17: I think we've had enough

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Candace:

Tenía la sensación de que sería un gran día, tanto que no pude dormir de la emoción. Sin embargo, al fin me encontraba a unas pocas calles del restaurante y a una hora del importante festival Governors Ball, no entendía cómo Marshall y Dave estaban tranquilos.

Me dolían un poco los pies de caminar, gracias al creador llevaba mis converse y no los otros zapatos que llamaron mi atención. Ansiaba por llegar al restaurante para sentarme y comer, porque también moría de hambre.

Dave tomó mi mano izquierda y entrelazó nuestros dedos. Estaba de más decir que no sentía esa sensación tan linda cuando esa persona especial está junto a ti, era como tomarle la mano a Gerard o, en el peor de los casos, a Rory.

—Estás muy nerviosa —me dijo.

—Sí, bueno, hace mucho que no salgo a divertirme con mis amigos y encima está el festival...

—No es para tanto, Candy.

Guardé silencio, no sabía qué responder a aquello porque no me había detenido a pensarlo. ¿Estaba exagerando?

—Entiendo a Candace —habló Marshall—. Estarán muchos de mis grupos favoritos.

—Y da la casualidad de que también son los míos —sonreí.

Abrí la puerta del restaurante y entré, detrás de mí iban Dave y Marshall, quienes conversaban de música. Caminé a la mesa donde se encontraban mis amigos, mi hermano todavía no llegaba y eso de verdad me sorprendió. Me quité los lentes de sol, saludé a todos y presenté a Dave como un amigo del trabajo. Luego tomé asiento a lado de Phoebe, justo enfrente de Arvel.

—¿Dónde carajos está Rory? —pregunté.

—No sabemos —contestó Phoebe—. Creímos que vendrían juntos.

—Él no me dijo nada ayer que hablamos.

—Qué raro —hizo una mueca—. Tu hermano no ha vuelto a llegar tarde desde aquella apuesta en el último año de escuela.

—Lo sé. Si no llega en diez minutos le marcaré a su celular o a la casa.

Llegó el mesero y pedimos nuestra comida, yo encargué el platillo favorito de Rory por si aparecía más tarde. Minutos después mi mellizo apareció pidiendo disculpas por su retraso, tomando asiento a lado de Dave.

—A eso le llamo mala suerte —susurró mi amiga—. Sentarse a lado del cuñado es lo peor.

Mi rostro se sonrojó y eso pareció llamar la atención de Arvel. Él no había hablado desde que tomé asiento y me pareció demasiado extraño.

—¿Tú y él son novios? —preguntó.

—No —respondí con rapidez—. Bueno, no por ahora.

—¿Y eso que significa?

Lo miré extrañada, no entendía del todo su pregunta. O, al menos, no comprendía su tono tan molesto.

—Que podemos ser novios en cualquier momento.

—No sabía que estabas enamorada de él.

Ambos nos mirábamos a los ojos, no quería ni parpadear.

—Es irrelevante.

Por suerte Jacob empezó a repartir algunas cosas para que no nos perdiéramos y nuestros boletos para el festival. Agradecí que hiciera eso, sino Arvel y yo hubiéramos comenzado un espectáculo que nadie moría por ver.

*

No quise sentarme junto a Dave ni Arvel. Así que de mi lado izquierdo estaba Marshall y al derecho Phoebe, la última mencionada estaba muy entretenida contándole a mi roomie sobre mi casi pelea con el chico de cejas despampanantes, ignorando olímpicamente mi presencia.

Siempre fuiste tú ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora