano, no quiero que nos vayan a interrumpir en nuestra huida.

—Cuenta con ello —respondió Phoebe emocionada.

—Será difícil —dijo Gee pensativo—, pero no imposible.

—¿Cuál será la señal?

—Les mandare un mensaje que diga "AW" y ustedes me mandaran otro cuando todo esté listo.

—Perfecto.

—¡Qué emoción! —gritó mi amigo—. Espero que salga bien tu plan, Candy.

—Yo también.

Estaba emocionada, pero me encontraba más aterrada y quería que eso nadie lo supiera.

*

A eso de las once de la noche, cuando ya estaba por quedarme dormida, me llegó un mensaje de Peter. Lo ignoré y seguí chateando con Bob del postre que le haría dentro de poco. Sin embargo, nuestra conversación se vio interrumpida por una llamada. Terminé por aceptarla.

—¿Qué pasa, Peter?

—Me enteré lo que pasó con Arvel y Rory en la hora del almuerzo.

—¿Y?

—Tengo miedo de que Arvel rompa tu corazón, está avanzando demasiado con la apuesta.

—¿La apuesta?

—Sí, ¿no sabías? Solo teníamos que darte un beso en un lugar público con uno de nuestros amigos de testigos y decirte que estábamos enamorados de ti una vez que supiéramos que tú sentías lo mismo. No pensé que llegaría tan lejos.

—¿El qué? —pregunté, tratando de contener mis lágrimas.

—Es la verdad, te lo digo para que después no te rompa más el corazón.

No era necesario, ya estaba bastante roto.

Siempre fuiste tú ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora