06: I should be over all the butterflies

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¿Cómo no lo miré? Ni idea, pero algo es seguro, cuando escucho la voz de Arvel me atonto por completo. Todo empeora cuando veo su rostro.

—Hola, Arvel.

¿Cómo pude olvidar que él siempre se perdía en las fiestas? De haberlo recordado me hubiera quedado en el jardín o hubiera ido a bailar con Marshall.

—No esperaba verte aquí, después de todo la fiesta fue tu idea.

—Bueno, Gee y Ben estaban con sus novias y no quise molestar —me acerqué a él para ver por la ventana—. Pensé que estabas con Rox.

—Ella está con sus amigos, me fui porque me aburrí de lo que hablaban —se encogió de hombros.

Lo miré. Era hermoso, no como lo recordaba, en ese momento era aún más hermoso.

—¿Cuánto tiempo llevan de novios?

Arvel me miró. Tardó unos segundos en responder.

—Dos años.

—Wow, y supongo que tienen planes de boda.

Él suspiro, después dirigió su mirada a la planta baja.

—Rox si piensa en ello, pero yo no. Todavía no estoy listo.

—¿Y se lo has dicho?

—Un par de veces, aunque cambia de tema muy rápido —guardó silencio—. Hablando de parejas, ¿Marshall y tú son novios?

—No, solo compartimos el departamento —bufé—. ¿Por qué todos piensan eso?

—Supongo porque viven juntos.

Le di un pequeño golpe en el brazo, pero me quise reír. Era muy obvio.

—Te extrañe mucho, Candace.

Lo miré. Aw, sus ojos cafés... Basta Candace Lynn Delaney.

—Yo también te extrañé, Arvel. Demasiado.

Nos quedamos un rato mirándonos a los ojos, mi corazón seguía latiendo con fuerza, igual que hace varios años. Él es muy difícil de olvidar, no solo por su físico, sino por ser el tipo de persona que no discrimina, que te apoya y que quiere lo mejor para los demás... Y por sus besos. Ay, quise tanto cortar esa pequeña distancia para volver a sentir esos algodones.

—Candace —susurró.

Detente, Arvel, me estas matando de ternura.

—Aquí estas, amor, te estuve buscando por todas partes.

Gracias a Rox, regresé de golpe a la realidad. Ella se acercó a nosotros y tomó la mano de Arvel. No la había visto durante toda la noche, se miraba hermosa, en especial por su nuevo look; cabello negro y corto.

—¿Por qué te fuiste? —le preguntó.

—Creo que lo mejor es que me vaya —hablé, no tenía nada que hacer ahí—. Nos vemos.

Salí lo más rápido que pude de la habitación de Gee, sin dejar de pensar en lo tonta que fui minutos atrás y en lo necesario de ponerme límites con él, no quería cometer una estupidez.

. . .

Arvel:

La luz de la luna reflejaba cada pequeño detalle de su rostro. Era más hermosa de lo que podía recordar, y por esa misma razón no quería ni parpadear, para memorizarlo mejor.

Fue un gran alivio cuando dijo que solo era amiga de Marshall, aunque también me sentí un idiota por esos celos, pues no tenía derecho.

Estuve a punto de decirle que la seguía amando, sobre lo de Peter y lo mucho que esos últimos años sin ella fueron un infierno. Así como Bob dijo.

—Te noto un poco molesto.

Me lo dijo el día de la fiesta que hizo Phoebe, pero cuando Rox no estaba.

—¿De qué hablas?

—Desde que Jacob dijo lo del novio de Candace. No creas que no me di cuenta.

Suspiré, porque era verdad.

—Aún no lo puedo creer.

—¿Y cuándo le dirás todo? ¿Que aun la amas y lo de Peter?

—Eso es imposible.

—Deberías hacerlo. Se nota a kilómetros que ambos se siguen amando.

Y parecía ser cierto, los ojos de Candace brillaban igual que la última vez que nos besamos... Lo cual incrementaban mis ganas de besarla.

Pero llegó Rox, lo cual agradecí inmensamente.

Candace y yo ya no podíamos estar juntos.

. . .

Candace:

Bajé las escaleras con rapidez, todavía con el corazón acelerado. Recordándome la estupidez que estuve a punto de cometer.

Sin hablar, tomé asiento a lado de Marshall quien se encontraba platicando con Phoebe, Rory, Jacob y Bob. Los cinco notaron mi presencia y se miraron confundidos, lo peor de todo es que unos segundos después Arvel y Rox se encontraban bajando las escaleras. Todos notamos la mirada que ella me lanzó y como él trataba de no mirar hacia donde estábamos. Luego, ambos se dirigieron a la cocina.

—¿Puedes explicar que acaba de pasar? —preguntó Rory.

—No me digas que se estaban besando y Rox apareció —dijo Jacob.

—No es nada de eso —hablé molesta—. Es solo que él y yo estábamos platicando cuando de repente ella llegó.

—¿Y por qué tenía ese rostro? —cuestionó Phoebe—. Ni tú, ni él estarían con alguien que se encontrara en una relación.

—No lo sé, tal vez se molestó con Arvel porque se fue sin avisar.

—¿Y tú que culpa tendrías? —preguntó Marshall—. Es ilógico.

—Supongo porque se da cuenta que Candace está enamorada de Arvel —mencionó Bob, encogiéndose de hombros—. Rox no es ingenua.

—No digas eso, Bobby.

—Es la verdad —opinó Jacob—. ¿Ya se contaron lo de Peter?

—Nunca lo... —me detuve al analizar la oración—. Espera, ¿se contaron? ¿A caso Peter también le dijo algo a Arvel?

—Jacob, no tenías por qué decir eso.

Él se encogió en su lugar mientras los demás lo miraban con total desaprobación. Entonces era cierto.

Jacob no metió la pata, me hizo abrir los ojos. Pero, ¿qué había pasado con Arvel y Peter?

Siempre fuiste tú ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora